Con la emisión de las convocatorias para la selección de candidaturas a las senadurías y diputaciones federales, Morena se alista para lograr el llamado “Plan C”: Ganar la mayoría calificada en ambas cámaras del Congreso de la Unión junto con sus aliados, los partidos del Trabajo (PT) y Verde Ecologista de México (PVEM).
Y así empieza la hora de la verdad para que la “4-T” consiga la mayoría legislativa que facilitaría al presidente Andrés Manuel López Obrador concretar reformas antes de que concluya su mandato. Y es un decir, por lo cerrado de los tiempos entre la instalación de la nueva Legislatura y el cierre del sexenio, que se adelanta un mes.
Tal vez corresponda a Claudia Sheimbaum Pardo operar la consumación de las reformas ‘pendientes’ del proyecto político de AMLO, en caso de ganar ella la elección presidencial: La reforma al Poder Judicial para la elección por voto popular de ministros, magistrados y jueces; y la reforma electoral.
Por cierto, ésta incluía la elección popular de las personas juzgadoras, pero la reforma al Poder Judicial iría más allá; quizá ya se empezó con la desaparición de sus fideicomisos.
En fin, que a partir de este miércoles Morena y aliados se sumergen en el proceso de selección de sus candidaturas a senadurías y diputaciones federales.
Conforme a la convocatoria, el registro para las senadurías a elegirse por el principio de mayoría relativa, se abrirá en el periodo correspondiente de las 00:00 horas del día 01 de noviembre hasta las 23:59 horas del día 03 del mismo mes; y para las senadurías de representación proporcional, de las 00:00 horas del día 20 de noviembre hasta las 23:59 horas del día 25 del mismo mes.
Para el registro a las diputaciones federales, el plazo se abre y se cierra a esas mismas horas y días para aquellas a contender por cada principio electoral.
Así que las personas aspirantes pasarán los Días de Muertos juntando la documentación respectiva y realizando su inscripción al proceso interno morenista, en el cual, ya saben, la militancia de los partidos aliados podrá participar con la calidad de ‘externos’.
De ese proceso saldrán las candidatas y los candidatos de la “4-T” (Morena-PT-PVEM) que buscarán ganar la mayoría del Congreso de la Unión, encomienda de AMLO y de la virtual candidata presidencial Claudia Sheinmbaum. Incluso, las dirigencias de los tres partidos políticos acaban de reunirse con miras a ese propósito
Acordaron “que cada partido emitirá una convocatoria a los distritos federales y fórmulas al Senado para definir a través de una encuesta quiénes serán sus mejores perfiles rumbo a las candidaturas del proceso 2023-2024 y lograr el denominado Plan C.”
Lo anterior implica que tienen el propósito de postular los perfiles más competitivos de entre los tres partidos aliados.
Y miren que la “4-T” necesitará de perfiles competitivos, porque las candidaturas quizá no tengan la misma suerte de aquellas que compitieron en el 2018, que ganaron en automático gracias al efecto AMLO. Entonces, alrededor de 30 millones de mexicanos y mexicanas ni siquiera sabían quiénes eran las y los candidatos, simplemente votaron de manera pareja hartos del PRI y porque el tabasqueño representaba la esperanza del cambio.
Ahora las circunstancias son distintas: Morena y aliados tienen el desgaste natural de los partidos en el poder (presidencial y locales); AMLO no estará en la boleta presidencial; Claudia Sheimbaum no trae la fuerza que traía López Obrador como candidato, y el país tampoco desborda desarrollo y bienestar.
Sin embargo, la “4-T” tiene a favor: Que gobiernan el país y la mayoría de las entidades federativas, que tienen la estructura oficial, que Morena a forjado voto cautivo a base de los programas sociales, que AMLO sigue registrado alta aprobación y que la oposición aun no da señales de organización contundente rumbo a las elecciones 2024.
Como sea, los partidos políticos de la “4-T” se ven decididos a ganar la mayoría legislativa, lo cual dependerá en parte de sus candidaturas.
¿LE PEGARÁ EL DESASTRE DE ACAPULCO?
El presidente AMLO, su partido (Morena) y aliados han salido casi ilesos de desastres, acciones de gobierno y crisis mal manejadas. Por ejemplo, la aprobación del mandatario no bajó tras los miles de muertos por la pandemia Covid-19, tampoco cuando se dejó en libertad a Ovidio Guzmán.
Y ahora frente al desastre ocurrido en Acapulco, Guerrero, por la entrada del huracán Otis sin alertar a la población como hubiese correspondido ante un fenómeno categoría 5, es incierto el comportamiento del electorado.
Tal vez mermen los bonos de Morena en Guerrero. O tal vez no, considerando que cuando ocurren desastres naturales los gobierno aprovechan para llegar al corazón de la gente vía los apoyos y acciones institucionales. Lo hacía el PRI, lo hizo el PAN, y Morena no es la excepción.