Tras la visita de AMLO a los EU, se fortalece un presidenciable para dar continuidad al proyecto de soberanía nacional en México

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Gerardo Lozada Morales

La reconfiguración del nuevo orden mundial alimenta la idea política de quienes abogan por el respeto a las soberanías nacionales. México ha sido el puntero a nivel continental para afianzar un empoderamiento emergente en Centro, Caribe y Sudamérica, al tener como carta de presentación para las negociaciones internacionales frente a las potencias mundiales, a los recursos naturales, los energéticos, la mano de obra y sin duda alguna la “soberanización” del uso y explotación del litio, etc. Riquezas que han sido históricas y explotadas por las prácticas imperialistas y neocoloniales como las que orquestó Estados Unidos sobre el continente durante todo el siglo XX.

El presidente Andrés Manuel López Obrador utilizó dicho fortalecimiento regional para abogar por los derechos de las comunidades de migrantes en los Estados Unidos, colaborar frente a la problemática inflacionaria y tratar de mediar la situación tan grave que se ha vivido desde hace años con los flujos migratorios que provienen desde el sur por parte de seres humanos que día a día huyen a la potencia del norte para buscar una esperanza de vida que no tienen en sus países. Estamos observando a un líder político que aboga por la causa humanitaria en plena crisis de parangón, la cual, ha radicalizado la pérdida de valores por la defensa vana de intereses económicos y embriaguez de poder por parte de oligarquías y élites empresariales. Nada más falta mirar las ridiculeces de la prensa opositora a nivel nacional e internacional, que no bajan de hacer críticas vulgares y clasistas sobre la visita del presidente mexicano a los EE.UU.

La soberanía nacional tiene años replanteándose en muchos centros académicos a nivel internacional. Podemos mirar las propuestas de premios nobeles de economía como: Paul Krugman, Amartya Sen, y el economista Francés Thomas Piketty —quien no recibió el nobel por proponer desde 2014 que los países de primer mundo que concentran la riqueza global y que agudizan sus brechas de desigualdad, emprendieran cobros de impuestos a los multimillonarios y a las herencias que acumulan desde el siglo XIX—, siempre abogando por la defensa de la democracia: tanto igualitaria como libertaria y humanista.

Tuvieron que pasar muchos años para que la crisis global se agudizara. Para mirar ahora desde el ombligo del mundo (México), a un líder popular encabezando una causa humanitaria que le hace enfrentarse al empoderamiento de transnacionales, corporativos, financieros, extremismos de derecha nazi-fascistas, etc., pues éstos operan a escalas nacionales e internacionales para favorecerse sin mirar a los demás.

Hoy la guerra en Ucrania, la reconfiguración mundial, el empoderamiento de potencias autocráticas como Rusia y China a niveles regionales, junto a la India, Irán, Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos, Irán, etc., han debilitado a gigantes como los EE.UU y sus aliados europeos. Porque los EE.UU. tienen una severa crisis democrática que se incrementó con el fracaso de instaurar democracias serviles a sus intereses en Afganistán y en Ucrania. Pero es ahí donde surge la oportunidad para que los Estados puedan mirar y operar con principios de soberanía para amenizar los estragos de miseria y desigualdad que generó la globalización y el neoliberalismo que tanto vendieron como panacea modernizadora y desarrollista.

La visita del presidente mexicano da evidencia del triunfo de un proyecto de rescate de soberanía nacional que beneficia también a los EE.UU. por el gran respaldo popular que le acompaña, y avala la hipótesis de que el próximo sucesor presidencial será el encargado de darle continuidad a la cuarta transformación, para hacerle frente a la crisis mundial.

Pd. La semana pasada sonaron vítores de: ¡presidente, presidente! en el Estado de Nuevo León, por la visita del actual Secretario de Gobernación que llegó a mediar los conflictos de la escasez del agua que el Gobernador Samuel García no puede mediar frente a los empresarios a los que sirve.

El autor es catedrático de la UDLAP y miembro colaborador del Observatorio ciudadano de cultura y prácticas de un buen gobierno A.C.