Lo que menos necesita y merece México es una permanente erosión de sus instituciones y una revuelta social. Por ello despertó inquietud la manifestación de militares en activo, retiro, así como familiares de los integrantes del Ejército Mexicano y de la Guardia Nacional.
Dista mucho del aquel famoso evento con oído como la “Rebelión Delahuertista” ocurrido entre 1928-1929 en Tabasco manifestándose en contra del máximato de Plutarco Elías Calles o con la rebeldía del general Saturnino Cedillo, en contra de Lázaro Cárdenas del Río, presidente constitucional. Por supuesto que hoy las cosas son diferentes, muy diferentes.
El mundo es más global, la violencia más extrema, la pobreza creciente y los gobiernos inestables. Particularmente en nuestro país la presencia del crimen organizado ha generado decisiones intermitentes, confusas y que no corresponden al cumplimiento del Estado de Derecho.
Sin involucrarnos en las excesivas y en ocasiones injustas tareas ordenadas por AMLO a nuestros soldados el enfrentarlos a grupos crimínales poderosamente armados, pero más aún, protegidos por las autoridades es condenar a la milicia en operativos no sólo de altísimo riesgo sino de un rotundo fracaso.
Para muestra los dos “culiacanazos”. Y esos lamentablemente no son los únicos y aislados atentados contra los soldados y ahora su variante la sociedad civil. La crudeza y barbarie con que actúan las células crimínales no tienen precedentes. Los mandos acatan órdenes y obligan a la tropa a enfrentarse sin recursos, por la austeridad republicana, y sin respaldo suficiente.
Incluso pudimos observar que se le rindió honores a una perrita rescatista que falleció en Turquía a razón de los terribles sismos y nuestros soldados muertos en cumplimiento de su deber quedan en el absoluto abandono y anonimato o ¿alguien siquiera recuerda cuántos y el nombre de los uniformados que perdieron la vida al desplomarse el helicóptero militar en el operativo de captura de Caro Quintero?
Por cierto, un acto criminal impune de quién giró la orden de despegue del aparato sin combustible según versión oficial.
El hartazgo se está, por lo pronto, manifestándose a través de mítines o marchas callejeros. Aún no es rebelión, pero no estamos lejos.
Recordemos que durante el levantamiento zapatista e. Chiapas aquel 1994 la instrucción presidencial de repliegue no fue bien calificada. Para la gloria histórica de nuestras Fuerzas Armadas no han sido reconocidas como se merecen. Curiosamente el mayor asedio que sufren viene desde el interior del Palacio Nacional por el Jefe Supremo.
Y hoy una parte importante está insatisfecha, desmoralizada, enfadada y eso no es bueno. La soberanía no solo es defender a la Patria de amenazas ajenas, es también sostener con toda firmeza los valores y principios que nos nutren como nación.
Ellos, los soldados, no han recibido una declaración formal de guerra, no se enfrentan contra invasores o ejércitos exógenos, sus enemigos son sicarios, narcotraficantes y al parecer, qué fuerte, el mismo gobierno.
Conductor del programa VaEnSerio mexiquensetv canal 34.2 izzi 135 y mexiquense radio
@cramospadilla