Como decían en mi colonia: “se dan hasta con la maceta”. Y he sostenido que el error de AMLO es haber adelantado tanto la sucesión presidencial. A los suyos los pone a pelear y a los demás quiere hacerles creer que no hay oposición. La guerra entre Ebrard y Sheinbaum es de pronóstico reservado y han iniciado filtrando información a medios extranjeros. En México, Ebrard afirma contundente que será el próximo presidente del país. Sheinbaum ha sido más cauta porque quien confirma su triunfo es López Obrador.
Marcelo Ebrard incluso ironizó sobre la declaración de Claudia Sheinbaum, de que de llegar a la Presidencia de la República lo invitaría a formar parte de su gabinete. “Yo le agradezco, qué tierna, ¿no?, pero bueno”, y miró, como es su costumbre, por encima de los lentes. Marcelo acudió a una librería del sur de la CDMX para firmar la autobiografía que publicó en forma de libro.
Le reviro a la Jefa y prometió incluirla en su gabinete. Así de fácil, repartiéndose los cargos públicos. “Entonces, yo lo que diría es que a mí me encantaría que estuviera también, por ejemplo, en un cargo del gabinete que voy a encabezar. Yo creo que nos hace falta un poquito de humildad, la gente todavía no vota, esperemos a que la gente decida y veamos qué sucede, pero le agradezco el gesto de ternura, de amistad”. Y mientras esta esgrima insípida ocurre, Adán Augusto, pasó a pasito, se va afianzando en sus propósitos electorales.
Tiene una posición de privilegio porque se contacta cotidianamente con líderes de diferentes partidos, legisladores y gobernadores. No hay duda que las trampas y filtraciones serán las estelares en los próximos meses y en el extremo final los golpes serán contundentes por acusaciones de temas delicados.
El presidente informó en redes sociales que sostuvo un encuentro con el abogado de Pedro Castillo, expresidente peruano encarcelado, y muchos nos preguntamos y cuándo se reunirá con los abogados de las víctimas del Colegio Rébsamen o de la tragedia del Metro en Tláhuac, en ambos escenarios con participación de sus dos corcholatas: Ebrard y Sheinbaum. Y seguramente le preguntarán a Ebrard la verdadera razón de su autoexilio o lo que hizo y en dónde estaba y con quién durante los linchamientos en Tláhuac.
Los privilegios de Sheinbaum durante la gestión de Martínez de la Roca como delegado en Tlalpan e incluso los beneficios de Carlos Imaz por su relación con el empresario Carlos Ahumada. Vemos que estos asuntos son menores para ellos porque ya sienten en su pecho la banda Presidencial y, por tanto, anticipadamente ya se atreven a regalar cargos en el gabinete.
AMLO está entendiendo que Ebrard ya le comió el mandado y ahora el canciller pide piso parejo en Morena y presenta posturas definitivamente contrarias al tabasqueño como la defensa de la clase media y de preferencias sexuales que le sacan salpullido al presidente.
Sheinbaum pretendió fortalecer su imagen pública como una mujer enamorada y Ebrard publicando fotos de cómo prepara huevos fritos los fines de semana y selfies en Qatar o en el funeral de la Reina Isabel. Diría pues el clásico: ternuritas.
Conductor del programa VaEnSerio mexiquense tv canal 34.2 izzi 135 y mexiquense radio.
@cramospadilla