Nadie ha pedido protección para su vida ante el INE

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  • No hay confrontación del INE con el Presidente AMLO
  • La presidenta del INE pone los puntos sobre las íes

Qué va de la prepotencia de Córdova Vianello y Ciro Murayama, mandamases del INE del pasado inmediato, a la templanza de Guadalupe Tadei, en el encargo de la presidencia del Consejo General del INE. Una vuelta radical. Córdova Vianello chocaba, siempre estaba en conflicto, siempre tenía el prurito de la confrontación con quienes él creía que eran opositores al viejo régimen o adoradores de López Obrador, e inclusive exteriorizaba un racismo vergonzoso con representantes de pueblos originarios.

El presidente los ponía fuera de quicio. O era su complejo, o se obnubilaba porque López Obrador, con sus poco más de 30 millones de votos, echó a patadas al pripanismo de la residencia oficial de Los  Pinos a la que convirtió en un activísimo centro cultural para las clases más desposeídas.

La señora Taddei habla poco y habla bien; tiene lógica, contra la palabrería de Córdova y de su acólito, Ciro Murayama, que siempre estaban en conflicto con todos los que hablaran y actuaran en la Cuarta Transformación de la Vida Pública Nacional, comenzando con el presidente Andrés Manuel López Obrador, a quien odiaban con todo. Y nunca pudieron aceptar en su interior, y también en su exterior, que el tabasqueño fuera el Presidente de la República y que tuvieran que haberlo declarado oficialmente el triunfador de las elecciones de 1918, cuando el PRI y el PAN fueron materialmente hechos trizas, trizas de las que aún no  se reponen y no se repondrán mientras en las urnas la mayoría de los votos sea para los candidatos que presente Morena.

Taddei fue entrevistada recientemente por el periodista Vicente Serrano, quien dejó las cosas en claro. Nada contra el presidente López Obrador por parte de los consejeros del INE. Nada contra nadie. Lo importante es organizar unas elecciones limpias, de las que los ciudadanos queden satisfechos.

Todo lo que hace ahora el INE es natural. Se trata de organizar las elecciones y contar bien los votos. Lo que le preocupa a la consejera es la seguridad para las elecciones que deberá ser garantizada por los gobiernos de las 32 entidades federales. Aclaró que al INE no le corresponde la seguridad, sino a los gobiernos constituidos. La seguridad es primordial para el éxito del proceso electoral y la elección del día de la jornada.

Recientemente, el Consejo General del INE se reunió con los 32 gobernadores para solicitarles que pongan todo su empeño para garantizar la seguridad de las elecciones, particularmente las de junio de 2024.

Así mismo, Guadalupe Taddei encontró un INE con nobleza institucional, en el cual la inmensa mayoría de los  trabajadores son leales, aunque pareciera que hay preferencias con los partidos que no cumplen con los ordenamientos oficiales.

Hay un objetivo que une al Consejo General del INE, que es organizar muy bien los procesos electorales. Los once consejeros tienen el mismo propósito, que las cosas se hagan y que se hagan bien. Además, están todas las áreas, todas los institutos electorales locales en todo el país.

Respecto a los presupuestos, su elaboración va en muy buen camino. EL INE tendrá un presupuesto adecuado. Y el presupuesto sí alcanzará para celebrar para celebrar las elecciones, porque han participado todas las instancias oficiales en la elaboración del presupuesto.

Y no  hay ninguna confrontación entre el INE y el presidente de la República. Lo que nos importa es tener una sana relación con todos. Llevar a buen puerto las elecciones. Con el poder ejecutivo hay que tener  una sana relación, porque la seguridad es muy importante para el proceso y eso está en manos del presidente.

Pero la seguridad en los procesos electorales no está en manos del INE, sino es responsabilidad del poder ejecutivo federal y de los gobiernos de los estados.

Pero nadie, hasta el momento ha solicitado protección, ningún precandidato. Ni la señora virtual candidata del PAN, Xóchitl Gálvez, quien acusa, por medio de periodistas escandalosos y comprometidos con las clases económicamente poderosas, de que podría sufrir un atentado contra su vida.