Los doce puntos para la paz propuestos por China, tanto para Rusia como para Ucrania, son ambiguos a pesar de que habla del respeto a la integridad territorial.
Putin que ya tenía el documento en sus manos desde hacía varios días refirió ante el líder chino que “numerosos puntos del plan de paz pueden servir de base para un arreglo pacífico del conflicto” cuando Occidente y Kiev estén dispuestos.
El pliego chino incluye: 1) Respeto a la soberanía de todos los países y a su integridad territorial; 2) abandono de la mentalidad de guerra fría; 3) respeto a las legítimas preocupaciones de seguridad de los países; 4) alto al fuego; 5) inicio de conversaciones de paz porque el diálogo y la negociación son la única salida viable para resolver la crisis; 6) resolución de la crisis humanitaria protegiendo la seguridad de los civiles y con corredores humanitarios para su evacuación; 7) apoyo al intercambio de prisioneros entre Rusia y Ucrania y cese de ataques a instalaciones civiles; 8) protección de la seguridad de las centrales nucleares y fin de los ataques armados contra plantas nucleares; 9) reducción de los riesgos estratégicos con énfasis en que una guerra nuclear debe evitarse; 10) garantía de la exportación de cereales; 11) cese de las sanciones unilaterales por no solucionar los problemas e incluso crear otros nuevos y protección de la estabilidad de las cadenas industriales y de suministro; y, 12) apoyo a la reconstrucción de Ucrania tras la guerra.
El respeto a la soberanía y a la integridad territorial es ambigua dado que no aclara si esto incluye que Rusia regrese a Ucrania los territorios invadidos como son Crimea desde 2014; la anexión del Donbás, Lugansk, Zaporiyia y Mariúpol recientemente y adheridas a la Constitución rusa como parte integral de la Federación de Rusia.
Respecto al suministro de cereales, gracias a la mediación de Turquía con el presidente Recep Tayipp Erdogan, junto con la ONU, ha sido establecido un corredor para los cereales y otros alimentos producidos en Ucrania que no pueden tener salida al exterior; porque las tropas rusas controlan los puertos ucranios en el Azov y en el Mar Negro.
Los permisos de extensión de estas exportaciones se acordaron cada 60 días, el pasado 19 de marzo vencieron los salvoconductos y Turquía junto con la ONU están mediando porque se extiendan cada 120 días. Ha sido un pacto clave para la exportación del trigo y otros cereales y es gracias a la inspección de turcos, ucranios, personal de la ONU y rusos que estos cargueros pueden salir de dichos puertos hacia el Bósforo.
¿Hay seriedad en estos puntos de propuesta para la paz? Putin los ha escuchado y Jinping se conforma con haberlos presentado a sabiendas de que nunca ha condenado abiertamente la invasión, ni la matanza, de civiles ucranios. Jinping también ha ofrecido una conversación vía telefónica con Zelenski sin interesarse por visitarlo en persona como amerita la delicada tesitura de una guerra provocada por su principal socio.
A COLACIÓN
Putin es toda intención y provocación, manifestada en sus gestos y acciones, toda su personalidad revela a un hombre de puño duro, mentalidad imperialista-zarista y de actuación leninista-estalinista: en los últimos meses, han fallecido en extrañas circunstancias catorce magnates rusos muchos ligados al negocio energético. Algunos han muerto incluso junto con sus familias.
A Putin le va la magnificencia y calibra al milímetro sus gestos y revires. A la orden de aprehensión, por parte del TPI, la respuesta rusa ha sido toda escenografía: un Putin (más regordete) de visita sorpresa a Crimea y luego a Mariúpol se muestra conduciendo un coche en alguna parte de las carreteras ucranias y luego conversando con vecinos de la destruida Mariúpol.
Lo más curioso es que al día siguiente de esta visita sorpresa, apareció un Putin mucho más delgado, con la cara más descansada y menos redonda enfundado en un traje impecable, con su corbata roja, para dar la bienvenida en el Kremlin a su querido amigo Jinping.
Y mientras el líder chino eligió Rusia para su primera visita, tras ser reelecto presidente para un tercer mandato el pasado 10 de marzo, dedicándole a Putin tres días en busca de la paz, Putin se pone de perfil para ordenar un nuevo ataque con misiles a Kiev.
El sátrapa ruso solo lleva largos meses jugando con las expectativas de un acuerdo de paz que él mismo no quiere ni pretende. No va a permitir otro Acuerdo de Minsk, esta vez ha decidido librar una invasión porque quiere quedarse con toda Ucrania. Y, hasta el momento, se lo impide el liderazgo de Zelenski.
¿Qué pasará si un bombardeo o los mercenarios Wagner matan a Zelenski? Que Putin tomará Kiev con mayor facilidad e impondrá a un gobierno títere para así consolidar su órbita de influencia. Habrá resistencia, desde luego que la habrá, pero Putin como sea tendrá el control.
No nos engañemos o más bien que Putin no nos engañe. Nunca ha pretendido la paz, ni exante, ni expost, a la invasión que ha perpetrado y a su aliado chino solo lo ha escuchado por educación… pero ni Jinping, ni la ONU, ni Erdogan o EUA le harán cambiar de opinión. La guerra será larga para nuestra desgracia.