El año pasado, de acuerdo con el Instituto Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo (SIPRI, por sus siglas en inglés) el mundo destinó 2.11 billones de dólares a gasto militar. Y fueron Estados Unidos, China, India, Reino Unido y Rusia los que más destinaron a su propia defensa acaparando el 62% de lo gastado a nivel global. En dicho año, Estados Unidos gastó 800 mil millones de dólares en defensa y armamento.
¿Más gasto militar traerá más paz? Me atrevo a afirmar que generará el efecto contrario. No solo ahondará la polarización sino que creará mayores rispideces.
Hace unos días hablé con Javier Jiménez Olmos, destacado experto internacional, en un momento coyuntural que podría terminar recambiando el orden mundial.
En la opinión de Javier Jiménez Olmos es necesario hacer “mucha pedagogía” con el tema del rearme inminente porque con más armas y más alianzas militares precisamente no se asegura la paz.
“No quiero ser radical, ni en contra, ni a favor. Yo he sido coronel del Ejército del Aire aquí en España y he tenido seis años de destinos OTAN así es que conozco un poco el funcionamiento de esta organización”, aseveró el también doctor en paz y en seguridad internacional.
Jiménez Olmos me externó sus dudas al respecto de las decisiones recientes de la Alianza porque la misma Historia demuestra todo lo contrario cuando se recurre al armamentismo como garantía de la paz.
Transitamos un momento delicadísimo en la aldea global y una mala decisión podría desencadenar una gran guerra del tamaño de la Primera o la Segunda Guerra Mundial con consecuencias catastróficas.
Para Jiménez Olmos parece extraviarse en los líderes el sentido histórico. En sus palabras, él siente mucha preocupación por el “ímpetu agresivo y guerrero actual” que a veces la recuerda al período previo a la Primera Guerra Mundial con las sociedades occidentales alentándose a ir a la guerra por una u otra parte; hasta que los soldados fueron a las trincheras y se dieron cuenta de lo que era la guerra.
A COLACIÓN
Hace unos días atrás cuando asistí a la Cumbre de la OTAN en Madrid –29 y 30 de junio– el ambiente era de júbilo triunfalista con los líderes miembros de la OTAN dándose palmaditas, unos a otros, prácticamente festejando que en su imaginario ellos están venciendo a Vladimir Putin.
La realidad no es así. Putin es un autócrata que solo tiene que sentarse a esperar a que caigan, uno a uno, los líderes de Occidente que lo han sancionado y vetado como forma de castigo y de presión para que retire sus tropas de Ucrania.
Han pasado ya cuatro meses de la invasión y el dictador del Kremlin no cede ni un ápice, sigue enrocado en sus pretensiones bélicas en Ucrania, aguantando estoico los efectos de las sanciones… inamovible mientras los países que lo han sancionado ya empiezan a resentir también los daños colaterales tanto de la guerra como de las sanciones. Y cada día asoma más el espectro de la recesión e insisto Putin permanece impertérrito mientras en Reino Unido, ya ha caído Boris Johnson del poder.
Las sociedades, refiere Jiménez Olmos, son muy manipulables. Como son tan influenciables cambian de parecer y a veces de forma incomprensible pueden pasar del centro a un polo.
Le pregunté al experto si los países que han sancionado a Rusia terminarán ganando la guerra: “La guerra no sabemos quién la va ganando pero lo que sí sé es quién la va perdiendo: usted y yo y todos, porque tenemos más inflación, estamos pagando mucho más por los alimentos, la gasolina, la calefacción etc. Y por supuesto, las miles de vidas que se han pedido de ucranios y rusos”.
El anuncio de más gasto militar viene a coronar todos los contratos de armamento que están signándose por diversos países dispuestos a mejorar sus capacidades defensivas. El miedo es la principal atalaya.
China recientemente botó su nuevo y modernísimo portaaviones el Fujian, tipo 003, y amplía así a tres el número de portaaviones; en España se han gastado 2 mil 043 millones de euros en comprar 20 Eurofighters a Airbus Defence and Space; y en Alemania, el Bundestag modificó la Constitución para añadirle un fondo de 100 mil millones de euros a fin de destinar para Defensa el 2% de su PIB, tras más de dos décadas de vocación pacifista y gastos mínimos en lo militar. La ocupación bélica de Ucrania ha marcado un exante y un expost.