FMI pide que el Bitcoin no sea moneda de curso legal

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Fraude de inversiones, robos masivos, hackers y hasta quiebras de bancos operando criptoactivos, el mundo de las criptomonedas sigue expandiéndose y a veces a costa de las pérdidas de clientes. Esta vez el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Parlamento Europeo han puesto el acento en su regulación.

El FMI sigue dándole vueltas a cómo contribuir a un gran marco regulador internacional para los 190 países que aglutina.  Hace unas semanas, el organismo internacional propuso un plan de acción de nueve puntos al respecto del uso de las criptomonedas: 1) el Bitcoin no debe tener estatus de moneda de curso legal; 2) deben adoptarse criterios internacionales a favor de aumentar las regulaciones en torno a la criptografía; 3) monitorear el impacto de los cripotactivos en el mercado; 4) fortalecer los marcos monetarios; 5) controlar los flujos excesivos de capital; 6) más leyes para criptomonedas y activos; 7) imponer impuestos a las organizaciones que usan criptomonedas; 8) vigilar que estas operaciones no eludan la gestión del flujo de capital; y, 9) el FMI vuelve a recomendar a los países que las criptomonedas no deben sustituir  el uso de las monedas locales.

Se trata de una primera iniciativa por parte del organismo internacional y los bancos centrales esperan que, a lo largo del año, puedan darse otro tipo de pasos prudenciales y regulatorios para crear finalmente un gran marco legal para el universo de los criptoactivos. La intención es frenar una vorágine preocupante en este mercado.

Y es que la montaña de pérdidas, robos, estafas y quebrantos alrededor del uso de las criptomonedas a nivel mundial sigue creciendo: de acuerdo con Atlas VPN, los hackers robaron “más de 3 mil 500 millones de dólares en criptomonedas” en 2022.

El año pasado fue especialmente revuelto para el universo cripto y eso precisamente hizo saltar todas las alarmas: de acuerdo con Cointelegraph, en los últimos doce meses subieron exponencialmente el número de estafas con criptomonedas y solo en el mes de abril de 2022 miles de personas vieron esfumarse sus inversiones en criptoactivos “como resultado de estafadores sofisticados” que saquearon Coinbase.

Tampoco los últimos meses han sido favorables para las inversiones en bitcoins y otras criptomonedas: en julio pasado quebró Celsius, una de las mayores plataformas de inversión en criptoactivos de Estados Unidos, aquejada por la caída en el valor del bitcoin.

Las operaciones con monedas  y activos virtuales llevan más de una década realizándose y ningún año había tenido las particularidades detectadas en 2022:  nada más en Estados Unidos, la Comisión Federal de Comercio (FTC, por sus siglas en inglés)  recibió miles de quejas que contabilizaron pérdidas superiores a los mil millones de dólares por fraudes en criptomonedas.

“Hay un inusual  incremento vertiginoso de los fraudes que han provocado pérdidas anuales considerables en las personas y que se han multiplicado por veinte  en los últimos tres años”,  de acuerdo con FTC.

Los grupos etarios más afectados, no solo en Estados Unidos, sino en promedio mundial, son la llamada Generación Z (jóvenes que rondan los veintitantos años) y los Millennial (jóvenes treintañeros) aunque también hay casos de baby boomers invirtiendo su propia jubilación. Muchas de las operaciones irregulares son reportadas fundamentalmente en la plataforma Bitcoin.

 

A COLACIÓN

En cuanto al proceso en los gobiernos, institutos centrales y el sistema financiero así como en el ámbito legislativo va con rezago en relación con las monedas virtuales pero  la pandemia ha cambiado las tornas.  Varios gobiernos quieren sus propias divisas digitales.

De acuerdo con un análisis de BBVA Research, las monedas digitales con el respaldo de los bancos centrales, como el posible euro digital y el yuan digital, pueden ser una realidad en los próximos años y no muy lejanos.

“A diferencia de las criptomonedas, como bitcoin y ethereum, estas divisas prometen menor volatilidad y mayor seguridad. Además, contarán con el apoyo de sus respectivas instituciones monetarias, encargadas de velar por la estabilidad financiera”, de acuerdo con  el estudio.

Christine Lagarde, presidenta del Banco Central Europeo (BCE), ha dado instrucciones para la puesta en marcha  de un euro digital  bajo el concepto del Central Bank Digital Currency (CDBC en sus siglas en inglés).

Si bien las instituciones emisoras han demorado una década en tomarse en serio la naturaleza de las monedas virtuales, ahora hablan de programas pilotos con sus criptodivisas desde: el Banco Central Europeo, el Banco Popular de China con su E-Yuan; el Riksbank de Suecia, el Banco de Japón, el Banco de Inglaterra; el Banco Nacional de Suiza y el Banco de Canadá. De hecho, el propio Fondo Monetario Internacional (FMI) estaría interesado en explorar con su propia criptomoneda como un moderno esquema de financiamiento a los países que requieran préstamos y auxilio financiero.