EL PARTIDO NARANJA

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El Partido Naranja tuvo sus mejores tiempos -si así pudiéramos llamarlos-
cuando un niño huichol avecindado en Zacatecas, interpretaba lo que parecía
el himno del partido, que es hoy prácticamente de adolescentes, aunque quien
tome las decisiones sea el ochentón de Dante Delgado, y Samuel “El Borbón”
sea el encargado de darlas a conocer, si bien jurídicamente a ninguno le
corresponde la vocería, pues no tienen tal encargo en el organismo.

El anuncio de que el empresario periodístico de Zacatecas y Aguascalientes
desde hace unos veinte años, Álvarez Maynes, es el precandidato a la
presidencia de la República, dejando fuera al senador mexiquense
caracterizado por una cola de caballo (y que además es zacatecano y no
mexiquense) no ha caído bien, ni a la señora senadora Patricia Mercado -quien
tiene una fuerte consistencia política en el presente siglo- ni a otros que no
fueron llamados a prestar servicio, como el gobernador de Jalisco Enrique
Alfaro que ya ha expresado sus protestas, o como a la también senadora
Amalia García que tampoco fue requerida.

El nombramiento en realidad no es sorpresivo, porque ha sido chalán durante
muchos años, junto con Samuel de Nuevo León, del ex gobernador de
Veracruz, quien fuera ayudante de Gutiérrez Barrios y además expresidiario
por delitos cometidos en su estado natal.
Se habla del acompañamiento político de Dante Delgado con el actual
presidente de México, de lo que no hay dudas, pues existe una hermandad
simulada para hacer política juntos. El Partido Naranja ya tiene Jalisco como
una presea y Nuevo León (que es el regalo para el junior caprichoso que nunca
será presidente de la República) ambas entidades suman 14 millones de
personas. En los tiempos que corren, es altamente probable que pierda la
votación que corresponde al estado de Jalisco.

La otra alternativa que tenía consistencia era la del hijo de Luis Donaldo
Colosio, quien por congruencia declinó a las insistencias de su partido para
prestarse a ser un arlequín político del Movimiento Ciudadano.

La reciente noticia de la designación de Álvarez Maynes, no cambia el
escenario político: seguirá siendo Claudia quien encabece las encuestas,
mientras Xóchitl Gálvez con su “fodonguez” va pian, pianito, sin que pareciera
tener prisa por incrementar las preferencias electorales: los partidos que la
“apoyan” compiten por diputaciones federales, locales, senadurías y
presidencias municipales: para ellos Xóchitl es lo de menos. El circo que
empezó con el Frente Amplio por México dio solamente para lograr una
precandidatura a la presidencia, y para que Gálvez regrese al senado a seguir
efectuando sus actos circenses.
Esta contienda electoral debiera ser históricamente la más importante, sin
embargo, Claudia se desliza en góndola, mientras Xóchitl viaja en trajinera y
ahora se suma el Movimiento Naranja que está sumamente interesado en
recuperar su posición como palero de Morena, a cambio de una limosna de
diputados, senadores y alcaldes. “algo es algo, dijo el diablo”
Mientras tanto, México vive una de sus peores crisis, sólo comparables con las
del siglo pasado, aunque la clase política actual, cachetona y glotona, no tenga
el menor interés por rescatar esta patria nuestra. Los esquemas electorales
no permiten prácticamente las candidaturas independientes, ni facilitan la
alternancia del poder, aunque muchos seguimos esperando el milagro de que
Morena sea derrotada, si bien con Xóchitl Gálvez y sus chistoretes a la cabeza,
no hay camino viable para que eso suceda.