Por Fernando Cárdenas Cabello
Este certamen mundial de fútbol Qatar 2022 no ha sido venturoso para el representativo nacional, las críticas entre los entendidos van en muchas direcciones, sólo añadiríamos que las expectativas propias se derrumbaron al conocerse la lista final de convocados, sin delantera con profundidad ni remate puro. No obstante este torneo ha significado un hito para el deporte nacional por dar ocasión para la primer participación de una árbitro mexicana en un encuentro del mundial varonil de la especialidad.
Karen Díaz, fungió como juez de línea en el encuentro entre los seleccionados de Alemania y Costa Rica, alternando en posición complementaria con la brasileña Neuza Back y como central con la francesa Stéphanie Frappart, sobre quien recayó la principal responsabilidad del colegiado. Este hecho es histórico para el fútbol y por supuesto para México y se da en un contexto paradójico en varios sentidos, el más evidente por verificarse en un país árabe con diversas costumbres que a la vista de los ojos occidentales son inaceptables, ente estas evidentemente el impedimento al género femenino de acceso a funciones, lugares e incluso acciones.
Por la composición del cuerpo arbitral se pensaría que en los países de origen de quienes lo integraron las condiciones de equidad son una realidad y podrán serlo en el caso de Francia, no así en Brasil y México, en este último caso si bien es cierto la sociedad a últimas décadas ha sufrido notables cambios en búsqueda de posibilitar mejores condiciones para el sector femenino de la población, el número de casos de la máxima violencia de que pueden ser objeto las mujeres, el feminicidio, es de los más altos en América Latina.
Según datos del Observatorio de igualdad de género de América Latina y el Caribe de la CEPAL, en 2021 México fue el segundo país latinoamericano con mayor cantidad de feminicidios en números totales con 1015, sólo después de Brasil con 1900. Mientras que en términos proporcionales por una población de 100 mil mujeres, el país que reportó mayor número de casos en la región fue Honduras con más de 1900, en segundo lugar Santa Lucia con más de 1800 y en tercer puesto Belice con casi 1500; Brasil se ubicó en octavo sitio con alrededor de 750 y México en décimo con poco menos de la misma cifra; merece destacarse que en la parte baja de esta clasificación aparecen entre otros países Costa Rica con alrededor de 300 y Chile apenas por debajo de ese mismo número, esto en términos proporcionales, mientras que en términos brutos Chile contó 44 casos y Costa Rica 18.
A los países árabes se les critica por falta de derechos para el género femenino, pero América Latina tiene mucho que avanzar en el principal derecho para las mujeres, la vida.