29 años se cumplen del asesinato del entonces candidato presidencial Luis Donaldo Colosio Murrieta que aún mueve escenarios políticos y más por el crecimiento de su hijo del mismo nombre. El archivo del crimen continúa abierto al igual que muchas interrogantes.
Pocos continúan afirmando, y creyendo, que todo se trató de un asesino vago y solitario. Debemos ser claro y lo he escrito, las tensiones políticas se han incrementado por la primera extraña idea del AMLO de adelantar la sucesión y medir a sus “corcholatas”.
Lo dije y repito, Ebrard no se va a ajustar nuevamente a lo ocurrido cuando Salinas rompió y pactó, desestimó a la mancuerna Camacho/Ebrard y abrió las puertas a Colosio. Ebrard no va a tolerar ni admitir una supuesta encuesta para que AMLO decida finalmente que no es él el elegido.
Fueron cuatro fiscales los que expusieron sus conclusiones calificando y midiendo varios escenarios. Ahí hay que considerar las ambiciones políticas y de poder de quienes pretendían colocar a sus incondicionales como la figura de Córdoba Montoya, curiosamente desaparecido en un bajo perfil, aunque se sabe que por años mantuvo negocios con Pemex y CFE fundamentalmente en Puebla.
En aquel evento de la tragedia Salinas se vio obligado a dos destapes, primero Colosio y luego Zedillo, asunto que provocó también doble enfado a Camacho que se movía en los terrenos peligrosos de Chiapas con el enfrentamiento del EZLN y que manejes información y recursos a discreción. En medio de todo se encontraba una figura estelar: Manlio Fabio Beltrones.
Y las dudas vigentes: quién o quiénes fueron los autores intelectuales, por qué la intervención de Manlio, se empleó una sola arma. Si fueron dos calibres en dos disparos, el famoso “sexto pasajero” y más tarde la duda sobre la autenticidad del detenido: era o no Aburto.
Como en los crímenes de las grandes figuras nació la conspiración y la versión de un complot, nadie quiso o pido comprobar las tesis. En un presidencialismo fuerte y poderoso como el de Salinas, “su” candidato se movía en el abandono y aislamiento.
Se le fueron cerrando los apoyos, sus incondicionales se hicieron chiquitos y muchos de ellos hoy en Morena se regodean en el poder. Cambio la historia, cambiaron las lealtades. Aún con todo, se sabe que el mismo día que atentaron contra Colosio, el candidato ya había pactado con su adversario Colosio para sentarse en la silla de gobernación e impulsar un nuevo modelo de entendimiento político.
México estaba herido por la agresión zapatista y diversos atentados a diferentes figuras políticas. Los demonios andaban sueltos como diría otro sospechoso de mucho, Mario Ruiz Massieu.
Vale traer a la memoria de afirmación de Colosio cuñado confío: “Soy víctima de las perversidades de sistema”. Se comentaba entonces la posibilidad de relevos en todos los niveles. Muchos se acomodaron, muchos temblaron y otros se fugaron a otros partidos buscando lo que él PRI no les dio.
Y aquí vuelve a saltar la presencia de Joseph-Marie Córdoba Montoya, interesado en impulsar a Ernesto Zedillo quien finalmente triunfó y casualmente la abrió las puertas a López Obrador permitiéndole saltarse la ley y llevar a la jefatura de gobierno de la capital sin cumplir el requisito de la residencia.
El magnicidio de Colosio abre una ventana de oportunidad en su hijo que se ha mostrado maduro, capaz, preparado, con un discurso firme y una imagen limpia. Colosio hijo ha expresado sus valores y sentimientos en Lomas Taurinas con prudencia, pero con valor. Supera rencores y agravios y sabe que debe cumplir los propósitos, compromisos y proyectos de su padre. Tiene la
misión clara.
Conductor del programa VaEnSerio mexiquensetv canal 34.2 izzi 125 y mexiquense radio.
@cramospadilla