Es sabido que el presidente Andrés Manuel López Obrador no acepta la crítica mediática, ni los consejos de su gente cercana, con sus contadas excepciones. Pero que alguien le diga que últimamente ha cometido dos graves errores políticos:
Uno: No recibir a Xóchitl Gálvez Ruiz en su conferencia matutina para ejercer su derecho de réplica.
Dos: Hablar de ella reiteradamente en sus ‘mañaneras’. Incluso, aludir a la persona de la hidalguense sin mencionarla pero claramente en su contra.
AMLO hubiese recibido a Xóchitl para escucharla en la tribuna matutina determinado tiempo sin él decir palabra. Terminando, caballerosamente la hubiera acompañado hasta la puerta de salida de Palacio Nacional. Y hasta ahí hubiera quedado todo, probablemente llevándose él los reflectores.
Pero sucedió al contrario. Al no recibirla, Xóchitl capitalizó políticamente el hecho y ahí empezó todo. Los ojos de medio mundo voltearon a ver a la mujer capaz de poner en jaque al mismísimo Presidente de la República.
Entonces impulsada o no por Claudio X. González, Gálvez Ruiz pasó de ser la candidateable a la jefatura de la Ciudad de México, al prospecto viable para la candidatura presidencial por la oposición: PAN-PRI-PRD; una oposición cuestionada pero al fin oposición.
Y ese es otro error de AMLO, decir que dicho empresario eligió a Xóchitl para ser candidata presidencial de esos tres partidos políticos agrupados por el momento en el Frente Amplio por México. Es como insinuar que la hidalguense carece de aspiraciones propias.
Lo peor es que se puede entender también como insinuar que atrás de ella están hombres, manejándola como un títere conforme a los intereses de ellos. Como si la senadora no tuviera capacidad, talento y méritos propios para competir por la Presidencia de México.
Sería tanto como que algún presidente de los tres partidos políticos que conforman el Frente Amplio por México saliera a decir que atrás de Claudia Sheinbaum Pardo está AMLO. Es una cosa tan horrenda, porque la aspirante presidencial de Morena es una mujer inteligente, talentosa y tiene las credenciales suficientes para ser electa en 2024.
Quizá sea una de las razones por las cuales la hidalguense denunció al presidente López Obrador por violencia política en razón de género. Si prospera o no la denuncia, ya será responsabilidad de las autoridades electorales competentes.
Andrés Manuel es todo un estratega electoral. Pero el caso Xóchitl como que lo ha sacado de control y eso que todavía no es la candidata presidencial del bloque opositor. Incluso, el tabasqueño ha conseguido un efecto contrario al deseado: Que la opinión pública haya volteado a ver a la senadora como la opción competitiva de la oposición.
Imagínense que en una de esas prospere la denuncia por violencia política en razón de género y la autoridad electoral ordene a AMLO a ofrecerle una disculpa pública a Gálvez Ruiz. Uf. Seguramente no lo haría; si no le permitió el acceso a la conferencia matutina, menos le ofrecería disculpas.
Entonces, Xóchitl aprovecharía la oportunidad nuevamente para exhibir al presidente AMLO, para posicionarse más en el ánimo del electorado mediante acciones mediáticas en contra del mandatario nacional, sobre todo en redes sociales. Por algo es experta en inteligencia artificial.
La hidalguense ha sido muy hábil para hacer caer en la provocación al presidente López Obrador con resultados muy positivos para ella en la preferencia electoral rumbo a las elecciones 2024. Tan positivos que tal vez el PAN, el PRI y el PRD ya no les quede otra más que postularla como candidata presidencial.
Salvo que el poder del Estado los obligue a postular una candidatura débil, o salvo que en verdad del proceso interno de tales partidos resulte una candidatura diferente a la de Xóchitl.
PERFILES PARA EL RESTO DE LOS CARGOS
Para el resto de los cargos populares, la oposición debería postular perfiles similares a los de Xóchitl Gálvez en cuanto a carisma, chispa, inteligencia, talento; en resumen, perfiles altamente competitivos a las senadurías, diputaciones federales, diputaciones locales y/o presidencias municipales, alcaldías, ocho gubernaturas y la jefatura de gobierno de la Ciudad de México.
Imagínese, provocarían un efecto huracán. Y que les hace falta, sobre todo considerando que ni el PRI, ni el PAN, ni el PRD tienen ni los recursos económicos, ni la estructura electoral suficiente para ganar elecciones; entonces necesitan candidatos y candidatas de perfil competitivo.
¿Los postularán? ¿O van a privilegiar las cuotas y los cuates?