Reino Unido y su mala racha

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La herencia que deja el pelirrubio Boris Johnson para algunos tabloides calificado como “el peor de todos” es una cadena de mentiras, escándalos sexuales en varios de los políticos de su gobierno, desazón y una crisis moral que debe ante todo recuperar la confianza de la ciudadanía en medio de una crisis económica que asoma rápidamente. La gente lo está pasando mal.

Mientras sucedía el cambio de gobierno, el país permanecía paralizado por una huelga del transporte ferroviario y otra del servicio postal; este verano, Reino Unido ha vivido una cadena de huelgas a las que se han sumado los trabajadores portuarios, los abogados y los recolectores de basura.

Las noticias no son halagüeñas: la inflación del mes de julio del 10.1% es el peor dato de los últimos 40 años; la economía en el segundo trimestre se contrajo 0.1% y el gasto real de los hogares cayó 0.2% en junio.

Los pronósticos para el cierre de año son desalentadores: el propio Banco de Inglaterra anticipa una inflación anual del 13%, el dinero está quemándose en las manos de los trabajadores socavando su poder adquisitivo. Los hay más agoreros como el Citigroup alertando de una inflación del 18 por ciento.

La prensa británica ha recibido a la nueva inquilina del 10 de Downing Street con reproches y escepticismo, temerosa de que sea una reedición de los errores y desatinos de Johnson, en versión femenina.

El periódico Daily Mirror tituló en portada Ahora arregla la Gran Bretaña que rompiste y subtituló que Liz Truss ha llegado cargada de promesas como lo hicieron los otros tres primeros ministros conservadores.

El Daily Mail también llevó a la primera ministra en portada con algo más de aliento positivo Juntos podremos salir adelante de la tormenta; lo mismo tuiteó en su cuenta @trussliz en uno de sus primeros actos como nueva líder: “Como su primera ministra estoy segura de que juntos podemos capear la tormenta, reconstruir nuestra economía y convertirnos en la Gran Bretaña moderna y brillante que sé que podemos ser”.

En su primer discurso afuera de la residencia oficial, Truss subrayó que enfocará todos sus esfuerzos hacia tres sectores sensibles en los momentos actuales como son la economía, la energía y el Servicio Nacional de Salud (NHS, por sus siglas en inglés) a los que dijo apoyará de forma considerable.

 

A COLACIÓN

Todos los pronósticos económicos apuntan a que la economía británica camina hacia una recesión que podría durar un año –se espera en 2023– ya el avance actual de cada trimestre económico va desnudando la ralentización del PIB.

El Fondo Monetario Internacional (FMI) en su informe de julio pasado ajustó a la baja el PIB mundial estimando un crecimiento del 3.2% en 2022 y del 2.9% en 2023; la inflación mundial esperada sería del 6.6% este año. Para Reino Unido, en específico, su escenario probable pasa por un PIB del 3.2% en 2022 y del 0.5% en 2023.

La situación es muy particular en la economía británica porque experimenta una serie de afectaciones en su cadena de producción y de suministros, en parte alterada por el Brexit el flujo natural de mercancías, bienes y servicios que obtenía bajo el paraguas de la UE es ahora un amasijo de papeles, burocracia y tiempo perdido. Los mismos cargueros advierten del enorme problema para entregar a tiempo los pedidos desde el bloque comunitario.

A esta anomalía se le suma también la alteración en las cadenas de suministros por los efectos de la pandemia y ahora, los daños colaterales provocados por la invasión de Rusia a Ucrania y la cascada de sanciones contra los rusos y bielorrusos. Los daños de una economía de guerra.

Bloomberg Economics avizora que en el cuarto trimestre de este año, el PIB británico caerá 1% y los mercados están nerviosos: el FTSE 100 principal indicador de la Bolsa de Valores de Londres cerró el 31 de agosto pasado un 5.06% por debajo de su nivel máximo alcanzado en el año de 7 mil 672.40 puntos.

La libra esterlina ha sufrido una depreciación del 15% respecto al dólar en lo que va del año mientras el Banco de Inglaterra tiene entre manos seguir incrementando las tasas de interés para contener la inflación. Desde diciembre del año pasado y en varias ocasiones en 2022, las tasas han subido en seis ocasiones del 0.1% al 1.75 por ciento. Truss deberá apagar muchos fuegos al mismo tiempo y  encima  deberá entenderse con el rey Carlos III que aunque no gobierna es el jefe del Estado británico y de la Commonwealth y sin su rúbrica ningún decreto, ni medida adoptada, ni papel oficial siguen su curso legal para entrar en vigor. Es un poder en la sombra que podría  –si lo hace mal y empieza a intervenir abiertamente o hay una serie de escándalos– provocar una crisis  política interna.

@claudialunapale