Escribí sobre la difícil, compleja y grave situación en Guerrero. Como respuesta un par de tuits de la gobernadora con la ridícula y usada frase de “no somos iguales”. Ni siquiera tiene la habilidad discursiva como para no imitar las palabras presidenciales. Se le acabo lo creativo.
“Durante la Ceremonia de Homenaje e Izamiento de Bandera correspondiente al mes de agosto dejé claro que ninguna campaña de desprestigio me va hacer claudicar, ni tampoco me va a detener, porque estoy decidida a no fallarle a la gente y mi convicción es la de recuperar la confianza perdida por el actuar erróneo de los gobiernos del pasado. Porque no somos iguales, nosotros sí trabajamos por, para y de la mano del pueblo” son sus líneas en redes públicas.
Y ante los asaltos, crímenes, extorsiones y bloqueos, la gobernadora evade anticipando que son campañas de desprestigio y se refiere al “actuar erróneo de gobiernos del pasado”. Pues la reunión de la alcaldesa de Chilpancingo con presuntos delincuentes no parece corresponder ni cercanamente a las aseveraciones de la gobernadora.
Pero más aún también atribuyó a la degradación del Estado a factores de género, escribió: “Soy orgullosamente mujer y madre de familia, y para algunos eso es motivo suficiente para violentarme y descalificar a mi administración.
Lo cierto es que a pesar del enorme avance del feminismo en #México, todavía existen mentes cerradas que nos censuran y vulneran por el hecho de ser mujeres”.
Esto no sé qué tenga que ver con el reciente asesinado del esposo de su familiar en las inmediaciones de Zihuatanejo. Las justificaciones baratas y simplistas permiten una radicalización social que hace creer que los malos fueron antes y los buenos son los actuales. El caso de la rural Isidro Burgos es un pendiente estatal que no se deciden a resolver porque hay enormes intereses de grupos que cometen ilícitos.
Hoy con el argumento de que el gobierno federal “construye las mesas para la paz” con el propósito de reducir la alarmante violencia criminal en donde hay testimonios de la participación directa de militantes de Morena, intentan convencer que el diálogo es la forma más adecuada de solucionar los conflictos, sin embargo, hemos también sostenido que, al parecer, y en actos violentos en Chilpancingo, no es el diálogo sino la negociación fuera de la ley con quienes cometen incluso secuestros.
Los miembros del gabinete que participan en las reuniones de seguridad con AMLO no saben o no quieren informar sobre la fuerza que han sumado los crimínales en Guerrero y Morelos por el asunto de la droga.
Asumiendo que todo lo malo es derivado de gobiernos del pasado AMLO, por ejemplo, ha tenido cinco años para enmendar, pero el país está sumido en un problema de seguridad, económico y político sin precedentes.
Simplemente hay que observar el deterioro en materia diplomática para entender la serie de pifias y ocurrencias que han llevado a conflictos bilaterales con otras nacionales y eso no es responsabilidad del pasado. Lo mismo ocurre con Guerrero.
Que le pidan cuentas a Ángel Aguirre involucrado como mandatario estatal en el evento de Ayotzinapa. En pocas palabras los abuelos y las mamás de los sicarios en Guerrero no han correspondido con nalgadas.
En Taxco el domingo anterior la hermana de la gobernadora Evelyn Salgado Pineda, fueron baleados por criminales. Sobre el tema no hay boletines, comunicados oficiales, ni entrevistas. Guerrero está dominado por grupos de asesinos bien armados y organizados.
Ante la evidente ausencia del gobierno, los delincuentes secuestraron a tres operadores del transporte público. Hace una semana, a unos kilómetros de Chilpancingo mataron a un empresario y a su hijo y a un testigo. Y esto se replica en varias Entidades.
Lo cierto es que un asesinato, un secuestro, mutilaciones o extorsión no puede reducirse al argumento de que se trata de una campaña de desprestigio y… por ser mujer.
Conductor del programa VaEnSerio mexiquensetv canal 34.2, izzi 135 y mexiquense radio.
@cramospadilla