Se desconoce cuánto pueda incidir en la campaña de un candidato a gobernador de Tabasco que haya hecho “de todo” para impedir que un coterráneo del vate Carlos Pellicer llegase por segundo sexenio al hilo a la Presidencia de la república. No se sabe porque no hay estudios que ya hayan medido ese fenómeno malinchista de la política criolla.
Lo que es un hecho es que muchos, pero muchos tabasqueños –por intereses personales o de grupo o colectivos– quisieran que un paisano de Andrés Manuel López Obrador repitiera en la silla de Palacio Nacional en septiembre de 2024.
Contra lo que todos pudieren pensar que en el Edén hay hordas pugnando porque el secretario de Gobernación, Adán Augusto López Hernández, sea el candidato presidencial de Morena para las elecciones de 2024, lo que sí existe es un contingente de tabasqueños que anda de casa en casa promoviendo la figura de la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum Pardo.
Más allá de cómo vayan a juzgar a su gobierno los tabasqueños a partir de 2024, López Obrador siempre ha sido apoyado por sus conciudadanos desde 2006 que buscó por primera vez la Presidencia y en ese año como en 2012 y en 2018 arrasó a sus adversarios en su tierra.
No por algo al principio de su gestión el de Macuspana llegó a tener casi el 90% de aprobación entre sus paisanos, lo que indica que logró contar con el apoyo de por lo menos nueve de cada 10 tabasqueños, cifra que ningún político criollo ha logrado en la historia del estado.
Eso que muchos llaman tabasqueñidad no se está presentando ahora que un segundo hijo del río Grijalva está buscando el primer cargo público del país. Al contrario, un grupo de militantes de Morena –cuyos adversarios llaman despectivamente cangrejos por la fábula que alude a los crustáceos que logran alcanzar la orilla y a quienes sus congéneres les impiden salir de la olla con agua caliente– está yendo a todo el territorio a pedir apoyo para una mujer nacida en la capital de la gran urbe azteca, y que es presentada como la verdadera representante del movimiento lopezobradorista.
A ciencia cierta no se sabe si es todo Tabasco el que aborrece a Adán Augusto. Lo que es un hecho es que se trata de un grupo de partidarios del Presidente el que no quiere que entre al relevo el segundo de a bordo del gabinete de López Obrador.
En el hipotético caso de que Claudia Sheinbaum ganase la Presidencia, ¿con ella van a mejorar las condiciones de vida de los tabasqueños? Lo más sensato sería pensar que quien parece ser la favorita del jefe de la nación le “meta más” a la Ciudad de México y al Estado de México por ser la entidad conurbada al centro político del país.
No existe ningún indicio ni mucho menos promesa de la aludida de que tenga entre sus prioridades atender a la tierra de su jefe y de su compañero de régimen.
Y, sin embargo, la gente de Javier May con José Ramiro López Obrador como ariete va de ciudad en ciudad y de pueblo en pueblo “pasando” el mensaje de que para que la 4T de AMLO llegue a Tabasco, Claudia debe ser la mandataria nacional y el responsable del Tren Maya el gobernador.
Esto es, si la autoridad capitalina no se impone en 2024 y si, en adición, tampoco May logra Plaza de Armas, la luz del país que vive en la cabeza del lopezobradorismo jamás alumbrará al paraíso que vio nacer a Pellicer y a José María Pino Suárez.
En términos estrictos se trata de una lucha de poder entre el secretario de Gobernación y Andrés Manuel López Beltrán, Andy, quien es el asidero del que se agarra Javier May para lograr la Quinta Grijalva en 2024.
En caso de que así fuera, ¿cómo sorteará Javier en campaña que vaya a proponer para la grande a una originaria de la Ciudad de México en vez de a su conciudadano Adán Augusto?
Es posible, y parece no existir duda de ello, que los partidarios de AMLO que integran la corriente conocida como de Los fundadores o duros no quieren que el secretario de Gobernación sustituya al de Macuspana, pero falta cuantificar qué representa en votos ese grupo en todo Tabasco.