Xóchitl Gálvez Ruíz está en la etapa de evolucionar en su vida como política, ya no es la empresaria exitosa que llamó la atención a los buscadores de talento (head hunters), que la recomendaron ante presidente Fox, pero tampoco es la que aspiró a la gubernatura de Hidalgo, la que fue jefe delegacional de la ahora Alcaldía Miguel Hidalgo, ni la aspirante al gobierno de la Ciudad de México.
Ahora la Senadora Gálvez es la persona que tiene la mayor posibilidad de salvar a México de la tiranía de López y su movimiento. Sí, tiene las características personales para lograrlo. Sí, atrae a la gente con su discurso franco, fresco, directo, sincero. Sí, su apoyo ha crecido exponencialmente. Sí, el presidente ha caído en pánico ante su surgimiento.
Pero también hay que considerar que Xóchitl Gálvez no proviene del mundo de los partidos políticos. En efecto, el PAN la ha arropado en las candidaturas para la gubernatura de Hidalgo, la Delegación Miguel Hidalgo y la senaduría que actualmente detenta, pero ella no se ha afiliado a dicho partido y no se considera panista; es más, le gusta presumir de su pasado de izquierda.
Es por eso por lo que ahora la Senadora Xóchitl Gálvez debe pasar a las “ligas mayores” a hacer política de alta escuela, claro está, sin desdibujar su personalidad y carisma que a todos nos ha embelesado.
Primeramente, Xóchitl debe considerar que el entorno en que se encuentra formalmente es el de los partidos políticos que han conformado al Frente Amplio por México (FAM). Solo los partidos pueden formar frentes, esa es la fórmula que se pudo diseñar para enfrentar los embates anticipados del oficialismo.
También Xóchitl debe tomar en cuenta que la sociedad civil es su mayor apoyo para llegar a la presidencia de la República, aunque tenga que pasar por la etapa previa de dirigir al FAM, y ahí ella necesita hacer una gran labor en primer lugar; que es que la sociedad civil se vincule con los partidos de oposición PAN, PRI y PRD y una labor de acuerdos políticos para atraer a Movimiento Ciudadano al FAM.
Para ello, Xóchitl debe de comprender que los aspirantes a dirigir el FAM provenientes de los partidos que lo integran, tienen a su favor la estructura partidista por lo que utilizándola pueden obtener en breve tiempo el registro de firmas requerido para que pasen a la primera etapa del proceso de selección de la persona que dirigirá al FAM, y, sobre todo, los votos que serán parte del proceso de selección de la persona que dirigirá al FAM.
Por eso, Xóchitl tiene que realizar una continua labor de reclutar gente, dentro y fuera de los partidos, para que se registren al padrón del FAM, ya que solo así se podrá votar el 3 de septiembre en los 300 distritos electorales federales, para elegir a quien vaya a presidir el FAM. Ese registro cierra al finalizar el 20 de agosto.
Tendrá que tejer fino Xóchitl en esa relación con los partidos que integran el FAM y también con las organizaciones de la sociedad civil que impulsaron la creación del FAM, así como los miles de asociaciones que han surgido en México a raíz del mal gobierno que tenemos y las amenazas que se ciernen en el país por dicho gobierno y los partidos oficiales que lo arropan, con el fin de obtener los consensos necesarios para la conformación de un gobierno de coalición, novedoso, que contraste fuertemente con el desastre de gobierno que tenemos.
Xóchitl debe comprender que ella es la oportunidad para que los partidos se abran a la ciudadanía para conquistar al Congreso de la Unión en el 2024, y así poder enderezar el rumbo del país. Pero también debe comprender que los partidos del FAM (como todos los demás), se sienten amenazados en sus dirigencias y ellas tienen que comprender que se debe de abrir un proceso de negociación para salir unidos y dar en bloque la batalla para la presidencia y el Congreso, que será feroz.
Sí, vienen tiempos de definiciones, y el liderazgo de Xóchitl debe de tomar este reto, que será de los grandes desafíos que tendrá que afrontar, eventualmente como candidata a la Presidencia de la República, y esperemos, que finalmente como presidente de la República.