Hay tres verdades incuestionables. A) de por sí, las frankeinstenianas alianzas PRI-PAN son de vergüenza. B) existen bajo la timorata creencia panista de que el PAN no le ganaría a Morena por sí solo y C) de todas formas, pierde el PAN con esas alianzas, su prestigio y la pizca de decencia que pudiera aún tener por juntarse con el PRI. El PAN no entiende que no entiende.
De ellas tres se deriva que al PAN siempre lo traicione el PRI. Le sucede una y otra vez. Y los panistas se quedan chamaqueados, pero felices, como que aguantan todo, toleran todo y tragan todo lo que les imponga Marko Cortés. Su odio a Morena es mayor que su dignidad, así que el PAN tiene lo que merece. Pero ¡cuidado! Pues así como lo traicionaron en Coahuila, podría el PRI traicionarlo el 2 de junio, una vez que lo use para no ser enviado al basurero de la historia arropado en el PAN, por corrupto y por pésimo gobernando, y los mexicanos de paso, también ser traicionados, pues creyendo que votan a Xóchitl Gálvez la panista, en realidad están votando el regreso del PRI oculto en su huipil y descubrirían que el PRI también traicione al PAN el 2 de junio ya envuelto en mayoría segura según sus hoy extraviados cálculos o, simplemente, asegurando registro y algo de dinero público, para que mande al diablo al PAN hasta la siguiente vez que lo necesite. Total, siempre habrá un Marko Cortés o similar disponible que, paniaguado y débil, se ponga de tapete y se entregue de nuevo a los designios priistas y con ello, entregue el partido, aunque hacerlo signifique otra vez y como siempre, llevarse a México entre las patas robusteciendo al PRI a su costa. Eso ha hecho Marko Cortés y ya les marcó el camino tanto a priistas como a panistas. Y unos y otros saben que este párrafo es simple y llanamente, la verdad. Que México tome nota de las traiciones priistas.
Lo decimos por que…amén de que hay dilatada historia, entonces, vino Coahuila, un estado saqueado hasta al saciedad por el PRI –¿alguno dejaron sin saquear?– y que los operadores priistas retuvieron el año pasado, el mismo día en que el Estado de México los mandaba al cuerno y a la basura la ridícula frase de su candidata Alejandra del Moral: ¡El Estado de México no se toca! Claro que sí se toca y el PRI solo pudo retener Coahuila con ayuda, complicidad y complacencia reprobable del PAN. Tenían los panistas todo para arrebatársela al PRI y prefirieron aliarse al PRI, como avalaron su triunfo en Edomex en 2017, cegados por su odio inexplicable a Morena. Quien con niños se acuesta, amanece mojado y este martes oímos los chillidos de Marko Cortés gimoteando que lo chamaquearon otra vez los priistas. Otra vez. Ya van varias veces, no es novedad porque no es líder. A un verdadero líder no lo chamaquean, pero él pone al PAN en el trance de aferrarse a cualquier clavo ardiendo y así les va de mal.
Eso pasa cuando un partido se extravió y está secuestrado por su obtuso dirigente nacional. Justo como le sucede al PAN. No merece la pena quejarse como lo hace Cortés ni los panistas por semejantes resultados, pues los panistas siguen avalando su cuestionable y reprobable proceder y tragan todo cuánto les ha impuesto el ocurrente dirigente.
Jeremiquea Cortés que el nuevo gobernador de Coahuila, Manuel Jiménez, no respetó lo pactado y que nunca dijeron que el porcentaje de panistas en su gobierno sería proporcional a los votos. Eso sería lo lógico, cuerdo y procedente. Quién sabe que otra cosa quería o pretendía Cortés. Qué raro que no lo hubieran negociado así. Para oponerse, mejor hubieran ido en solitario, pero son necios. Ellos se la guisan, ellos se la tragan. Por lo que se desprende de la pataleta infantil de Cortés, el PAN nada pinta en el gobierno de “coalición” coahuilense. Merecido se lo tiene por confiar en el PRI dejándole liderar allí bajo la premisa de ser fuerte allí. Eso mismo hubiera pasado en Edomex. También adviértase y esa es la gran lección que nos dejan esas abominables contranatura alianzas PRI-PAN: el PRI puede incumplir su palabra y chamaquearse a los ciudadanos que se tragaron su cuento de que habría gobierno de coalición en Coahuila – implicaba que las ideas panistas frenarían su voracidad y eran el acicate para darles el voto otra vez– y ¡tómala! el PRI se roba la gubernatura y los panistas descubren junto con los ciudadanos, que les vieron la cara. Merecido se lo tienen. Vayan y sigan aplaudiendo aliarse con.
Y ¡cuidado! Que eso mismo le puede pasar a todos los mexicanos el 2 de junio si votan por Gálvez. Sí, creerse que votan a Gálvez sin mirar el enorme peligro que significaría que con ella regresara el PRI por la puerta trasera, ese al que echaron en 2018, ahora ayudado por Gálvez. ¿Coalición ofrecen? ¡pamplinas! Son capaces de agandallarse todo. Edomex en 2021 y desde entonces los municipios conurbados a CDMX, al regresar así el PRI están pésimamente gobernados, gestionando con los pies el gobierno de esas entidades municipales. A los mexicanos Gálvez y su coalición nos podrían chamaquear creyendo que elegimos un mejor gobierno y al final solo sea la fachada de un pésimo gobierno priista, como los que hubo en 2012-18 y hasta el año 2000 y que tan caros nos han salido. Y todo por aliarse con. Y ni aprenden ni quieren aprender. Los ciudadanos sí podemos evitarlo.
Post scriptum 1: ¿Jorge Álvarez Máynez? Pese a que emecistas se apresuraron a poner su foto de perfil, la pregunta doble es obligada. 1) y ese ¿quién es y qué le debe la Patria como para candidatearlo? Más que un Cuadri o una Margarita Zavala, solo pinta para ser una apagada anécdota de votos. Si García no era agente de López Obrador, este lo es menos. Y esta columna lo dijo hace meses: Dante Delgado solo va por conservar su registro y su coto de poder. No le interesa la presidencia y esta vez lo ha dejado clarísimo. Cualquier guiñapo ayuda. Y así, con votos traducidos en recursos públicos y ante sus malos resultados allí donde “gobierna” MC, resulte lo que resulte, no tenga que repartir el botín por no haberse aliado o no tenga que dar cuentas o responsabilizarse. Y encima, pase por un partido demócrata y engañe a analistas que vean una seria competencia. ¡Ja!
Post scriptum 2: Sí, admitir en Morena a operadores priistas como Eruviel Ávila, solo explica la capacidad de allegarse a expertos en imponer las siglas PRI que servirán ahora al Morena. La pregunta es: ¿por qué los dejó ir el PRI? Esa es la pregunta más impurtante. Adelanta la incapacida del priismo actual para procesar sus activos. Que porque no hubo hueso, balbucea Gálvez. De verdad que tiene cada cosa la candidata improvisada…