Dubái 2020: premio para México, descrédito para ProMéxico

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En efecto, fue acertado eliminar ProMéxico –la más cara dependencia de los gobiernos federales pasados– y, al menos, fue acertado eliminarlo en el rubro promotor de los pabellones de México en las Expos Universales. La acertada decisión de extinguirlo en el presente sexenio la ha confirmado la Expo 2020 al otorgarle al pabellón mexicano, el primer lugar en contenidos y sin ayuda de ProMéxico, afortunadamente. Han regresado los premios a nuestros pabellones, que en el periodo en que fue conferido encausar el apoyo y promoción de tales pabellones a ProMéxico, perdieron todo lucimiento y atractivo.  ProMéxico, a contrapelo de lo sucedido a El Cid, en Dubái 2020 sigue perdiendo batallas después de muerto.
La causa de esas pérdidas de podios en el pasado reciente, obedecieron a que a alguien se le ocurrió la brillantísima y muy torpe idea de que esos pabellones deberían de ser centros de negocios. ¡Qué tontería más grande!! No, eso es ignorar de cabo a rabo la esencia y objetivo de una Exposición Internacional o de una Universal, según sea el caso. Y así nos fue de mal con ProMéxico en distintas expos que coincidieron con su mal lograda gestión de nuestras representaciones en ellas. Y si la gente acudía a cada pabellón mexicano, se debía a que México jala, sin ayuda de propomotores como ProMéxico.
La presencia de México en tan importante certamen data de 1851, cuando en la primera Expo celebrada en Londres, acudió precariamente, después de la guerra con los Estados Unidos. Así lo detalla Manuel Payno en sus Memorias e impresiones de un viaje a Inglaterra y Escocia. Después, hubo participaciones de toda laya, cuidando los sucesivos gobiernos mexicanos la calidad de los pabellones. Quién más, quién menos. París 1867 con Maximiliano o París 1889 y 1900 con Porfirio Díaz. Obregón con Río en 1923, Díaz Ordaz con la  Expo de 1967 en Montreal y Osaka’70. Después de un largo silencio en los años 80 por las crisis causadas por el PRI, se acudió a la Exposisión Universal de Sevilla’92. A mí no me agradó el pabellón salinista. Mucha foto y mucha maqueta, cuando en realidad las Expos invitan a ver in situ cosas traídas de lejos. Para ir a ver fotos, hay libros y hoy la internet.
Como sea, bien ubicado el pabellón de Sevilla fue de los más visitados. El premio ganado en Lisboa’98 o ser el quinto pabellón más visitado en la Expo Universal de Hannover 2000, abonaron a los éxitos, así como haber obtenido dos premios, oro y plata, en Aichi 2005, que se encadenaron a la rancha de cosas bien hechas. El pabellón de Zaragoza 2008 en manos de ProMéxico fue una verdadera pifia. Si ahí España dio el primer lugar a México sería por compromiso, porque el pabellón era una verdadera porquería en toda regla. Indigno de nuestro país. Sala de megáfonos, pantallas, ruido de truenos…tonterías. Un mal pabellón y una pésima presentación a cargo de ProMéxico, que en este rubro de articular pabellones ya se terminó, deus gratia.
Después vino el desastre de 2010. No solo era haber perdido la sede postulada de Querétaro frente a Shanghái, sino que, simplemente, en la Exposición Universal más grande de la historia, no hubo premio. Y en el emblemático 2010. La pifia panista de Shanghái se coronó con un texto publicado en Reforma el día que cerraba la Expo, donde Bruno Ferrari dirigiendo ProMéxico se pavoneaba de un pabellón que no obtuvo premios, pero lo elogiaba como si tal el que más, olvidando que se hizo el ridículo desde la idea original. Fue el famoso aquel de los papalotes llevados a China, porque Calderón decía que eso nos unía con el gigante asiático, ese país que va de carrera nuclear, la espacial y es señor del segundo puesto económico mundial, si no del primero. Sí, hermanos, como gemelos, súper parecidos.  México le llegó a China con papalotes…evidenciando lo poco que sabemos de China y nos regodeamos en nuestro exotismo. El PAN.
El pabellón de Milán 2015 parece que no era tan malo, pero sacó nada pese a los elogios de la prensa local. Y sin más explicaciones. Y en la opacidad priista del peor sexenio priista, el nauseabundamente corrupto de Peña, ni siquiera hay mayor información de la participación de México en la Expo de 2017 celebrada en Astaná, Kazakistán. La foto de la Wikipedia revela la pobreza del espacio desaprovechado, donde extrañamente México estuvo junto con otros países hispanoamericanos, cosa no frecuente, porque México suele construir su propio pabellón si es que llega a acudir a una Expo Internacional. Y ni por esas fue transparente esa gestión. Lo normal: era el PRI.
Y era interesante tal pobreza, porque México siempre escaso de dinero, no suele acudir a las Expos Internacionales con la frecuencia con la que cual asiste a la Universales. Pues perdimos la oportunidad de que el gobierno Peña transparentara los millones invertidos y ProMéxico tenía que decirnos qué presentamos en 2017. No, no es cosa de buscarle o de preguntar al INAI. La información debería de estar compendiada y a la vista. ¿Por? porque hay dinero público de por medio. Solo por eso y que nadie se sorprenda. Lo cual implica que por naturaleza debió de ser claro para todos a la primera. Y no lo fue.
Y vino la Expo 2020. El gobierno Peña subió un video de un hipotético pabellón que no se realizó. Quedó claro que al sexenio siguiente sería al que tocaría impulsar un prototipo; y eso solo si es que no lo cancelaba. Y tocó sacar la idea. No parecía tan atractivo eso de cubrir el pabellón con un manto de tejido elaborado a mano, por muy meritorio que fuera. Y sucedió y para bien. Pese a esa presentación que por lo visto fue acertada, el contenido del pabellón con inversión no vista tal vez desde 1992 –incluyendo lo mejor de los artistas mexicanos– incluyó un discurso apegado al guión propuesto por los organizadores y ha conducido al éxito: México ha obtenido el primer lugar en tal categoría.
Es preciso decirle al lector y es un dato significativo, que las Expos son caras. Dubái se aventó la puntada sin precedentes en 170 años, de cerrar un año el recinto, ya cuando estaba todo listo para abrir, retrasando la inauguración hasta que la pandemia pasara. ¿Qué país puede sostener semejante gasto? la medida resultó extraordinaria y sorprendente, abonando a la magia de las Expos. Eso explica porqué la Expo 2020 abrió en 2021 y cerró el pasado marzo de 2022. Si México tuvo que sostener su pabellón un año entero y ello terminó significando casi dos años,  cerrando un año por tales circunstancias, es loable. Si lo pagaron tal gasto los propios emiratíes, es doblemente loable y qué afortunados fuimos de poder asistir como país y encima, salir premiados.
El caso es que México recupera su camino de país galardonado en tan importantes justas culturales. Y esta vez sin “ayuda” de ProMéxico, al que se encargó sacar adelante los pabellones de los últimos 15 años con resultados desastrosos para México.

ProMéxico era la dependencia más cara de la administración pública. Y así se comportó bajo los recientes sexenios.  La más cara y dé resultados muy cuestionables. México puede estar satisfecho con lo alcanzado en ese sexenio en la materia Expos. Sin el caro ProMéxico, nuestro país obtuvo el mejor galardón que jamás obtuvo con el caro ProMéxico, lo que fue inmerecidamente. La excepción fue Zaragoza y fue eso exención injustificada y ya después, nos fuimos en cero.

Lo dicho, premio para México y por ende, para su gobierno; y rotundo descrédito refrendado para ProMéxico. ¿Qué en otros rubros era estupendo? Tal vez. En el de Expos Universales, no.