Los partidos políticos Revolucionario Institucional (PRI), Acción Nacional (PAN) y de la Revolución Democrática (PRD) traen hartas ganas de derrotar a Morena en las elecciones 2024, principalmente a la Presidencia de la República.
Al menos mediáticamente.
Porque el tricolor trae a cuestas la sospecha de que jugará para favorecer a Morena…bueno, no el partido en sí mismo, sino su dirigente nacional, Alejandro Moreno Cárdenas (“Alito”) y ciertos cuadros como Alejandro Murat Hinojosa que ha presumido de la amistad con el Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, líder moral morenista.
En la definición de la candidatura presidencial priista y de las postulaciones al resto de los cargos populares a elegirse en las elecciones concurrentes del próximo año se verá la intención del PRI para ganar o para perder con la recompensa de conservar el registro como partido político nacional y obtener algunas curules, escaños y presidencias municipales.
En fin, suponiendo que el PRI, el PAN y el PRD en verdad tengan ganas de derrotar a Morena, el problema es cómo. Faltan cuatro meses para el inicio del proceso electoral 2023-2024, y es la hora en que ninguno de los tres partidos da luces de alta competitividad, ni juntos ni por separado.
Ni siquiera han podido concretar la pretendida coalición “Va por México”. Sí, los dirigentes se han reunido y han pactado algunas cosas. Por ejemplo, la alianza legislativa en una segunda versión después de la ‘traición’ priista cuando votaron una permanencia de la Guardia Nacional en las calles.
También el acuerdo de que el PRI pondría las candidaturas para las gubernaturas del Estado de México y Coahuila, y el PAN la presidencial de 2024 y para la jefatura de gobierno de la Ciudad de México. El líder panista Marko Cortés Mendoza saltaba de contento; el líder perredista, Jesús Zambrano Grijalva, se enojó ante el ‘inequitativo’ reparto.
Luego dijeron que siempre no era así, que solo serían los partidos responsables de los procedimientos de selección de candidaturas. El acuerdo hasta ahí quedó, ahora con la incertidumbre de la coalición electoral en sí misma para las elecciones del próximo año y, por supuesto, la candidatura presidencial y postulaciones a la jefatura de gobierno de la Ciudad de México y al Congreso de la Unión.
¿Entrarán en la ‘alianza’ las ocho gubernaturas a renovarse en 2024? ¿Y demás cargos locales en la treintena de entidades federativas con elecciones concurrentes?
Es incierto. Porque de entrada, cualquier acuerdo entre los líderes de los tres partidos citados, aunque haya sido por escrito, carece de formalidad legal para cumplirse.
Aunque hace algunos días, Marko Cortés declaró que los dirigentes de los tres partidos de la pretendida coalición “Va por México” ya analizan los requisitos de competitividad que deberán reunir los aspirantes presidenciales a encabezarla, y que en el caso de los panistas deberán contar con el 1% de firmas de apoyo del padrón electoral en 17 entidades.
Con lo cual, por cierto, está en desacuerdo Lilly Téllez.
Por su parte, “Alito” también hace unos días se reunió con las y los aspirantes priistas para analizar el método de definición de la candidatura presidencial, sin llegar a algún acuerdo; lo seguirán analizando.
Suponemos, y así debería de ser, que cada uno de los tres partidos políticos definirá un candidato o candidata internamente, y luego elegirán entre estas personas a quien encabece la coalición “Va por México” en la elección a la Presidencia de la República.
¿O cómo?
En ese cómo puede venir el quiebre interno en cada partido y tal vez hasta la ruptura entre éstos. En el primer caso, porque hay aspirantes que rechazan ir a una competencia interna con ‘candados’ como la exigencia de determinado porcentaje de firmas; en el segundo caso, porque los dirigentes partidistas también tienen su corazón puesto en la candidatura presidencial.
DE LAS LOCALES 2023
Seguramente el PRI, el PAN y el PRD tomen decisiones definitivas después de la jornada electoral de Coahuila y el Estado de México, en función de los resultados de la elección a la gubernatura de cada una de ambas entidades, donde las candidaturas son priistas.
Si consiguen ganar ambas gubernaturas, el Revolucionario Institucional quizá se sienta fortalecido y con derecho a poner la candidatura presidencial, dejándole al PAN la postulación a la jefatura de gobierno de la Ciudad de México. Igual si ganan Coahuila, y obtienen un resultado cerrado en el Estado de México.
Y ahí puede producirse otro quiebre o la ruptura entre los pretendidos aliados.
Lo que sí, es que del resultado de las elecciones en ambas entidades, puede que dependa la suerte de la alianza “Va por México”.