Sucesión 2024. La irresponsabilidad opositora invocando (y deseando) Colosios entre huipiles

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La oposición periodística mexicana es muy irresponsable y mendaz. Es miserable, es lerda en sus planteamientos diciendo tamañas tonterías como aquella de si a Gálvez le pasa algo, será culpa del presidente. Qué rebuzno. De los más sonoros que ha soltado en este sexenio. En realidad, si le pasaras algo a la Gálvez sería culpa en mucho de los nombres que estas semanas han circulado haciendo esa aseveración, induciendo al odio. Así de sencillo. Y de quien atentara contra ella, que es lo que les cuadraría tanto que sucediera. El señalamiento es al revés. Si le pasa algo a ella, esos comunicadores serán los responsables por dar ideas, por desear que suceda y por instar a que ocurra.

¿Qué tendría que sucederle a ella y por qué hay que culpar al presidente?  Lo segundo, hecho por fastidiar, nada más. Es una necedad culparlo sin pruebas fehacientes y objetivas y una timoratez creerla en peligro a ella, per se o dizque gracias a él. Es victimizarla, lo cual saben los opositores que hacerlo sustituye oírle a Gálvez su proyecto de país –que muy dudosamente tiene– con el cual está obligada a demostrar que los opositores como ella son supuestamente, mejores que la oferta morenista y, pues, así cómo van, la verdad es que no lo son. Un periodista tuitea un “seguramente” acusando a López. ¿Seguramente? Entonces no te consta lo que afirmas…¡vaya manera de propalar odio al presidente! Qué necesitados de ello. Qué irresponsables y qué ardidos están.

Menos mal que ante tanta barrabasada dicha por periodistas carentes de la más elemental ética y prevaricadores, buscadores del más burdo amarillismo, agoreros del desastre, la placeada Xóchitl Gálvez los ha llamado acertadamente, como exagerados. O sea, les dio palo. ¿Por?

Primero: Sí, advertir que por una presunta agresión recibida en un mercado cualquiera, la vida de Xóchitl Gálvez peligra y, en caso de perder la vida, una tragedia, el culpable sería López Obrador, es sostener una tamaña irresponsabilidad, una pifia y una verdadera patraña que solo puede provenir de la boca de personas mal intencionadas y sin ética, que propician un discurso opositor de odio que es el verdadero peligro, como sus autores. Segundo: Repiten tales periodistas una gran e irresponsable mentira y, como tal, de esa perorata dígase fuerte y claro: es una gran tontería. Y lo es. De entrada, aseverar que si López Obrador ha señalado a Gálvez, eso lleva a ser agredida, resulta en tamaña tontería decirlo por varias razones perfectamente enlistables y explicables al por mayor. Y la primera es porque no aportan un solo nexo que lo explique tal prodigio de violencia. Sus ocurrencias, no cuentan.

La oposición toda, debe de serenarse y dejarse de tanta tontería. Ya rebasaron la cordura y la sensatez. La ética hace rato ya, que la perdieron. Se ven mal, de verdad. Por principio de cuentas, el presidente no ha dicho mentiras de la candidata ungida por el Señor X ante partidos genuflexos que la soportan: PRI, PAN y PRD. Están documentadas las faltas, son palmarias las carencias evidentes de la señora y las triquiñuelas fiscales de la ungida por Claudio X. González. En segundo lugar sí, los señalamientos la exhiben, que no es lo mismo que ponerla en peligro. Hay que ser muy lerdo para sostener que sí lo está. Por favor. Tantito de por favor. Y si la Gálvez un mal día sufriese lo indecible, primero hagan su trabajo y tómense la elemental molestia de averiguar quién fue. Lesson 1 de periodismo.

Tercero: la conspicua candidata hasta que no se demuestre lo contrario, no ha acreditado que sean seguidores del presidente sus supuestos agresores. Cuantimenos, quienes lo señalan a él con tamaña irresponsabilidad, como causante de un inexistente atentado futuro. Lo normal. Mucho menos explican ni detallan o demuestran cómo podría suceder ese absurdo nexo entre dichos y acciones, absurdo mientras no expliquen cómo puede ser. ¿Se trata solo de ser bobalicones para, así, detonar el odio al presidente? Sí, así es. Así es como se están comportando y nada más. Es bueno precisarlo, porque la cosa no va ni quieren, de explicarnos cómo puede suceder que ante un señalamiento certero del presidente, cualquiera podría agredirla; siga o no a López y cómo le puede pasar algo distintivo a ella, tal y como puede ocurrirle a cualquier candidato. Ni explican cómo es que el presidente sería el responsable. Son rocambolescos en sus señalamientos. Por cierto, entonces ¿Gálvez si es la elegida? Cuarto. Ni Xóchitl Gálvez puede erigirse como víctima de López ni de nadie que simpatice con él, en tanto ese alguien no confiese serlo y ni así, no por esas sería responsable López. Sería responsable solo esa persona. Punto. Ni tampoco Xóchitl Gálvez es Colosio. Esa manía enfermiza opositora de aferrarse a cualquier clavo ardiente genera grima, la conduce a hacer barrocas comparaciones tontas. Y precisemos con toda puntualidad: nadie necesita un Colosio, a menos que sea quien sí lo requirió muerto como en 1994 –como sucedió–  y hasta hoy que se sepa, quien mató a Colosio no era seguidor de López. Así que hay que ser más cuidadosos y menos miserables para culpar de algo similar al presidente y a quien sea. Por cierto, México nada le debe a Colosio. Absolutamente nada. Dejarlo en paz, ya.  Y a quien le fastidie que así se diga, que se rasque.

Los nombres de los periodistas que tan barbajanamente han inculpado al presidente, no nos extrañan. La gente los ubica, su desprestigio latente es total y, encima, nuevamente, se nos recordó con gran tino y oportunidad las ingentes cantidades que recibieron para acallarlos el sexenio pasado, sí, por “publicidad”. Anda ya. Todo lo cual, los pone en el piso por su actos, no porque lo diga nadie más. Así que desde su desprestigio arrojan cacayacas y desde su desprestigio renovado los contemplamos un poquito como Dios ve a los conejos, ya que tanta estulticia de su parte es reprobable y absolutamente cuestionable.

Y que magnífica ocasión es que exista “La Mañanera”. Mientras los medios más anquilosados y opositores vayan a tontas y locas, cuando no perfectamente acompasados, en nado sincronizado se dice ahora y dicho con gran acierto, resbalando, endilgando sandeces y persistan en tergiversar las cosas, quedará por respuesta la voz presidencial contando su verdad, de pleno derecho. Esa es su elemental función. Por eso no les gusta a varios. Y que el público contraste. Esos, los aludidos en el tercer párrafo, quedan así y otra vez, exhibidos y exhibidos no es lo cuestionable. Lo cuestionable es su proceder que los exhibe. No nos equivoquemos en lo que ha de juzgarse. Van de engañabobos y prostituyen la libertad de expresión. Qué vergüenza dan.

Y no hay ningún inconveniente en reiterarlo: mientras Gálvez llora, o se queja o vuelve a llorar a lágrima viva buscando que la gente se conduela de su pasado, resta oportunidades ella misma a explicarnos qué país quiere. ¿Tiene idea real de uno? De seguir así, nunca conseguiremos enterarnos. Eso la desacredita como la buena candidata que dicen que es, sin serlo. Si no se da ella misma la oportunidad de explicar un proyecto sin ocurrencias ni deslices, cuando no dislates, nadie lo hará por ella y seguirá sin ser atractiva como candidata. Es tan sencillo de entender como que un huipil no alcanza para afianzar. Y buscar Colosios entre huipiles es ocioso y estéril.

Cabe apuntar que si insisten en que la Gálvez sea antipeje, el presidente cuenta con una amplia aprobación. No sea que a ella le salga el tiro por la culata siguiendo esa desencaminada estrategia. También destáquese que decir que hubo puro tarugo en el gobierno de López revela el deplorable nivel de la Gálvez. Ergo, no es mejor que López. La tendrán que pulir bastante. Y tener la lejía a la mano. Dice más picardías que el Negrito Sandía. De verdad ¿México necesita tanto folklorismo? Es verdad que no.