Layda Sansores San Román y Ricardo Monreal Álvila deberían repasar el Estatuto de Morena; una ojeadita. Porque francamente atentan en contra del documento básico del partido con la guerra mediática entre sí, sobre todo la gobernadora de Campeche, porque ella abrió el fuego en contra del senador.
Nada más por ejemplo, el inciso “J” del artículo 3º del Estatuto ordena como fundamento:
“El rechazo a la práctica de la denostación o calumnia pública entre miembros o dirigentes de nuestro partido, práctica que suele ser inducida o auspiciada por nuestros adversarios con el propósito de debilitarnos o desprestigiarnos. Si existe presunción o prueba de faltas graves cometidas por un/a militante o dirigente, quienes pretendan que se investiguen, y en su caso, se sancione, deberán acudir a la Comisión Nacional de Honestidad y Justicia, la que resolverá de acuerdo con los principios y normas de nuestro partido.”
Sin embargo, Layda se ha dado vuelo exhibiendo a Ricardo Monreal con una presumible conversación de WhatsApp entre él y el presidente del PRI nacional, Alejandro Moreno Cárdenas (“Alito”), donde supuestamente hablan de un fallido acuerdo de coalición para la gubernatura de Zacatecas a favor del partido guinda.
Además, de que el senador puso al tanto a “Alito” sobre las investigaciones en contra de éste por conductas delictivas. Y la gobernadora acusó a Ricardo Monreal de meter las manos en las elecciones de alcaldías de la Ciudad de México.
En fin, todo un tendedero de ‘trapitos al sol’, cuando ‘la ropa sucia se lava en casa’. Al menos así lo dan a entender las reglas morenistas, cuando establece el deber de acudir al órgano de justicia intrapartidaria para que se investigue y sancione al militante que cometa faltas graves, cuando exista “presunción o prueba”.
Entonces, Layda Sansores debió proceder en ese sentido, en vez de recurrir al golpeteo mediático en contra de un militante de su mismo partido en su programa “Martes del Jaguar”, el cual se ha convertido en una guillotina política para degollar mediáticamente a todo rival, incluidos los morenistas.
Evidentemente, Ricardo Monreal negó las acusaciones y advirtió con proceder legalmente en contra de Layda. Escribió en redes sociales: “Independientemente del contenido basura, falso, truqueado e intervenciones ilegales en conversaciones privadas, no se puede aplaudir la ilegalidad, como señalé, voy a ejercer mi derecho en la instancia correspondiente.”
Aunque primero respondió con ingenioso y hasta cómico video, asumiéndose como parte del “grupo Jedi” para “vencer el lado oscuro” (sus adversarios internos, según se entiende) y seguir “luchando por la conciliación”.
Además, el senador suplente de Monreal, Alejandro Rojas Díaz Durán, en contra parte al “Martes del Jaguar”, sacó el programa “El miércoles del León”, en el que acusó a Layda, entre otras cosas, de “corrupta” y de haber adquirido 83 propiedades de contado, por lo cual hasta la calificó como “la reyna del Cash”.
Y hasta reconoció que la gobernadora difundió los audios de “Alito” con el propósito de “doblegarlo” para aceptar las iniciativas militares.
En fin, con tantos dimes y diretes entre los morenistas, pues ¡qué “oso” tan demoledor! para el partido guinda, para los protagonistas de esta guerra interna y para Andrés Manuel López Obrador como jefe político de Morena, quien, a pesar de sus llamados a la unidad, no ha podido controlar los caldeados ánimos de sus correligionarios.
Imagínense todo lo que puede pensar la ciudadanía que se entera de las acusaciones entre morenitas. Quizá, de entrada, que deshonran la calidad de “protagonistas del cambio verdadero” y los principios del partido: “No mentir, no robar, y no traicionar”.
Con esos militantes, para que quiere enemigos políticos Morena, si la guerra interna le da armas a la oposición para llamar a no votar por las candidaturas morenistas a cargos de elección popular en comicios próximos, como los concurrentes del 2024 previo los comicios a la gubernatura de Coahuila y del Estado de México.
MORENA EN RIESGO DE RUPTURA
De continuar la guerra interna, no solo entre Ricardo Monreal y Layda Sansores, sino entre las “corcholatas” a la sucesión presidencial, Morena corre el riesgo de la ruptura interna, entonces el partido llegaría debilitado al 2024, ya no sería el gran movimiento de 2018.
Qué bien que Layda apoye a Claudia Sheinbaum para la candidatura del partido guinda a la Presidencia de la República, por amistad, solidaridad de género o por las razones que sean. Como el mismo Estatuto morenista dice, los militantes gozan de libertades. Sin embargo, el golpeteo no es la forma, ni en “Los Martes de Jaguar”, ni en cualquier otro medio.
Como bien dice Ricardo Monreal, “la sucesión anticipada está provocando guerras intestinas y esto puede poner en riesgo que (el) movimiento ratifique su triunfo en 2024.”
Guerras que favorecen a la oposición.
Entonces, va siendo hora que el presidente nacional de Morena, Mario Delgado Carrillo, intervenga para apaciguar los ánimos de las “corcholatas” y grupos que los respaldan.
O mejor aún, va siendo hora que AMLO, como jefe político de este partido, de un manotazo para poner orden interno. Así como inició la sucesión adelantada con el destape de las “corcholatas”, que ahora detenga el destripadero interno, si acaso quiere que Morena salga victorioso en 2023 y 2024.
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