Priistas y panistas con atole en las venas

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Con sus honrosas excepciones, los priistas y panistas tienen atole en las venas. Los primeros permiten que Alejandro Moreno Cárdenas (“Alito”) salve su libertad haciendo uso de su cargo como presidente nacional del PRI en mancuerna con el líder de la bancada en la Cámara de Diputados, Rubén Moreira Valdez.

Independientemente del sentir de cada diputado y diputada priista respecto de la permanencia o no de las Fuerzas Armadas en tareas de seguridad pública, como lo propuso Yolanda de la Torre en iniciativa ex profeso, la cual hizo suya la bancada de Morena.

Y amén de la eficacia en dichas tareas, y del significado de la militarización o no del país.

En un doble discurso, “Alito” juega con la militancia de su partido y con los dirigentes de los partidos políticos con los cuales el PRI traía una alianza electoral y legislativa de facto: Acción Nacional (PAN) y de la Revolución Democrática (PRD).

Y el que traiciona una vez, traiciona siempre. Entonces el dirigente panista Marko Cortés Mendoza y el perredista Jesús Zambrano Grijalva, deberían preguntarse si “Alito” es digno de confianza. Es más, ya deberían dar por terminada la alianza con el PRI.

Sí, precisamente es lo que pretende Morena. Y quizá también la cúpula priista porque un productivo trueque le puede redituar favores político-electorales y hasta económicos. Tal vez la gubernatura del Estado de México o la de Coahuila para evitar sacrificar a la maestra Delfina Gómez, leal discípula de AMLO.

Sin embargo, el Comité Ejecutivo Nacional del PAN, a través de su Comisión Permanente Nacional, este lunes hizo “un firme y respetuoso llamado a las diputadas y diputados, así como a los senadores del Partido Revolucionario Institucional a que antepongan el interés nacional por encima de cualquier interés particular o de grupo y que voten en contra de la reforma constitucional que en complicidad con Morena se ha propuesto.” 

Vaya, están en su derecho de llamar a las bancadas priistas a reflexionar su voto. Empero también suena a estar mendingando continuar en la alianza legislativa y electoral con el PAN y el PRD.

Y miren, los mismos panistas tienen la respuesta. En su comunicado, dijeron: “Acción Nacional reitera su compromiso en mantener una amplia alianza con la sociedad, con todos aquellos liderazgos y con aquellas fuerzas políticas dispuestas a defender a México de la destrucción provocada por este gobierno.” 

Pues quien sabe si sea destrucción; esa es una afirmación muy partidizada. Lo que sí, la alianza del PAN debe ser con la sociedad; más ampliamente, con la ciudadanía mexicana y con toda la población del país. En 2018, y desde antes, Morena hizo una alianza de tal naturaleza y el resultado fue un tsunami.

Acción Nacional también hizo una alianza similar en el 2000, y aunque no arrasó en la geografía electoral del país, sí consiguió destronar al PRI.

En fin, la Comisión Permanente panista también “expresó por unanimidad su total respaldo a la dirigencia nacional () en todas las decisiones que han tomado para evitar cualquier cambio a la Constitución que siga militarizando al país y continúe la fallida estrategia de seguridad.” 

Parece que los panistas andan muy metidos en la ruta electoral, pues es tiro por viaje en contra de Morena. Y si fuera el caso, ya éntrenle de lleno, sin más titubeos y sin esperar la buena voluntad del PRI. Como si la alianza con éste fuese la única esperanza para ganar en el 2023 y el 2024.

El presidente nacional del PAN, Marko Cortés Mendoza, se está viendo lento para enderezar el barco rumbo a las elecciones del próximo año a las gubernaturas del Estado de México y Coahuila, pero sobre todo rumbo a los comicios concurrentes 2024; en éstos, la joya de más valía es la Presidencia de la República.

En 2024 también se juega la mayoría de las cámaras del Congreso de la Unión, ocho gubernaturas y la jefatura de gobierno de la Ciudad de México. Además, diputaciones a locales, concejalías a los ayuntamientos y alcaldías. En resumen, se elegirán diversos cargos locales en 30 entidades federativas, de manera concurrente con las elecciones federales.

Así que no es para sentarse a llorar amargamente un sombrío panorama de la eventual coalición electoral “Va por México” sin el PRI. Es mejor la traición en este momento, así de manera abierta y cínica, que en pleno proceso electoral concurrente.

Y no traición del partido, pues éste lo conforma toda la militancia, sino del dirigente nacional Alejandro Moreno Cárdenas, y del líder de la bancada priista en la Cámara Baja, Rubén Moreira; ambos, está visto, solo salvarán su pellejo sin importarles nada, ni siquiera el PRI.

Son ellos y su élite y ya.

En fin. En vez de sentarse a llorar, o de perdonarles su desliz con AMLO, Marko Cortés debería emprender acciones a la de ya.

O los panistas lavarse el atole en las venas para exigirle a Marko actúe inmediatamente.

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