Arde el país

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México, nuestra nación, está en peligro y no estoy exagerando. Los hechos, la violencia, la muerte y la negligencia así lo demuestran. La corrupción también se da por omisión, ignorancia, intención o complicidad. En estos últimos días, casualmente desde la captura de Caro Quintero, hemos sido testigos de eventos inconcebibles.

Un insultante silencio sobre el desplome de un helicóptero de Marina en donde murieron 14 soldados de élite mientras que en Macuspana una aeronave militar, también de Marina y de similares características, transporta y pasea a la mascota de un equipo de béisbol para que más tarde la Secretaría justifique enviando un comunicado que en su parte central señala “… al personal de esta institución le es grato participar en dichas actividades, que permiten acercar a la Marina con la sociedad de los diferentes lugares del país y exaltar los valores patrios, que distinguen a los marinos navales”.

Primero, los recursos nacionales no son para ese fin; segundo, se ha ocultado si el crimen organizado atacó la nave con las trágicas consecuencias; tercero, ese equipamiento está al servicio de la nación para garantizar la seguridad pública y la soberanía nacional.

En menos de una semana los criminarles, respetados por el presidente, han incendiado comercios (se habla de por lo menos una veintena de OXXO), vehículos de transporte o privados y asesinato a inocentes entre ellos a un niño de cuatro años de edad.

Los ataques se dan casi simultáneos en Baja California, Guanajuato, Chihuahua, Guerrero, Morelos y Michoacán. Las llamas están alcanzando la frontera con Estados Unidos y ante ese riesgo el gobierno de Biden no tardará en reaccionar.

Mario Delgado, presidente de Morena, en redes sociales, se muestra indignado por la violencia e “intimidación” pero no puede controlar las agresiones en sus elecciones internas, y Layda Sansores con una inmensa frivolidad y falta de sensibilidad exhibiéndose grotescamente en bailes públicos.

Todo como si no pasara nada grave en el país. Incluso el vocero presidencial, Jesús Ramírez Cuellar, ocupado en difundir cifras halagadoras de la popularidad de “su” presidente. Lo que en alguna ocasión nos impactó que fue el fusilamiento de mujeres y niños de la familia Le Barón se está convirtiendo en un fenómeno cotidiano.

Ya incluso pierde importancia el tiroteo en Topilejo, CDMX, como así parece ocurrir también con el atentado a García Harfuch en Paseo de la Reforma en la zona de las residencias de embajadas. Son “incidentes” diría Sheinbaum como cuando se refirió al desplome de un tramo de la Línea 12 del Metro.

Este lunes el interés del presidente estará en apoyar a Delfina Gómez y decidir a quién nombre en su lugar dentro de la SEP. Para él los ataques son simples “represalias” y para la alcaldesa de Tijuana, Monserrat Caballero, todo se reduce a que los criminarles “cobren las facturas a quienes no les pagaron lo que les deben, no a las familias”. Y esta petición frente a un mando militar.

Todo indica eje oscilamos entre frivolidades y ocurrencias y del otro extremo a los más atroces actos de bárbaros e inseguridad. Gran parte del presupuesto se dirige a las obras faraónicas del presidente y al béisbol.

Las cifras millonarias, la danza de billetes no se agotan para los caprichos surgidos en Palacio Nacional, lo aprobado es lo de menos, las leyes tampoco importan, es más: estorban.

Salir de casa ya no es temer a carteristas, hoy los carteles de narcotraficantes ordenan “toques de queda” en varias ciudades a razón de acribillar a los ciudadanos que no acaten sus instrucciones, incluyendo a los soldados convertidos hasta en choferes de “mascotas”.

Conductor del programa VaEnSerio mexiquensetv canal 34.2 izzi 135 y mexiquense radio.

@cramospadilla