Marcelo Ebrard Casaubón se va. Quien sabe si solamente del proceso político interno o también de Morena, pero se va. Quien sabe si a Movimiento Ciudadano (MC) o nada más a su casa, pero se va. Se va como independiente o a la banca, pero se va. Porque su razón de estar en Morena se agotó: La candidatura a la Presidencia de la República 2024.
A menos de que decida esperar seis años más previo a alzar la mano a Claudia Sheinbaum Pardo como Coordinadora Nacional para la Defensa de la Transformación y virtual candidata presidencial de la coalición Morena-PVEM-PT.
A menos de que consiga rebasar a Claudia en el ánimo del presidente Andrés Manuel López Obrador, quien en el proceso morenista es el ‘pueblo’ y la encuesta. Cosa que se ve bastante difícil, sobre todo ante la seria acusación del excanciller del uso “masivo” de la Secretaría de Bienestar a favor de Sheinbaum; aunque en política el perdón no es imposible.
Pero AMLO ¿perdonar la indisciplina de Marcelo? Bueno, quizá pueda perdonarlo, pero ¿permitirle la postulación para sucederlo en el timón presidencial? Imagínense, si Ebrard es capaz de rebelarse en estos momentos ¿qué no haría como Presidente de la República? Y el tabasqueño quiere evitar todo poder más fuerte que él…¿o no?
En fin, si Ebard decide irse de Morena para lanzarse como candidato presidencial ya sea por Movimiento Ciudadano o como independiente, ¿cuántos se van con él? Es incierto.
Pero quizá se vayan con él sus colaboradores más cercanos (que lo acompañaron en la Secretaría de Relaciones Exteriores), los ochenta diputados federales que lo respaldan y amenazan con denunciar formalmente el presumible uso de la Secretaría de Bienestar a favor de Claudia, y la estructura distrital marcelista denominada Movimiento Progresista.
¿Y cuántos senadores? ¿Cuántos diputados locales? ¿Cuántos presidentes municipales? ¿Algún gobernador o gobernadora? Y Pío López Obrador.
Además tal vez lo sigan esos sectores de la sociedad civil que no son proclive a Morena, que están desencantados de AMLO, pero que sí votarían por Marcelo. Esos sectores considerados como voto volátil, como voto indeciso; clase media y alta.
El excanciller no desfondaría a Morena, partido con un fuerte voto duro y ‘cautivo’ (con gran simpatía en el Sur-Sureste mexicano), pero sí le haría huecos; no rebasaría la fuerza de Andrés Manuel, pero sí le generaría problemas. No le ganaría a Claudia Sheinbaum, pero sí empañaría la elección.
Si los ochenta diputados federales se van con él, le hará un ahujero a la bancada de Morena en la Cámara Baja, lo cual es peligroso para el acompañamiento de las iniciativas de AMLO planeadas de aquí a la conclusión de su sexenio.
Además si los ochenta diputados federales operan electoralmente en distritos electorales, pueden restar algunos votos a Morena en las elecciones 2024, presidencial y a los cargos al Congreso de la Unión.
Por otra parte cabe preguntar: ¿A quién beneficiaría Marcelo con una postulación por otro otro partido político o por la vía independiente? ¿A Xóchitl Gálvez Ruiz del Frente Amplio por México? ¿O a Claudia Sheinbaum? Depende cómo evolucionen las candidaturas.
Pero puede generarse un escenario como el de Coahuila en la reciente elección a la gubernatura; o, por el contrario, fortalecer a la morenista con el voto duro y cautivo del partido guinda al dividirse las simpatías ciudadanas entre el excanciller y la panista.
Otro por cierto, ¿cómo se vería Marcelo Ebrard como coordinador de campaña de Xóchitl? En política a veces suceden las cosas más descabelladas.
MARCELO, SEIS AÑOS MÁS VÍA MOVIMIENTO PROGRESISTA
Se vaya de Morena o se quede, probablemente Marcelo tenga que esperar seis años más para cristalizar su sueño de competir por la Presidencia de la República. ¿Le convendría más construir la ruta con su propio partido político?
Después del 2024 vienen los tiempos para la constitución de nuevos partidos políticos con registro nacional. Movimiento Progresista pudiera ser uno.
Y si esos fuesen los planes, le vendría bien a Marcerlo recorrer todo el país en el proceso electoral federal del próximo año como candidato presidencial, pero para fortalecer su estructura y posicionarse más en el ánimo ciudadano. Como en su momento lo hizo AMLO.
INTERNA, ¿SIN FINAL FELIZ?
El proceso político de Morena y aliados para seleccionar titular de la Coordinación para la Defensa de la Transformación, que en los hechos se trata de la candidatura presidencial, parece que no tendrá final feliz, al menos no de manera natural.
Porque los representantes de cinco de las seis personas contendientes manifestaron su descontento por el resultado en la selección de las encuestadoras que levantaran la muestra para definir a la ganadora o ganador de dicha Coordinación.