En la pasada cita electoral de Italia –la tercera economía de la Unión Europea (UE)– los dados se han echado no solo para el país de la bota también desde Bruselas los organismos e instituciones del club europeo están analizando el mapa electoral de sus otros respectivos países miembros un tanto cautos del futuro de la Unión: la ultraderecha y la ultraizquierda no son siempre compatibles con el espíritu de Maastricht.
Que Italia sea el primer país de la UE en ser gobernado por la ultraderecha es analizado desde diversas aristas aunque hay algunas voces que intentan apaciguar los augurios de una vuelta al fascismo del pasado señalando que más bien la ultraderecha actual está edulcorada y que el lobo, aquel lobo, apenas y aúlla.
El elector italiano ha pasado de sentirse representado por la ultraizquierda a depositar ahora su confianza en dos partidos de la ultraderecha, el de Meloni y el de Salvini. Saltarán por todos los aires chispas entre dos egos tan fuertes intentando cada uno imponer su visión del gobierno ultra o fascista que regirá a los italianos. Aunque Meloni viene diciendo que serán centroderecha.
Es verdad que Italia está metida dentro de un corsé impuesto por la UE y si quiere los 200 mil millones de euros que le tocarían del Fondo de Recuperación y Resiliencia de la UE tendrá necesariamente que enviar un presupuesto acorde con las exigencias de Bruselas.
La economía italiana precisa y requiere de dichas ayuda. La gran mayoría son a fondo perdido, no tendrá que devolverlas, pero la UE no va a soltarlas si antes el gobierno de Meloni envía un presupuesto detallando qué hará con cada euro y cuide un equilibrio entre ingreso, gasto y deuda que ya alcanza el 156% del PIB.
Se trata de un importante balón de oxígeno en momentos en que la prima de riesgo amenaza con seguir subiendo y sus bonos a 10 años cotizan al 4.3 por ciento; la situación interna es compleja y Meloni ha prometido una cascada de ayudas, bonos, rebajas y subsidios; para eso necesita el dinero de la UE.
La población de 59.55 millones de personas enfrenta una serie de vicisitudes con una tasa de desempleo del 7.9% en julio pasado afectando más a las mujeres cuya tasa de desempleo es del 9.2% y una inflación del 8.4% en agosto pasado. El PIB subió 1% en el segundo trimestre del año y podría crecer marginalmente un 0.7%, para 2023, según el FMI.
Los jóvenes italianos están desencantados envueltos en una problemática de desempleos precarios e ingresos de hambre mientras la masa de jóvenes que ni estudia, ni trabaja, sigue aumentando.
La brecha entre el norte y el sur del país es un agravante en el entendimiento del país así como en el avance de su economía y sucede a tal grado que ha quedado reflejada en el resultado electoral.
La abstención que, según los datos del Ministerio del Interior de Italia, fue del 36.1%, cifra histórica fue más acuciosa en el sur porque una de cada dos personas no votó y en las regiones de Calabria (49%); Cerdeña (47%); Campania (47%) fue todavía superior.
A COLACIÓN
No es solo Italia en la que gobernará o en Suecia que ha quedado como segunda fuerza, en realidad la ultraderecha ha venido creciendo en influencia en diversas partes de la UE como si fuese un fantasma que nunca se fue.
Habrá otras citas electorales importantes: el 9 de octubre, Austria elegirá presidente. Alexander Van Der Bellen pretende reelegirse con los Verdes y el Partido Popular.
En la República Checa habrá elecciones presidenciales en enero de 2023 y la polarización actual apunta a fortalecer las ideologías extremas. En las últimas semanas, la capital se ha convertido en escenario de marchas multitudinarias de ciudadanos checos pidiendo la salida de su país de la OTAN y de la UE así como dejar de apoyar a Ucrania.
En Hungría gobierna el ultranacionalista, Víktor Orbán, reelegido hace unos meses. Su relación con la UE sigue dinamitándose porque se opone a sancionar a la Rusia de su “amigo” Putin y en Francia, el mandatario Emmanuel Macron, obtuvo una victoria pírrica en abril pasado y tiene un gobierno centrista que pende de un hilo. Le acecha una ultraderechista, Marine Le Pen, que podría en las próximas semanas intentar una moción de censura contra Macron.
En España, las elecciones Generales serán en 2024. El actual presidente el socialista Pedro Sánchez –gobierna en coalición con la ultraizquierda de Unidas Podemos– quiere quedarse otros cuatro años más. El Partido Popular viene creciendo en las encuestas preliminares mientras que la ultraderecha de VOX se ve formando gobierno con el PP para llegar a la Moncloa.
@claudialunapale