Los partidos Acción Nacional (PAN), Revolucionario Institucional (PRI) y de la Revolución Democrática (PRD) concluyeron la etapa de recolección de firmas por parte de las personas aspirantes a Responsable Nacional para la Construcción del Frente Amplio por México, que en total consiguieron: 1.9 millones de firmas registradas.
Y, ciertamente como dice Arturo Sánchez, integrante del Comité Organizador: “Más allá de los resultados, se mostró que es posible la participación de la sociedad civil en la vida nacional” en este ejercicio democrático cuya real finalidad es la preselección del candidato o candidata a la Presidencia de la República a postular por tales partidos.
Sí, ha sido un buen ejercicio democrático, comparado con las prácticas del dedazo directo y convenciones partidistas arregladas, métodos fácticos a los cuales ‘eran’ muy asiduos los tres partidos en la selección de sus candidaturas.
Un buen ejercicio sin entrar al detalle de la revisión de firmas para verificar su autenticidad, pues si no lo fueran todas, entonces tanto partidos como aspirantes se engañan a sí mismos. Al final de cuentas en las urnas electorales necesitan votantes de carne y hueso.
No obstante lo virtuoso del ejercicio democrático, 1.9 millones de firmas no son nada respecto de la cifra de votos que la candidatura de los partidos del Frente Amplio necesita para ganar las elecciones presidenciales de 2024: Mínimo 30 millones, considerando el umbral del 2018.
Claro, un proceso de recolección de firmas siempre es complejo. Y en ocasiones tiene otros fines, además de dar validez y legitimidad. Por ejemplo, mover ciudadanía y sacar de su letargo a la militancia partidista. Si esto fue uno de los fines de esta etapa del proceso tripartita, avanzaron en relación a como estaban: De plano aniquilados con el desencanto ciudadano y desencuentros internos.
REGLAS SON REGLAS
Ya saben, cuatro pasaron la etapa de recolección de firmas, dos panistas y dos priistas: Santiago Creel Miranda, Xóchitl Gálvez Ruiz, Enrique de la Madrid Cordero y Beatriz Paredes Rangel, quienes “cumplieron a cabalidad con los requisitos.”
El resto de las personas aspirantes, entre ellos los perredistas Silvano Aureoles y Miguel Ángel Mancera, no los cumplieron o los cumplieron a medias; no reunieron el requisito de la dispersión de firmas, o sea juntar un mínimo en determinado número de entidades federativas.
Y reglas son reglas, las leyeron y avalaron al entrar a participar en este sui géneris proceso político. Entonces, no cabe llamarse sorprendidos, ni engañados. Así que un aparente enojo, inconformidad, implicaría más bien el ánimo de negociar alguna otra candidatura a cambio de guardar compostura.
Pero mientras afectan la imagen del proceso político tripartita. La ciudadanía puede creer que hubo trampas en la recolección de firmas, cuya legitimidad aún se desconoce.
¿DADOS CARGADOS?
La oposición tripartita se pondría la soga al cuello en caso de no seleccionar a la persona aspirante mejor posicionada en el ánimo ciudadano. Y esa persona parece ser Xóchitl Gálvez, salvo que los pulsos internos indiquen de manera fehaciente tratarse de Beatriz Paredes, de Enrique de la Madrid o de Santiago Creel.
Ahora si como dicen los inconformes, todo está arreglado para que sea Xóchitl, entonces no se trata de ‘dados cargados’, sino de una decisión inteligente considerando que hasta el momento la hidalguense es la más popular, según encuestas, salvo que éstas sean manipuladas.
Y si todo está ‘arreglado’, ¿para qué continuar con la siguiente etapa del proceso político del Frente Amplio por México? Amén de sus objetivos formales, los foros regionales servirán para seguir posicionando la alianza de los tres partidos políticos rumbo al 2024 y su candidatura presidencial, que va a quedar entre uno de los cuatro semifinalistas.
Una manera simulada de ganarle tiempo a los tiempos electorales.
SEPARACIÓN DEL CARGO
La Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) confirmó por mayoría de votos que no se debe exigir la separación del cargo a las personas inscritas en procesos partidistas que sean servidoras públicas, “pues no hay base legal para hacerlo”.
Tiene razón.
Por eso, ante los inmensos vacíos legales y normas que ya quedaron rebasadas por la realidad político-electoral, se hace necesario plantear en una reforma la separación del cargo público o popular para participar en procesos políticos y procesos electorales.
No que a la hora de la hora, en todos los partidos salen cortados con la misma tijera en el uso de recursos públicos en asuntos político-electorales.