Una sentencia entre sentimientos abollados y orgullos heridos

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*.- La Sala Superior complace a Taddei al resolver las impugnaciones de Morena, el PRI y el PT.

Sintomática la sesión de este miércoles de la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), en la cual por una mayoría de tres votos contra dos, el Pleno modificó el acuerdo del INE sobre el mecanismo extraordinario para garantizar la oportuna integración y adecuado funcionamiento de los órganos centrales del Instituto.

Revela, primero…más bien confirma…que aún no se superan las diferencias entre las y los magistrados de dicha Sala, quienes, al parecer, han endurecido dos posturas al interior: Una condescendiente con el poder y la otra, más equilibrada.

La primera representada por la magistrada presidenta Mónica Aralí Soto Fregoso y los magistrados Felipe Fuentes Barrera y Felipe de la Mata Pizaña; la segunda, por el magistrado Reyes Rodríguez Mondragón y la magistrada Janine Otálora Malassis.

Al menos así se reflejó en la sesión, salvo que los argumentos esgrimidos y el sentido de la votación haya sido nada más por llevarse la contra unos a otros. Un desquite de Reyes por haber sido prácticamente obligado a renunciar como magistrado presidente; un ‘aquí nada más mandamos tres’, de Mónica y aliados.

Todo en medio de un ambiente jurisdiccional por momentos áspero, por momentos terso.

Quizá en un intento de reflejar la mejor de las relaciones cordiales, Mónica Soto se mostró amabilísima con Reyes Rodríguez cuando éste manifestó necesidad de salir unos minutos de manera urgente.

“No se preocupe magistrado, si quiere mandamos a receso… de 15 minutos”, consintió ella con harta comprensión porque él justamente estaba en el uso de la palabra.

Al regresar de la sesión, Reyes Rodríguez continúo exponiendo sus consideraciones, cuando minutos después se percató que el cronómetro había corrido durante el receso entonces pidió a “comunicación social” corregirlo para contabilizar su tiempo.

“No se preocupe magistrado, ya acordamos que podemos rebasar el tiempo”, dijo Mónica. “Sí me preocupa…”, respondió Reyes insistiendo en que se pusiera el cronómetro con el tiempo que llevaba en su intervención.

Detallitos así evidenciaron la persistencia de diferencias, sentimientos abollados y orgullos heridos entre magistrados y magistradas.

De no ser porque la postura de Reyes Rodríguez y de Janine Otálora como integrantes de la Sala Superior casi siempre ha sido bastante equilibrada (con algunas excepciones), menos cargada hacia el poder, se pensaría que su postura en la sesión de este miércoles era de desquite, de berrinche, de llevar la contra a Mónica y aliados.

Pero sus argumentos convencían.

Y también convencían parte de los argumentos de la magistrada Mónica Soto, ponente del proyecto de sentencia sobre la impugnación al acuerdo relativo al mecanismo extraordinario para garantizar la oportuna integración y adecuado funcionamiento de los órganos centrales del Instituto Nacional Electoral.

Claro, habrá quienes consideren jurisdiccionalmente impecable el proyecto de Soto Fregoso; habrá quienes piensen lo mismo pero de la postura de Janine y de Reyes. Ya ven, ni entre magistradas y magistrados hubo unanimidad.

Sin profundizar, una opinión es que el proyecto de la magistrada Mónica complace a la consejera presidenta del Consejos General de INE, Guadalupe Taddei Zavala, para proponer sin condiciones ni plazos a titulares, o en su caso encargadurías, en la Secretaría Ejecutiva, direcciones ejecutivas y unidades técnicas del Instituto. Y de ser encargadurías, las personas designadas podrán ejercer el cargo hasta la conclusión del proceso electoral.

Así, más, menos.

Lo que sí, sin más exigencia que cumplir con los requisitos establecidos en la ley.

La resolución de la mayoría de la Sala Superior (incompleta porque hay dos magistraturas vacantes) modificó el acuerdo del Consejo General del INE eliminando los “excesos” de reglamentación que establecía plazos, requisitos y condiciones para proponer y designar al funcionariado de las aludidas áreas del Instituto.

Grosso modo, la magistrada Janine Otálora consideró que el Consejo General del INE no se extralimitó en su facultad reglamentaria porque constitucionalmente este Consejo es el órgano de máxima decisión del Instituto y la ley le otorga la atribución de aprobar las designaciones de titulares de áreas, entonces la decisión es colegiada no obstante de corresponder a la presidencia del Consejo hacer las propuestas.

Postura a la cual se adhirió el magistrado Reyes Rodríguez, añadiendo otras consideraciones. Uno de los dos observó que si el Consejo General pudo darse un reglamento en el cual se detalla lo relativo a las encargadurías de despacho, entonces también puede darse reglas para designar a las personas titulares.

La magistrada Mónica defendió su proyecto, argumentando que no limita las facultades del Consejo General, sino solamente se apega a la legalidad.

Y de la Mata Pizaña, con cierto gesto como de enfado, dijo: “La ley es la ley”.

El proyecto de sentencia se votó: 3 votos a favor, 2 en contra.

Cosa curiosa, no fue Taddei quien impugnó el acuerdo del Consejo General, sino tres partidos políticos: Morena, el PRI y el PT. Y la resolución a la impugnación, favoreció a la consejera presidente del Instituto.

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