Nació prácticamente bajo las faldas de Armando Quintero, dirigente universitario de siempre. Él la incorporó a su Comité Ejecutivo Universitario de la UNAM, que presidían jóvenes “rodillones” como él, que no eran adolescentes ya. Pararon la institución cuantas veces quisieron. Traían al rector a punto de un infarto, pues no sabía qué hacer con estos líderes de pedigrí.
Rosario y Quintero fueron malos estudiantes pero buenos grillos. En la izquierda “democrática, siempre se dan fracturas: unos resultan “troskos” otros más, “marxistas” y se acaban subdividiendo en sectas. Últimamente las divisiones se han estabilizado, pues los movimientos universitarios prácticamente han desaparecido: los maestros que solían manifestarse son ahora gordos. viejos y están satisfechos con sus luchas y con la vida cómoda que lograron, llena de pensiones y privilegios no solamente para ellos sino para sus hijos, para los que han conseguido plazas, pensiones, compensaciones y hasta viajes al extranjero.
Rosario supo brincar de la grilla universitaria a la entonces naciente Corriente Democrática y de allí al PRD, donde llegó a ser la primera lideresa con agallas, combativa y decididamente de izquierda. Su discurso se hizo más izquierdista que el de Stalin. El partido de machos dominado por “Los Chuchos” y “los Zambranos + Los Navarretes”, le abrió un espacio obligado. Además, el tlatoani del PRD la apoyó para su ingreso a lo más alto de la cúpula.
Cuando llegamos a la jefatura de gobierno del Distrito Federal, Rosario ascendió a la Secretaría General del gobierno, dejando a pocos centímetros del puesto a un panista reconvertido a izquierdista. Se sentó ella en el poder y trabajó con discreción y cuidado, porque el mero jefe era Cuauhtémoc. Yo era entonces Director General de Administración y Desarrollo de Personal. Hubo armonía, pero con dificultades intrínsecas, pues se había heredado de un gobierno priísta y es bien sabido que los funcionarios de izquierda son inútiles para la administración púbica (y lo siguen siendo) pero el cuidado y el trabajo de Cuauhtémoc dio como resultado un buen gobierno que había ganado 3 a 1 contra el PAN y 2 a 1 contra el PRI.
Abandonar Cárdenas el gobierno para arrancar con su campaña presidencial, fue algo que a los defeños no les gustó: su valoración al salir del puesto era de 6 puntos. Decidió que la jefa de gobierno fuera Rosario Robles: joven, buena oradora, de buen ver para los sectores populares -no así para la burguesía, que la sentía vulgar- Hizo un buen gobierno, hizo repuntar las encuestas, acomodó a su grupo político – universitario en distintos encargos y fue gracias a ella prácticamente, que Andrés Manuel López Obrador logró un apretado triunfo. Se sumaron para ello los votos del partido de Marcelo Ebrard y Manuel Camacho Solís. A mi juicio, ese triunfo le provocó el desprecio y el veto a la Robles, que no es un roble.
Mágicamente, Rosario Robles configuró un periódico nacional y compró un partido de fútbol. Se habla de un avión que pudiera servirle en el futuro para una campaña presidencial y, en lugar de que la proveedora hubiera sido la Virgen de Guadalupe, resultó serlo un Señor Ahumada, de extraños hábitos financieros, llegado de la tierra de Juan Domingo Perón. Se abrieron investigaciones, se propalaron rumores y resultó lo de siempre: Rosario es una mujer de lucha y así lo ha demostrado siempre. Con el tiempo traicionó a sus ideales y a sus compañeros de izquierda, configurando un trío mejor que el de Los Tecolines, con “SosaMoney”, Zebadúa y la propia Chayito en el requinto.
Se cambió al gobierno de Peña Nieto, le endosaron actividades donde existía corrupción, como La Estafa Maestra, donde se embarró de desprestigio. Y aunque dice ser pobre, enriqueció a muchos de ese gabinete. Fue detenida y encarcelada por mandato del Todopoderoso y apenas el viernes 19 de agosto resultó liberada de una injusta aprehensión. Rosario no debió haber estado en la cárcel durante su proceso jurídico, lo que no quiere decir que no haya sido ella la promotora de la más abultada corrupción de Peña Nieto, por lo que debe pagar con cárcel lo que resulte de la investigación. No puede hoy mostrarse como la Virgen de la Macarena, porque ella promovió la corrupción, nadó en ella y debe ser investigada y pagar caro su pecado. Ni modo. La señora Robles probó las mieles del poder y hoy tiene que pagar por eso. Ni sus lágrimas ni las de su familia tienen valor. Que repose unos días mientras los jueces investigan, para volver al lugar donde ya estuvo, para pagar la pena que le corresponde. La ley es para la izquierda, la derecha y el centro.