Interesantes, pero muy preocupantes, los Resultados del Índice de Desarrollo Democrático 2020 en nuestro país, que además puntualiza el lugar de las 32 entidades federativas con sus respectivos déficits.
Un estudio digno de tenerse en cuenta por gobernantes, partidos políticos, aspirantes a cargos de elección popular, políticos en general y toda persona con gusto por la política, por la administración pública en cualquiera de sus niveles y por el ámbito legislativo.
Pues algo está pasando: ¡Vamos para atrás, como los cangrejos! En caída libre en varios de los conceptos medidos por el estudio recién salido del horno, presentado por la Fundación Konrad-Adenauer México, la consultora PoliLat, el Instituto Nacional Electoral (INE), la Confederación USEM y el Centro de Estudios Políticos y Sociales (CEPOS).
Y este es un momento oportuno para ser analizado por quienes aspiran llegar al poder a partir de las elecciones 2021, les puede servir hasta para diseñar la estrategia u oferta de campaña; y a los gobiernos, para detenerse y corregir fallas.
(Entiéndase por gobierno los tres poderes en el orden federal y local; además de los ayuntamientos).
Evidentemente, como bien lo dice el documento, la ciudadanía es parte importante; su participación es fundamental. Sin embargo, ¿cómo motivarla en momentos en que en nuestro país crece el número de personas viviendo al día, ya prácticamente sin ahorros y sin esperanzas laborales?
Quien sabe que sea más pesadilla, si los gobiernos apáticos o la pandemia Covid-19.
Por cierto, en el estudio se advierte: “…no encontrarán aspectos sustanciales de lo que el Covid-19 trajo como consecuencia en los liderazgos y en la gestión estatal en todo el terri-torio del país, esta cuestión la analizaremos de manera detallada en nuestro próximo informe IDD-MEX 2021.”
Uy, seguro hubiese dado como resultado una peor caída libre.
En fin, un dato interesante es la ubicación de las 32 entidades federativas en los índices evaluados. Por ejemplo, en el Ranking 2020 Yucatán lidera por cuarta ocasión en el desarrollo democrático, mientras que Guerrero obtiene por quinta vez la peor calificación.
En el rango de alto desarrollo democrático se encuentras las siguientes diez entidades: Yucatán, Baja California Sur, Aguascalientes, Querétaro, Hidalgo, Tlaxcala, Tamaulipas, Sonora, Nuevo León, Coahuila y Sinaloa.
En desarrollo medio se ubican: San Luis Potosí, Jalisco, Ciudad de México, Campeche y Durango, Quintana Roo, Tabasco, Guanajuato, Nayarit, Colima y Zacatecas.
Mientras que el grupo de entidades con bajo desarrollo lo integran: Baja California, Chihuahua, Puebla y el Estado de México.
Y con mínimo desarrollo democrático se sitúan seis estados: Chiapas, Oaxaca, Michoacán, Veracruz, Morelos y Guerrero.
Ah, coincide mucho con los niveles de pobreza.
En general el estudio resume: “A nivel federal se continúan las diferencias de desarrollo democrático entre las regiones del país. En 2019 habían avanzado en su índice de desarrollo 21 de las 32 entidades; en cambio, en 2020 sólo 11 estados lograron un mejor resultado en comparación con el año anterior.”
Igualmente sintetiza: “La ‘Democracia de los Ciudadanos’ empeora nuevamente este año (2020), con una caída del orden del 4% respecto del IDD-Mex 2019. En la ‘Democracia de las Instituciones’ vuelve a caer el promedio nacional (3,324 puntos). También la evaluación de resultados de la gestión democrática cae en promedio respecto del informe anterior.”
¿No es para alarmarse?
Y miren, el estudio resalta: “La participación ciudadana es un derecho y un deber ciudadano indispensable para la consolidación de una democracia plena. Votar es parte de ese derecho y deber, pero no es suficiente.”
Por supuesto que no es suficiente, sobre todo en tiempos de pandemia.
Esperemos que así lo entiendan los gobiernos, partidos políticos y aspirantes a cargos de elección popular. Y también la ciudadanía en el momento justo de votar y luego vigilando y exigiendo el cumplimiento de las promesas de campaña.
¿AVANZAREMOS?
Ojalá.
Sin embargo, la polarización en nuestro país es el primer obstáculo.
La Consejera del Instituto Electoral de la Ciudad de México, Carolina del Ángel, bien lo bosquejó al aseverar:
Que México no podrá avanzar en el fortalecimiento de la democracia, si todas las instituciones públicas “no están el mismo canal, si no cambian programas educativos, si no se entiende que la crianza positiva no sólo es en casa sino también en las escuelas, si no se entiende que la democracia debe permear, no sólo como este concepto de elección, sino como una forma de vida”.
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