Dos errores y un mal cálculo de López Obrador

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En efecto, en las últimas semanas se han verificado dos inopinadas situaciones que el presidente no ha ponderado adecuadamente ni sorteado de la mejor manera; además de producirse otra que, sin estar en sus manos resolverla, debería de moverlo a poner interés en ella y a efectuar una reflexión que lo condujera a afrontarla de forma idónea.

En el primer caso, el golpe dado por Guacamaya no es menor y minimizarlo desde los simpatizantes de López, es un error. Festejarlo por sucederle a López, es igual un doble error, porque el golpe no iba hacia él –a juzgar por otros golpes dados por esa organización criminal a otros gobiernos– y en dado caso, lo que se ha vulnerado es la seguridad del Estado Mexicano y con ella, la de todos. Así que los opositores rijosos de López deberían de ser más prudentes en sus juicios y carcajadas, cosa que, ya se sabe, es pedirles la inteligencia de la cual suelen carecer.

Y es que a juzgar por lo sucedido, hay más chachalacas que guacamayas hablando del tema. Más supuestos y más interpretaciones que hechos dudosos, con información sensible de por medio que tardará en llegar a saberse y se difundirá a cuentagotas y en calculados momentos convenientes para determinados intereses que saquen raja de esos datos. Hay un guardadito en manos de Loret de Mola que ya saldrá cuando lo estime pertinente el bien llamado Lord Montajes –ser el receptor del material si que no resulta casual– y por supuesto, no es inocente ni casual que la supuesta información descargada –6 terabytes– fuera a caer a manos del posiblemente, principal detractor de López.

Y en efecto, por lo ya sabido habla de un descuido brutal desde la SEDENA y de protocolos de comportamiento al generar información, inexistentes o muy sosos. Minimizar la vulneración de endebles sistemas de seguridad de la Defensa Nacional no es adecuado. El golpe a esa seguridad y al Estado Mexicano, son evidentes y graves, por sí y por la información revelada que no se limita a cosas ya sabidas ni mucho menos; ni menos y no se circunscriben ni afectan solo al presidente ni a su buen o mal nombre. Quien solo pretenda verlo así, como afectación o intento de hacia López Obrador, está severa y evidentemente equivocado.

Si esa información obtenida contradice abiertamente los dichos del mandatario en todos los órdenes de su gobierno a lo largo de su sexenio –como sí está descubriéndose y cada día se constata por esa información hackeada– servirá para golpearlo. Y nunca sabremos a ciencia cierta qué información fue hackeada y cual es de la cosecha de cada quien como opositor.

Si coincide que se contradice López con las acusaciones que en cada ocasión lanzaron sus opositores, no será mérito de los opositores, ya que estos desconocían los detalles. Será una simple y desafortunada casualidad, porque sus detractores tuvieran razón en sus ataques (tampoco tenían esa información hoy sabida) y actuaron como el burro que tocó la flauta; y esa suma de contradicciones lo pondrá en entredicho y sí, de cara a 2024. Por eso más valdría que se tome en serio lo que se está revelando, que se antoja para golpeteos certeros cuando haya lugar a ellos. Sus seguidores se están conformando con decir “nada nuevo” minimizando el punto y no es cosa menor. El golpe resultante a López fue certero y es carroña para sus enemigos. Eso sí, hay cada dato también más recargado de obviedad, que le quita encanto y capacidad de hacer más daño al susodicho. Por ejemplo: alguien se apresuró a decir que el presidente recibe asistencia médica militar. ¡Ohhhhhh! Qué descubrimiento. Respuesta: la recibe como todos sus predecesores, nada nuevo y es el jefe de Estado. Se asombran y eso les pasa por solo llamarlo Obrador a secas. Se olvidan de lo importante. Acaso por eso les extraña y no deberían. Los ciega su odio.

El segundo error ha sido dejar irse a Tatiana Clouthier. En esta columna ni nos conduele la falta de abrazo ni la gente come o deja de comer por ello; el acento cabe ponerlo en la idoneidad de su salida, porque un cambio de secretario de estado siempre hay en todo gobierno y eso no implica la caída del gobierno ni da para más en la mayoría de los casos.

Recordemos que, independientemente del apoyo dado por la Clouthier a López y su movimiento, cuestionado tal apoyo o no, su designación en Economía dotaba de profesionalismo al gabinete. Se la presentó como un puente de diálogo con el reacio y desconfiado sector empresarial, como dialogante –no con el sector que muestra las necedades y pobredumbres del Señor X y sus compinches, parvada de impresentables– con lo cual su salida deja la incógnita de lo que venga. La señora Buenrostro ­–que se deja pendientes en el SAT– no sabemos de sus conocimientos en el comercio y el fomento industrial, como aludiera el antiguo nombre de la secretaría que los priistas tan equivocadamente cambiaron su nombre por el actual confuso. Tampoco sabemos de su pericia con los yanquis en estos momentos de discordia comercial. Designar a la que cobra impuestos es tan mala decisión como cuando al impresentable de Aristóteles Núñez lo llevaron a coordinar la campaña de Meade. El cobrón poniendo dizque su mejor cara. Fatal.

El tema que le explota a López en la cara es otro y no podrá controlar el reguero de pólvora. La publicación de “El rey del cash” nos recuerda el pasado reciente del opositor López Obrador tejiendo redes, apoyos que a la postre lo llevaron a la Presidencia. No es solo si se aporta pruebas o no. Siempre se supo de tales redes y procederes. Lo cual no vuelve honrado al PRI, no nos equivoquemos. El libro no es ni menor ni de menor autoría. Eso sí, la autora con mucha torpeza y desparpajo ha defendido su inopinada obra. Una de una calidad paupérrima que se antoja muy mala. La incapacidad para hacerla mejor, la pone en la sospechosa tesitura de las razones para publicarlo. Parece más ser la tonta útil. En todo caso, más vale que el presidente lo tenga en cuenta. El libro lo exhibe en los años de su ejercicio como jefe de gobierno y como opositor sin empleo. Eso cuenta porque el pasado lo alcanza.

Los simpatizantes de López Obrador saben bien o deben de recordar que fue opaco en sus ingresos entre 2006 y 2018. Que fue centro o eje de redes de poder tejidas que no se limitaban a lealtad. Corrió dinero. Siempre se dijo, siempre se supo. No cabe venirse a rasgar las vestiduras. Ahora, que la autora del libro es una impresentable y arma mal a base de conjeturas, sus dichos que no llegan a argumentos, también es verdad.  Esta vez López Obrador no puede jugar a minimizar daños ni a tomar distancia para tomar decisiones. Si no actúa rápido, el best seller puede ser otra piedra de toque para derrotar a Morena en 2024. Una piedra más efectiva que la nueva mafufada del Señor X fundando un nuevo –¡otro!– movimiento anti-López. Así es el efecto del dichoso libro de Elena Chávez.

López Obrador ha navegado 4 años no queriendo que su popularidad baje, no corriendo riesgos reales ni que se aboye su popularidad. Es imposible conseguirlo: el poder es desgaste y solo no se equivoca quien no arriesga. Como de todas maneras los errores llegan, se busquen o no, el desgaste por tratar de eludirlos es dañino en todos los casos. El desgaste es inevitable y a la baja de popularidad, también. Eso no lo podrá evitar. Desafortunadamente no está tomando decisiones acertadas y eso conducirá a un mayor desgastarse, acaso superior al normal porque la inacción es más perjudicial que tomar decisiones incluso, equivocadas, de llegar a serlo.