Dos grotescas estampas de la oposición, pintándola de pies a cabeza y para mal

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¿Feas? Horrorosas en realidad, por la vaciedad de ideas que derrochan quienes en ellas aparecen, por la carencia de propuestas sensatas y, sobre todo, la nula, más que nula calidad y estatura moral para erigirse como paladines de la democracia que siempre han sobajado, demeritado y ofendido y a cuyo amparo han hecho más negocios personales que aciertos de gobierno. ¿Cualquiera puede alzar la mano manifestando el querer ser presidente? sí, no cabe duda. Ya luego, tener la estatura moral es otra cosa y así ha sido siempre. Hay cosas que nunca cambian y es el caso: puro impresentable reluce la oposición en México buscando la presidencia para 2024. Y todos los que aparecen en esas dos estampas, una en foto, son impresentables. Por angas o mangas. Destacadamente, los priistas.

Vamos, que la democracia siempre les ha quedado muy grande a quienes en esas fotos aparecen y a los partidos que los soportan. Empezando por el PRI, naturalmente. Es evidente que a estas alturas del partido ni nos vamos a contar historias ni vamos a negar que se trata de puro cartucho quemado. Quienes en los dos intentos que reproducen esas estampas han manifestado querer ser presidentes o “rescatar a México” (que no está preso, nadie lo olvide) son solo personas –sus trayectorias– cual suma de reprobables desempeños, un perfecto conjunto de impresentables, uno que compone el rostro más decrépito de una clase política mexicana incapacitada para renovarse y corrupta hasta la saciedad.

En resumen: de cara a 2024 asoman los mismos nombres que venimos viendo y oyendo hace 40 años. Ya chole. Chango viejo no aprende nuevos trucos. ¡Ya retírense!! Además, derrochan su incapacidad para proponer algo que mejore la oferta de López Obrador y sea novedoso, llamativo e incluyente. No se les da, no pueden. El PRI pinta para ser rechazado, así que está usando al PAN de disfraz. Patéticos.

Veamos ambas estampas. Una como tal, se compone en realidad de los nombres mencionados en la intentona de crear un nuevo frente opositor. Así, por un lado, tenemos ese adefesio de reunir a Labastida, a Cárdenas, a Narro, ¡por favor, Narro! figúrese, en un “Colectivo por México” que no tiene ni pies ni cabeza y que lanza soso un “Punto de partida” denunciando las desgraciadeces existentes, creadas por las camarillas que tales congregantes han creado. Así de cínicos. Tendrán cara. Vamos, no solo no es derroche de juventud ni de  impulso de nuevas ideas, sino que se trata y es un disco rayado que hoy suena vetusto hablando de un México con problemas vanos y ajenos a los reales,  y por eso tal trío y sus comparsas está lejos de atender, de comprender y mucho menos, de ofrecer soluciones sensatas que desconocen y están muy incapacitados para ofrecerlas, para barruntarlas, siquiera.  Van alienados.

¿A qué viene insistir en juntarse otra vez o en lanzar manifiestos que luego Cuauhtémoc Cárdenas desautoriza (como es lo correcto) y a seguirle jugando al tío Lolo?  es inexplicable la respuesta. Punto de Partida llamaron a su intento frustrado Labastida y Narro. Sí, Narro, el rector de la UNAM, un priista disfrazado de dizque neutral. En una cosa extraña llamada Encuentro: Colectivo por México (sic). Además, tardío, aparte de que ya fue el tiempo político de quienes lo encabezan; como ya fue el tiempo de Calderón, aunque sea tan necio que no se entera y siga haciendo el ridículo un día sí y otro también; y así pasará el momento político de López Obrador, como tiene que ser y así también resulta grotesco persistir diciendo que esa iniciativa se lanza por México. Puro bla, bla, bla. Suenan tan huecos, tan burdos en su intentona mostrando más folklorismo que lucidez, que van directo al naufragio. Es lo conducente, porque México no los necesita. ¿Se tiene que decir así de directo y claro? pues quede dicho, entonces. Suenan tan alienados como Chertorivski y su cantaleta partidaria de derecho a la alegría. Anda, seguro que te doy el voto por solo decirlo. Burdo.

A ti te lo digo mi hija, entiéndelo tú, mi nuera. Sale también esa cosa llamada Frente Cívico Nacional, que da pavor. Antes no se pusieron en el nombre eso de “ciudadano”, porque desde luego que estos de desinteresados y simples ciudadanos, no tienen nada. Se hicieron una foto, que da nañaras. El listado de impresentables en ella, da escalofríos. La lista de suspirantes espectrales es pertubadora por sumar impresentables y así, la foto  existente muestra a los priistas De la Madrid, Paredes, Guajardo, Gurría…..todos tan alejados de Alito, y con él, del pueblo de México; alejamiento de Alito que importa, porque Alito no renuncia a ser candidato presidencial  y tiene en sus manos de momento, la estructura partidaria que los llevaría a ganar, si es que consiguen la candidatura y les faltara ese apoyo si la mendacidad de Alito, interifiera. Todos quemados, todos mal recordados como para dar lecciones ni de buen gobierno ni de bonanza económica para todo mundo con alguna de sus grises gestiones. Faltó nada más sumar la parsimonía mojigata de Santiago Creel. Con eso hubieran completado el triste cuadro que muestra esa foto y la precariedad de su oferta, sea que vayan juntos o por separado tales opositores.

¿Jesús Ortega se apunta? ¿qué le debe la Patria? Igual que a Colosio hijo: nada.  Si no se lo debe a Ruiz-Massieu, menos a él. ¿Sodi? ¿otra vez, Sodi? no la amuelen. ¿Aureoles? ¿no tenían a nadie más incapaz y más aborrecible? esta flaca, muy fea la caballada opositora. ¿Lo dudan? Convenzance: admiten a Mancera en la foto. Es ya el colmo de la incapacidad y la corrupción como alternativa a proponer contra López Obrador. La foto de ese conjunto solo demuestra lo que fue la oposición en este sexenio: la que escupe solo insultos y está anquilosada, incapacitada para renovarse. Lo dicho: ofrece puro cartucho quemado.

Es oportuno enmendarles la plana a los opositores en tres sentidos, porque así de extraviados van. Primero: Sí, claro que sí hay oposición, mas no una triunfadora en 2024 al paso que va, porque lo que no hay es propuesta, ideas, vergüenza y capacidad de gestión exitosa, probada, que haya sido realmente acertada desde la incipiente oposición. Y no hay ánimo de enmendarse ni de entonar un mea culpa por su pasado. Servidos.

Segundo: el triunfo de López Obrador de 2018 solo es un “accidente” para quien vio perder sus cargos, sueldazos y negocios al amparo del poder. Quienes tienen espíritu democrático saben que ni había otros candidatos de peso y que fue elegido por la mayoría que quiso participar. Bien y distinto es decirlo así.  ¿Accidente? Eso es la democracia para quienes lo dicen. Qué grave.

Tercero: insistir como opositores en “rescatar” a México es tanto como afirmar: teníamos copado a México, lo perdimos a favor de otro grupo de poder, uno a manos de López Obrador, y no estamos de acuerdo y queremos recuperarlo para seguirlo copando como lo hacíamos. Mientras no entonen un mea culpa y cambien ese tufo, van e irán perdidos. Eso, además de no entender que deben estructurar como opositores una agenda incluyente, una agenda que no sea como lo es hasta hoy, la de un reducido sector como lo son al que se le echó en 2018 y que no acaba de aceptarlo y de enmedarse en lo mucho que toca. Y aunque es fácil de entenderlo, se ve que les cuesta y no lo consiguen. Sobre todo, los priistas, que antidemócratas, han sido los más ardidos e insultantes este sexenio. Cómo se ve que les dolió echarles de lo que no es suyo, como lo creían. De peña ajena.

Es muy penosa la postura opositora. Más patética, la priista. Delata que seis años fuera de la presidencia no los orilló a renovarse. Carecieron de las agallas para construir otro perfil de candidato. Por eso ofrecen las miserias que ofrecen.  Como las candidaturas se construyen, no cualquiera lo hará ni lo hizo. No basta decir “yo quiero”. También dígase: si algún opositor a López Obrador rezonga que sí hay propuesta y le invoca a Anaya, pronuncie con seguridad y autoridad plena un “apaga y vámonos”. No hay nada más qué hacer allí, entonces. El panorama que ofrece la oposición en marzo de 2023 es desolador. No hay candidatos a 2024 ni visos de ganarle a Morena por vía de esos prospectos que propone. Esa no es la vía para conseguirlo. Y es responsabilidad, si no culpa, de los propios opositores incapaces de proponer, incapaces de construir candidaturas. Porque, recuérdese, las candidaturas en el México moderno, se construyen. Ya no cabe un Ricardo Anaya en plan “ya vine” y agandallarse la nominación. ¿O sí, PAN?