Marcela Maldonado Bodart
En esta última semana, se desarrollaron varios acontecimientos, que van desde que el partido de Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA) obtuvo el triunfo en 4 de 6 gobernaturas, en las elecciones del pasado 5 de junio; la ausencia del presidente Andrés Manuel López Obrador en la IX Cumbre de las Américas, pero con la participación del Canciller Marcelo Ebrard, en su representación; hasta el juego de la “papa caliente”, que protagonizó el gobernador de Nuevo León, Samuel Alejandro García, por la falta de gestión para mejorar el abastecimiento de luz y de agua en ese estado.
Aunque esta serie de acontecimientos, nos invitan a reflexionar sobre varias problemáticas, no cabe duda que la representación, la gestión y los resultados, son un tema importante en nuestros días, pues cada vez se incrementan los niveles de desconfianza de parte de la ciudadanía, hacia las capacidades de las instituciones de gobierno. Por otra parte, también se suma la forma en la que los gobernantes, y los representantes públicos, comunican o socializan a la ciudadanía las acciones y resultados de sus gestiones, pues los ciudadanos y ciudadanas de a pie, quieren ver resultados en el día a día, al menos con los servicios públicos básicos para subsistir, y que el Estado debe garantizar a través de una buena administración y gestión de los recursos públicos.
De acuerdo a un último reporte de la OCDE (1), una buena forma para generar y garantizar comunicación entre la ciudadanía y el Estado, de tipo más “horizontal”, puede ser a través de instituciones “intermedias”, como lo son los partidos políticos, pues pueden fungir como interlocutores, ya que brindan un espacio en el que los ciudadanos y ciudadanas pueden expresar inconformidades, pero además, también se puede favorecer la rendición de cuentas públicas, ya que los tomadores de decisiones, representantes públicos y gobernantes, pueden dar a conocer las acciones realizadas y los resultados obtenidos, de tal manera que se genere una dinámica de diálogo bidireccional, es decir, del ciudadano al Estado y viceversa.
Curiosamente, en la región de América Latina, este tipo de comunicación sugerida, e “idealmente” esperada, representa un pequeño problema para su implementación, pues de acuerdo al Latinobarómetro (2), sólo el 13% de la ciudadanía en la región, tiene confianza en los partidos políticos, representando la institución con más bajo nivel de confianza, en contraste con la iglesia, que obtuvo el primer lugar con el 61%.
La falta de confianza en los partidos políticos que, de alguna forma, está relacionada con su nivel de institucionalización, la variación en su fragmentación, y de polarización, impacta en la generación de alianzas, y con ello, en los niveles y calidad de competencia.
De ahí que, en el camino hacia las próximas elecciones presidenciales de 2024, el nuevo mapa de los partidos políticos en México, resultado de las elecciones del pasado 5 de junio, se plantean interesantes retos, pues aunque MORENA contará prácticamente con el dominio, todavía falta ver el desarrollo de su capacidad de interlocución con la ciudadanía, a fin de continuar generando confianza hacia el partido político y a sus representantes.
@MarcelaBodart
Notas:
- OECD, et al. (2021), Perspectivas económicas de América Latina 2021: Avanzando juntos hacia una mejor recuperación, OECD Publishing, Paris, https://doi.org/10.1787/2958a75d-es.
- Latinobarómetro (2021), Informe 2021. Adiós a Macondo. Corporación Latinobarómetro, Santiago, http://www.latinobarometro.org/latOnline.jsp