Marcela Maldonado Bodart
@MarcelaBodart
El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), desde el inicio de su gobierno, cada mañana de lunes a viernes y de manera personalizada, da a conocer a través de sus conferencias de prensa, mejor conocidas como las “mañaneras”, sobre los avances en las acciones y asuntos de gobierno que son competencia del ejecutivo federal.
Aunque la estrategia de comunicación política ya había sido, de alguna forma, practicada con algunas variaciones por otros líderes políticos, como por Hugo Chávez por ejemplo, la adaptación de la estrategia en México de manera transversal ha permitido dar vida y transmitir un discurso político, que ha estado sentando las bases y moldeando, por un lado, la cultura política de la sociedad mexicana, pero también impactando en las percepciones y realidades de la ciudadanía del cyberspace, en donde la modernización de la tecnología y de las comunicaciones generan un tipo de participación política, cada vez más democrática, de fácil acceso, y con un enfoque más pluralista, a través de las redes sociales.
La “videopolítica” y la “videodemocracia”, como lo identifica el politólogo Sartori[1], son ejemplos de realidades generadas por la modernización de la acción política a través de los medios de comunicación, mediante el poder que ejerce el video, a través de programas o noticieros televisivos, ejerciendo una influencia de manera significativa en la esfera política de la ciudadanía, y que impacta directamente en las elecciones de funcionarios para ocupar cargos de elección popular.
De esta manera, las “mañaneras”, a diferencia de la “videopolítica”, se han traducido en un diálogo político directo, y en tiempo real, con la sociedad en su conjunto, generando ventajas políticas, principalmente para mantener posicionado al partido político en el poder, pero también para el ciudadano, pues inicia una dinámica en la que se convierte en protagonista y observador directo de diferentes procesos de su propia realidad, económica, política, social, cultural, etc., transformando con ello sus percepciones sobre el partido en el poder, pero también, de su espacio de interacción, a través de una mayor participación política más accesible y transparente.
A pesar de las ventajas que se puedan presentar, a través de la dinámica de “las mañaneras”, el discurso político y la forma en que se socializa la información, pueden tener un impacto negativo, principalmente cuando se requiere destacar o cuestionar los resultados de las acciones de gobierno, afectando las percepciones y preferencias del conjunto de la ciudadanía, y por ende de su voto.
Así, “las mañaneras” están representado una estrategia en donde el titular del ejecutivo genera una dinámica de comunicación política directa con los ciudadanos, a través de diferentes medios y redes de comunicación en vivo, construyendo puentes políticos en tiempo real, que se puedan traducir en votos y más simpatizantes de su partido político, con miras hacia la próxima sucesión presidencial de 2024.
[1] Sartori, G. (2000). Ingeniería constitucional comparada. Fondo de Cultura Económica.