Jamás me ordenaron “¡media vuelta!”

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Entiéndase que ésta bien podrá ser la última columna (Patrulla de papel) del 022 o la primera del 023, como sea la vamos a tomar como la nota “parte aguas” de estos días de reflexión. Sea entonces.

Lo quiero entender así, quienes conocen los trabajos dentro de este nuestro Taller de Ideas saben del perfil de las opiniones y prospectivas que nacen y crecen dentro de nuestras tenidas acá dentro de la Logia del pensamiento, también saben del interés principal ligado ese al tema y asuntos de la SEGURIDAD dentro de nuestra Nación, sea entonces.

Ahora explico el espíritu del título del patrullamiento de hoy. Nosotros, los que rodeamos la mesa dentro del Think Tank venimos de las excelentes generaciones de “niños soldados”, y explico. Cuando tomamos la decisión de “darnos de alta” dentro del Ejército Mexicano contábamos con 15 años de edad, incluso, uno de los requisitos para poder ingresar a las Fuerzas Armadas era una carta firmada por los padres de familia y en esa prácticamente estaban ellos entregando no solo la patria potestad del niño al Gobierno de la República, le daban a la Patria un infante y si ese, por asuntos de entrenamiento o adoctrinamiento perdía la vida entonces los padres sabían que aquello sucedió en “el cumplimiento del deber”.

Uno de los actos más emblemáticos para nosotros, los niños soldados era el “juramento de bandera”; consistía en marchar en una fila y pasar por una suerte de arco formado ese por un oficial que sujetando una de las esquinas del lábaro patrio te hacía caminar marcialmente por debajo y entonces, nosotros los que en ese día dejábamos de ser reclutas nos convertíamos en Soldados Profesionales, entiéndase que esa ceremonia la cumplíamos perfectamente uniformados y llevando embrazado nuestro Fusil Automático Ligero con la reglamentaria dotación de cartuchos. 

Explicar el cómo se movían los fluidos dentro del cuerpo y el cómo se generaban las diferentes energías en el sistema nervioso de nosotros, los niños, créanlo es harto difícil, aunque entiendo que aquellos que pasaron por ese trance y leen esto saben y sienten lo que ahora trato de explicar.

Va otro giro al tornillo, hagamos numeralia, en una cifra más o menos redondeada hoy en el Ejército, la Fuerza Aérea y la Guardia Nacional cuentan con un afectivo (aprox) de 250 mil elementos, ahora, sume usted 400 mil entes más que, en situación de retiro o, que solo cumplieron un periodo de 3 años (un contrato) pasaron por aquella jura de bandera, es decir, en estos momentos cerca de 800 mil personas (hombres y mujeres) cumplieron con la energizante ceremonia de su “jura de bandera”. ¿A dónde quiero llegar?

Tengo perfectamente claro en mi mente las palabras que hace 50 años me dijo mi sargento antes de aquella ceremonia –no existe mejor alimento para el alma de un patriota que la satisfacción del deber cumplido- entiendo que por muchos años para mi ese “deber” era con la patria vía el Ejército- mas ahora extiendo ese abanico para con mis deberes como mexicano, repito, explicar esto a aquellos que “no juraron bandera” es más que complicado… viene ahora el intentar explicar el título de esta última (… o primera) columna ¿Qué quiero decir con eso de que no me han ordenado “media vuelta”.

Resulta que, al tratarse de una carrera “la carrera de las armas” muchos se quedan en el camino, sea por asuntos de salud, cambio de metas o incluso por merecidas jubilaciones, así decenas de miles van saliendo del tartán, en mi caso cumplí con mis contratos y me jaló la carrera del periodismo; entonces, nadie nos ordenó regresar a “recuperar” nuestro juramento, nunca oímos la voz de “media vuelta” luego nuestro JURAMENTO sigue en pie, y por ende, tenemos que seguir buscando el cumplimento de la promesa hecha a la patria, … acá esperaré que quienes ocupan las cabeceras de la mesa dentro de nuestro tanque de ideas refuercen mi tal vez cantinflesca pero síncera…(nótese donde coloqué el acento) opinión.

Cierro. Quiero recuperar un apunte que hizo quien ocupa una de las cabeceras en la mesa -dice Paul von Hindenburg (alias de uno de los Generales emblema de mis tesis) -Quiénes nos adherimos al estudio y práctica de la “ciencia militar” tenemos una base muy seria de valores. La vida dentro de esas normas da experiencia cuajada en vivencias reales –y agrega.

 -Ahora… cuando rompemos el silencio y planeamos avanzar en los terrenos de la academia y/o medios buscamos ser empatices intentando, en cada acto generar así la confianza de quien lee- recuerdo que dicho eso Paul aventó un talón contra el otro haciendo tronar las acicatas y, terminó diciendo.

-quien escribe de temas axiológicos y deontológicos no solo práctica diálogo epistolar. Debe ser un ejemplo como lo es la flama de su creador, el fuego- solo me queda esperar el mes de enero para sobre ese, cual si fuera campiña, lanzar las cargas que sean necesarias.

Ultimo patrullaje. – estamos ciertos que hoy, el Cuerpo de Ejército en el que se ha convertido la Policia Militar, es el Alma Mater de la Guardia Nacional, sabemos que, de un servicio de Preboste ese extraordinario aparato de la SEDENA en poco tiempo tornóse en la plataforma de lanzamiento de sistemas que apoyen la Seguridad Interior e idealmente los órganos estatales y municipales de Seguridad Humana. Bien por el Estado Mayor Conjunto y por los “funcionarios” de SEDENA que trabajan en ese sentido.

Balazo al aire. – la última será la primera.

Greguería. – hubo una vez que el Gral. Salinas Altés cambió el ritmo de sus instrucciones verbales y “pensó en voz alta”, entonces nos dejó escuchar esto “lo único que yo le pediría a Dios antes de morir seria su autorización para decir -cumplí con mi deber-.  Diciendo eso, él, vuelto Mixtli, con ese chispazo dejó entender lo que es el SENTIDO DEL DEBER.

Oxímoron. – bahía de mar abierto.

Haiku. – usted, mi esperanza.

             No juegue con mis penas.

             Luna detrás de puertas.