Ahora que las marchas están de moda, el día de hoy (lunes 28 de noviembre de 2022), participé como co-moderador en un Foro de Plumas Azules, organizado y difundido en redes por la plataforma “Detona”, a través de nuestro buen amigo Raúl Monter y su esposa Tere, en el cual tuvimos como invitado especial al expresidente del Instituto Federal Electoral, Dr. Leonardo Valdés Zurita, con la participación de nuestros colegas de Plumas Azules Esther Quintana Salinas y Marcos Pérez Esquer. El Foro se denominó “Contrarreforma electoral, marchas y acarreos”.
Como era de esperarse, hubo sendos comentarios de la naturaleza espontanea de la marcha del 13 de noviembre en defensa del INE, mientras que la del 27 de noviembre, fue una función organizada por orden del presidente, utilizando descaradamente fondos públicos para su realización, y la fuerza del Estado para presionar a burócratas y beneficiarios de programas sociales para acudir.
Lo que me pareció muy interesante del Foro fue la descripción que hizo el Dr. Valdés de dos clases de regímenes, uno se aparta totalmente de los fundamentos democráticos, mientras el otro goza y se debe a la democracia, aunque, se pudiera decir, abusa de la misma. El primero, es el de un gobierno hegemónico/autoritario, que fue el que padecimos durante casi todo el siglo XX (Valdés dice que fue, a partir del año 50, y que antes, fueron gobiernos caudillistas). Estos gobiernos ejercen un control absoluto de los procesos y organismos electorales para tener la mano metida en los resultados electorales, mientras que el segundo tipo de régimen el de partido dominante, que llega al poder a través de procesos democráticos estructurados y con autoridades electorales independientes que no influyen en el resultado del voto ciudadano, pero mantienen a través de sus mayorías un férreo control de las políticas públicas sin consideración alguna a las minorías.
El actual gobierno que tenemos lo podríamos describir como de partido dominante, aunque Morena para tener una mayoría absoluta necesita de sus partidos satélites, el PT y el Partido Verde.
A pesar de que Morena es partido dominante, interpreto que el presidente no se siente seguro que sin él dicho partido persista en su dominancia política, por lo que ha tomado la decisión de cambiar nuestro actual régimen hacia un gobierno hegemónico/autoritario, cooptando al organismo electoral para controlar los resultados de las elecciones.
Lo más grave del asunto, es que, independientemente de que el intento del presidente de lograr esa hegemonía a través de un cambio constitucional se vaya a ver impedida por no tener Morena la mayoría calificada en el Congreso, el gobierno intentará obtenerla a través de métodos extralegales, como la intervención del crimen organizado en las elecciones, la contumacia descarada del gobierno de cumplir con las reglas del juego electoral y el estrangulamiento presupuestal del Instituto Nacional Electoral.
Además, como ya lo ha anunciado el presidente, se reformarán, con la mayoría simple que guardan Morena y aliados, las leyes electorales, de tal forma que, constitucional o inconstitucionalmente, se acoten las facultades y capacidades del INE.
Realmente nos encontramos ante una amenaza grave de destrucción de nuestros avances democráticos, por lo que los ciudadanos, ahora más que nunca, tenemos que unirnos y organizarnos para resistir el embate que viene del gobierno para cambiarnos de régimen hacia uno autoritario/hegemónico.
Es muy probable que la marcha del 13 de noviembre no sea suficiente, sino que sea la primera acción ciudadana de una larga batalla que se requerirá para defender nuestra democracia, y con dicha defensa, nuestras libertades y niveles de bienestar.
Que nos quede muy claro, solo nosotros podemos lograr superar esta gran amenaza que se nos presenta clara y contundente, lo tenemos que hacer con los partidos de oposición, pero con ellos no basta, tenemos que levantar una gran ola ciudadana que contundentemente se manifieste para decir un fuerte No al autoritarismo que viene si no lo paramos.