- Añorve y el Chino, dos pájaros de cuenta
- La fosa del PRI a palazos de ambos pillos
Dicen algunos priistas que el PRI siempre revive, esté, como ahora, enterrado en la tumba, esperando la última palada de tierra del enterrador, que puede ser cualquiera, o los capos Miguel Ángel Osorio Chong, o Alejandro “Alito” Cárdenas, o el que sirve el café a los senadores tricolores, Manuel, ahora empleado del campechano.
Miguel Ángel Osorio Chong siempre ha sido utilizado por los padrinos del priismo. Fue diputado, fue gobernador del estado de Hidalgo, fue criado del Grupo Atracomucho y Enrique Peña Nieto le encargó sus negocios más sórdidos en la llamada Secretaría de Gobernación, y ahora que el partido tricolor, otrora aplanadora, está de salida del escenario político electoral, es un senador que ha pasado sin pena ni gloria, más que como cacique en su tierra y cuidador de los sórdidos intereses económicos de sus patrones mexiquenses. Como coordinador del GP priista en el Senado no hizo falta, como tampoco hará falta su sustituto Manuel Añorve, fiel aguador de la reducida bancada de priistas, que renunciaron a sus patrios colores a cambio de ser parte de la extrema derecha del espectro político.
Entre el chino Chong, ex coordinador de la bancada priista en la Cámara Alta, y el campechano Alejandro “Alito” Moreno Cárdenas, ex gobernador de Campeche y repartidor de chayos entre sedicentes periodistas, no hay ninguna diferencia. Ambos son síndromes del lodazal de la corrupción, simulación e impunidad, dentro y fuera del sucio negocio del priismo. Ambos son coyotes de la misma loma y tienen culpas que pagar a la justicia. Los dos pueden darle la puntilla al PRI, o pueden salvarlo para que continúe engordando las cuentas bancarias de los padrones (y padrotes) de la desvencijada maquinaria priista, que no se resigna a morir.
Y muchos priistas, la inmensa mayoría de los “dirigentes” (léase la mayoría de sus compinches), salvo raras avis dignas de reconocimiento, sobre todo mujeres, no se miden en su afanes de juntar los recursos suficientes para financiar una vida al estilo de los multimillonarios amos de la corrupción. Y a los capos del narco.
Los senadores del PRI no ganaron nada mientras Osorio Chong fue su coordinador y representante en la Junta de Coordinación Política (Jucopo). Y menos ganarán con Manuel Añorve, negociante de las movidas politiqueras y del dinero fácil. No tiene ni tendrá un futuro emocionante el grupo parlamentario tricolor. Si el PRI no muere en esta ocasión, gracias a Alito o al Chino, Añorve le echará la última palada de tierra sobre su tumba.
Qué ocurrirá con los priistas serios, horados, decentes. Tendrán que aceptar la muerte del partido, porque con los corruptos ya no da más. Su muerte será compartida con la del partido de la Derecha, el albiceleste que fue fundado en 1938 para combatir, porque eran de la derecha pensante, al general Lázaro Cárdenas del Río, un gobernante que levantó la bandera tricolor para enaltecer a los mexicanos.
Me encanta el teatro. ¿A usted no?
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Las dos puestas en escena se presentarán en el mismo teatro.