Xóchitl Patricia Campos López
La visión respecto de la probable candidatura del Ministro de Relaciones Exteriores de México a la presidencia de la república, resulta preocupante para varios grupos y camarillas al interior de MORENA. El canciller, sobre todo después de la Cumbre de las Américas, todavía encabeza las preferencias y simpatías fuera del movimiento que encabezó AMLO en 2018 y, dado el visto bueno de la administración de Joe Biden, es correcto afirmar su trayectoria neoliberal y gerencial. Marcelo Ebrard representa un contraste frente a las otras opciones morenistas, pero, también, un referente para atraer a otros electores en el dilema del fin de sexenio.
Ebrard ha salido bien librado de la agenda internacional mexicana y de la relación con Estados Unidos -debe destacarse la posición estratégica que también representa Francia-, el Secretario Marcelo ha apelado al nacionalismo, la defensa de la soberanía y la necesidad de una economía capitalista. Ello lo hace diferente de otras formas que tiene la propuesta sucesoria de MORENA en 2024.
La sucesión presidencial coincide en México y Estados Unidos, por lo complicado de la coyuntura es importante asegurar la unidad nacional y concordia frente al vecino país del norte. Coinciden el agotamiento del lopezobradorismo y una elevada competencia en EU por parte de republicanos y demócratas. El trabuco republicano promueve la invasión de nuestro país y lleva el antimexicanismo al máximo para el empoderamiento de los gusanos anticastristas. Esta coyuntura ancla, todavía más, a Marcelo Ebrard en la prospectiva política de final de sexenio y los retos que significa la sucesión en la Unión Americana.
Ebrard puede ser la persona que convoque a diferentes tendencias partidistas e ideológicas para enfrentar un complicado escenario global que se incrementa a cada momento. El sector empresarial, la clase media liberal y capitales extranjeros significativos, tienen confianza en Ebrard; es decir, frente a una coyuntura difícil como será 2024 conforme las variables geopolíticas, electorales y económicas, el Canciller Ebrard puede ser el punto de convergencia que garantice la unidad en MORENA y el país.
Los eventos adelantados que generan polémica para desarrollar la energía política que requiere la Cuarta Transformación, ocasionan el desgaste de las figuras políticas nacionales, lo que favorece a Ebrard cuya arena es internacional.
México no se encuentra aislado y la ausencia presidencial durante estos años en la gestión global, emplaza a grupos económicos internacionales que reconocer la importancia geográfica, social, económica y política de nuestro país.
Las fuerzas vivas del lopezobradorismo viven un agotamiento natural hacia el 2024, el apoyo internacional económico, liberal, progresista y social; será necesario para desarrollar una opción que pueda sobrevivir a un probable triunfo del trumpismo en Norteamérica.
Ebrard vive y sigue, los tiempos del señor -presidente-, a veces no son los tiempos del mundo.