2024: ni Monreal es el idóneo ni el PRI es la solución

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El relajito sucesorio que ya campea nos mueve a poner algunos puntos sobre las íes. Tanta alharaca, tanta declaratitis, tanto analista extraviado confundiendo sus caros deseos con la lógica de los acontecimientos, tanta desinformación, tanta propaganda barata que mete ruido innecesario en un tema mucho más claro de lo que algunos sabiondos quisieran presentar, abonan poco al tema. Y peor, cuando proceden tales analistas con esa manía tan suya de pretender que la política solo es de y para exquisitos. Van muy equivocados.

Y pues no, la política es más terrenal de lo que algunos quisieran mostrarla fingiendo poses innecesarias, aparentando ser muy entendidos.

Que la jicotera se alebreste, es normal. Son cosas de la sucesión presidencial. Una que hoy se debe más en su resultado final a los electores que a los deseos de sus protagonistas o al capricho del PRI. Ya no digamos que no resulta de los deseos o propaganda de ciertos analistas. Eso es positivo y mucho más democrático que la época del priato. Todos esos que quieren ser mandatarios, están llamados a querer ser presidentes de México, es su derecho desearlo. Que el presidente dice lo que los interesados callan, pues sí y a fastidiarse o a definirse; y mejor haberse definido antes de mencionarse la lista de los 43, en vez de estar lloriqueando por aparecer en ella o haciendo campañas soterradas queriendo y peor diciendo que no quieren ser presidentes. Como le pasa al infumable de Enrique de la Madrid, que lleva varios años jugando a promoverse, pero siempre postergando la decisión de si aceptaría siquiera jugar la nominación, hasta que la presión presidencial otra vez ha fijado la agenda suscesoria, también marcada desde la Mañanera, y orilla a todos a definirse, como a él. Eso es sano y que se dejen de monsergas. Definirse es positivo, para que se dejen de remilgos y falsos pudores. La quieren, búsquenla. Punto.

Total, el cargo despierta ambiciones y que nadie se haga de la boca chiquita. ¡Ahhh! es verdad, que todos quieren ser presidentes solo para servir a México, como balbucea De La Madrid. Sí, seguro. Faltaba más.

¿Qué Colosio no quiere ser? qué bueno, porque el alcalde regiomontano ni brilla por capaz ni México debe nada, absolutamente nada al apellido Colosio, como para pagarle entregándole la presidencia de México y méritos no se le saben y para que dejen de necear quienes insisten en que con él, llegaremos a la gloria. Nada más lejos de ser, como no hubiera sucedido con su padre y lo sabemos quienes conocimos al personaje siendo nuestro contemporáneo. Tampoco México le debe nada al PRI, que ya se ha cobrado bien el favorcito de ordeñar a México.

Pese a ello, el PRI lanza una pasarela en plan “nosotros merecemos”, “nosotros debemos regresar”, pero la ajada  pasarela, las vetustas ideas y modos priistas, los afectan; una baraja trucada, vieja, amañada, sin nada qué ofrecer, con un “jamás marcharemos en alianza”, como insinúan y su pretensión de regresar choca con las palabras de Monreal diciendo que Morena se quedaría 3 sexenios. Ambas partes tienen derecho a pensarlo, pero los electores a mandarlos por un cuerno. Al PRI por maleta. A Monreal muy particularmente, por veleta. Se necesitan partidos con propuesta y capacidad de liderazgo. Monreal dudosamente, lo tiene. El PRI no lo tiene. Tiene a Alito y a De la Madrid. El primero es aborrecible y corrupto. El segundo, sencillamente ¿sabrá? que México quedó hasta el gorro de la familia De la Madrid, un sexenio que ni fue brillante y si muy inoperante. Segundas partes jamás han sido buenas. Y nada indica que debiera ser la excepción. ¿Qué De la Madrid no es culpable de ello? menos aún México, sin duda.

En cuanto a Monreal, vamos con tantita calma para no endiosar lo innecesario ni victimizarle. A Monreal no se le conoce un proyecto de nación. Su parsimonia no es muestra de capacidad; ha dedicado tanto tiempo a crear su imagen de elegible que se ha olvidado de fraguar sus propias ideas. Y su proceder siempre taciturno y de dobleces, todo indica, gusta de ir como el perro que es comió el jabón, de taimado. No convence y su postura y su llamado a reconciliar si ganara la presidencia, suena a claudicación de la llamada 4T con tal de llevar la fiesta en paz con sus opositores. Ese ser amilanado lo pierde. Acomodaticio más que listo, por si alguno se apresura a exaltar su carácter. Suena a dejarse los postulados de la 4T sin miramientos, abrazando más fácilmente los embustes priistas de corrupción plena a solapar y sin ponerles peros o, peor, del panismo anquilosado por Kenias y Markos, de ese PAN postrado como un partido imposibilitado de ofrecer algo en pro de las mayorías. El racismo de Lilly Téllez, los histrionismos de la Rabadán o de la otra diputada, América Rangel, luciendo, destilando un clasismo que apesta, son la mejor muestra de cómo el PAN es descartable y se descalifica solito para 2024. Sigan necios en ese camino, así les seguirá yendo de mal. El PAN reluce extravío.

Con Monreal nunca se sabe ni qué terreno se pisa ni con quién realmente, está. No es de extrañarse la lejanía marcada por López Obrador, que de por sí reclama lealtades y Monreal es reacio a darlas, porque va a lo suyo. Por eso, no extrañaría que de no ser el candidato de Morena, se la busque por otra vía y haría bien, así de una vez que se defina. Y nada garantiza que ganará. Antes bien, implica más su derrota que su triunfo por veleta.

No es que a Ruiz-Massieu le pese el apellido teniéndolo en contra, que sí, que sí lo tiene en contra. Es que no se le conoce mayores dotes, nunca ha sido destacada. Sí, siempre se arregla mucho, va de veintiún botones, pero la percha no la hace más capaz. Descartada pues, por falta de mayores méritos. Que diga estar lista no es suficiente. Hay mejores.

Es que le dan muchas vueltas. El PRI prefiere regresar solo y no repartir el poder. Por mucho que se llame demócrata, no lo es, por mucho que diga aceptar consultas o valorar candidatos ajenos. Lo suyo no es compartir el poder si regresa para proseguir el saqueo acostumbrado. Ya demostraron tal proceder en 2012, así como demostraron lo pésimos que fueron desgobernando, confirmando lo que ya sabíamos quienes les echamos a punta de votos en 2000. Y en esa baraja gastada que acaban de mostrar no se ve renovación.

De manera tal que los personajes que alzan la mano desde la oposición –y Monreal sumado a ella– poco ofrecen o nada en pro de México. Dicen que deben primero construir agenda y luego elegir candidato en bloque. Bueno, eso es parcialmente necesario porque, además, faltaría reconocer sus errores del pasado reciente. No como tibiamente lo hace el priista De la Madrid diciendo que “algunos” priistas fueron corruptos en el sexenio pasado, cuando todo el gobierno Peña salió salpicado hasta las cachas. Va sin dar nombres o señalamientos directos, simulando, pues, resulta en ser como si no asumiera y eso es justo lo que hunde al priismo.

Aparte, ni con coalición hay garantías de ser mejores como opositores. La clave real es saber si realmente ven por las mayorías y no lo hacen. Tendrían que mejorar la oferta de López Obrador y de Morena. No la tienen fácil si prometen como Quadri, echar atrás todo o meter a la cárcel a López Obrador. Actuar así implica que ni han entendido ni superado a 2018 y no acaban de comprender el 2024. No es extraño. En México, la oposición ha tragado demasiado odio, cegándose,  y no entiende que no entiende. De momento, se ve perdedora en 2024 y con muy como ímpetu para evitarlo, pues carece de figuras de arrastre. Lo saben.

En esta columna no se vende humo. Puestos a definirnos, sería estupendo que una mujer fuera ya  presidente. ¿Qué no le gusta la Sheinbaum? hay otras 8 gobernadoras como base de acción femenina. Hay ministras, mujeres de la sociedad civil. 2018 nos recuerda que las candidaturas no se improvisan y Margarita Zavala nunca pudo darse un baño de pueblo. Una elección de mujeres sin opción a varones, sería muy interesante al conducir al elector a definirse. Ningún país se prepara para ser gobernado por una mujer. Lo que hay por delante es construir candidaturas. Negar el acceso de la mujer al poder, es solapar un machismo, nada más. Merecemos que nos ayuden a evitarlo, colocando solo candidatas.