El año de 2022 termina envuelto en la vorágine de la sucesión presidencial en el grupo gobernante y el ambiente electoral también adelantado de la oposición. El año de 2023 será más intenso en el debate y movilización interna y centrará todas sus posibilidades en el manejo público presidencial del proceso de designación del candidato presidencial de Morena.
En la vieja tradición priista se presentaba el quinto año de gobierno como el de una movilización soterrada de todos los grupos políticos y de poder tratando de presionar al presidente de la República para obligarlo a decidir la candidatura del partido en el gobierno. Hoy, en cambio, es el presidente de la República el más interesado en socializar en los medios y en el ambiente político nacional la disputa de precandidatos oficiales a la presidencia.
Al abrir el proceso al escrutinio público, el presidente López Obrador ha utilizado la tribuna de su conferencia mañanera para definir la lista oficial de precandidatos y hasta ahora son solo tres: Claudia Sheinbaum Pardo, Marcelo Ebrard Casaubón y Adán Augusto López Hernández, dejando fuera de la contienda al líder senatorial Ricardo Monreal Avila y sus aspiraciones que no han sido reconocidas de manera oficial por el presidente de la República en función de jefe máximo del partido Morena.
La lucha por la candidatura de Morena terminó el año de 2022 con indicios de posibles rupturas, sobre todo la del senador Monreal, aunque apenas en la zona de amagos. No debe olvidarse que en 1998 Monreal se salió del PRI porque el presidente Zedillo no le dio la candidatura a gobernador de Zacatecas y entonces buscó un acuerdo con el PRD para usar su registro y ganar las elecciones.
La disputa por la candidatura presidencial dentro de Morena se prevé conflictiva y con tensiones políticas que pudieran quebrar la unidad del partido, pero al final de cuentas el presidente de la República tiene todo el poder para decidir quién será el candidato oficial.
@carlosramirezh