La oposición a Morena o es desinformada a la mala y por placer o actúa de mala fe. Tiene para escoger solo esas dos posibilidades de cómo se comporta y en las dos pierde, se exhibe y demuestra su muy cuestionable proceder. Difunde dos grandes mentiras: que López quiere asfixiar presupuestariamente al Poder Judicial y que Gálvez es el triunfo de la ciudadanización de la política. Vamos, como si fuera la Inmaculada Concepción. Sí están graves.
Por principio de cuentas, la opinión pública está obligada a informarse. Existe la condición para hacerlo y gracias. Así, sabría que existe la división de poderes, un equilibrio de fuerzas dispuesto por la ley a los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial. El trío sabe que tiene alcances y límites frente cada cual y en conjunto, hacia los otros dos. A ese reparto de facultades recae su consiguiente cúmulo de pesos y contrapesos. Tal y como lo concibió Montesquieu desde el siglo XVIII. En otras palabras: tú tienes la lata y yo, el abrelatas. Más vale negociar o si no, asúmase el golpe de cada cual entre Poderes del Estado. Punto.
En consecuencia, un poder del Estado por sí solo carece del entramado legal y hasta político para imponerse a los otros dos. Ya cada cual puede frenar en algo a los otros dos. En algo. Al Judicial le toca frenarse en los dineros y otro poder se los aprobará. Ni modo, eso le tocó en el modelo mexicano por mandato legal. Sin importar quién gobierna y/o a quién le parezca o no tal limitante. Así de sencillo. Máxime, si no le parece a alguien, porque así podría lanzar zarandaja tras zarandaja describiendo realidades inexistentes en materia presupuestaria, pero explotables a sus fines particulares y discursivos, como está sucediendo al aproximarse la recalcitrante oposición al aludir los presupuestos del Poder Judicial a ejercer en 2024.
Así, téngase por sabido: en México cada poder elabora su presupuesto. Ejecutivo y Judicial lo someten el respectivo al Legislativo. Fin de la historia.
Sí, es escandaloso lo que se gasta y despilfarra el Judicial. Está dejando como nunca, tanto qué desear y los sueldazos y dispendios en la Suprema Corte de Justicia son innegables, inmorales, majaderos. Muy ajenas esas sobreprestaciones a la impartición de justicia pronta y expedita necesitadas. No debe ser así de cara esa tarea e ir gastando en tanta frivolidad. Pero va, el Poder Judicial siempre se ha creído que se manda solo. Hoy se le pone en el escaparate y eso abona a la democracia. Y demuestra su enfado lanzando un presupuesto a no bajarlo, sino preferentemente, a incrementarlo sin transparentarlo, sin tantitas ganas de ponderarlo. Les ha importado un pepino reducirlo, concretamente a los ministros de la Corte sin limitarse en gastos y sueldazos. Como no se sentía obligado Lorenzo Córdova, y terminó así, insultando al pueblo de México, que apenas libra la pandemia, la escasez, la crisis mundial y aquellos ni se inmutan y hasta se ofenden al ser señalados de avorazados. Pues a cargar con eso. Tienen cara tanto Piña como sus muchachos. Sobre todo, gente como Aguilar y Laynez Potisek. Tan almidonados. Y tan merecedores, asumen. Mas es importante saberlo: el Poder Legislativo y la Cámara de Diputados en específico, es la que decide los alcances de un presupuesto nacional y eso implica recortes, ajustes y limita excesos como los del Poder Judicial pidiéndose aumento.
La facultad cameral de valorar el presupuesto judicial y modificarlo, de considerarlo, existe y no es cuestionable. Es constitucional y el Judicial nada tiene qué hacer ahí. Ha de limitarse a proponer y a esperar una respuesta que puede ser negativa y sería muy legal. ¿Votaría la Cámara de Diputados favorable las (absurdas) pretensiones del Judicial de aumentarse el presupuesto? quizá, pero siempre en un sentido u otro, es un proceder legal y no como lo desestiman equivocadamente, los opositores a Morena. Su extravío opositor es insultante a la inteligencia. Y así, el Poder Legislativo define, y el Judicial, aguanta. Y las palabras de Piña queriendo justificar sus gastos, son solo eso: palabras. Se atraviesan otros dos elementos que no debe olvidar la flamante titular del Poder Judicial: La composición política del Legislativo es invitación hoy a frenarle sus excesos. Y la realidad política. Está muy claro que si la señora Piña persiste en bloquear todo cuánto actúa el Ejecutivo y sabemos que hay improcedencias para frenarlo y, sin embargo, las impulsa, entonces sucederá que cuando llegue al final de la calle y tan impartidora de justicia, se topará con un pequeño detalle: será menos el dinero del Poder que encabeza. No toca a ella y a su instancia definirlo en definitiva. Si tuviera dos dedos de frente y menos cinismo, reflexionaría su actuar y el del cuerpo colegiado que encabeza. Hay mucha torpeza y mucha ceguera entre ellos, como para valorarlo, pero ese es su problema. Ahora le toca aguantar un posible no incremento presupuestario y puede ser que hasta un recorte. Que aguante la esencia de la división de poderes. También hay pesos y contrapesos para el Judicial. La Suprema Corte y aludidos jueces pueden seguir debilitando el estado de Derecho avalando delincuentes y tal en el nombre de prodigar amparos y mal creyendo que golpean a López Obrador. Golpean a México. Los aguarda el presupuesto anual que pidan. Nada como eso para ponerles el freno que también se han ganado, merecen y es legalmente procedente.
El Poder Judicial tiene la estupenda oportunidad de amarrarse el cinturón como todos, algo a lo que ha resultado tan reacio. Tan irresponsablemente, reacio. ¿Aceptará?
Y una respuesta a los opositores a Morena: los excesos financieros del Poder Judicial deben de cesar. Un ajuste al cinturón, se antoja necesario. Sus excesos son deplorables y no se le está asfixiando. Es previsible que perderá prebendas presupuestarias o deberá rehacer sus prioridades con lo que le asignen y, así, deberá de reajustarse el cinturón. Lo merece la ciudadanía. Limitar al presupuesto del Poder Judicial no es ni someterlo ni dominarlo. Solo es recordarle a la señora Piña que puede conducirse como lo hace, que al final del año, llegará el momento de definir los presupuestos y ahí, ahí será la hora de la verdad. Y todo igual de legal o más que su proceder de sabor a golpismo jurídico ejercido durante todo un año.
En cuando a Xóchitl la ciudadana, caben también algunas precisiones, porque la oposición desangelada, deslucida en su delirio por su nominación, está lanzando muchas tonterías en tropel. Una colección de frases disparatadas, lo demuestra: “No ganó Xochitl, ganó la ciudadanía”, dicen. “Los partidos se abrieron a la ciudadanía”, aseguraron. “Los ciudadanos fueron los que eligieron”, cantaron. “Somos la nueva cara de la política”, dizque.
No, los partidos no se abrieron a los ciudadanos, como el PRI no lo hizo en 2018. Aunque no les ha quedado de otra, no impusieron a una ciudadana ni mucho menos, libre de pasado y de ataduras a intereses. Los ciudadanos son los menos convocados. Ya ni siquiera les darán su ejercicio circense del 3 de septiembre. Qué tontos defendiendo lo indefendible. En cuanto a ser la nueva cara ¿de 60 años y con mínimo sus 25 en la palestra? Qué idea tan torcida tienen de la novedad los opositores a Morena.
Total, mientras usaban la tribuna de la Cámara de Diputados como palestra electoral violando la ley PRI, PAN y PRD el 1 de septiembre, la oposición anda sumamente extraviada en sus dictámenes y veredictos sobre la imposición de Gálvez como la candidata contra Morena. Observe que no lo es en pro de México ni mucho menos. Contra Morena y de ahí no pasa. No es ciudadana, lleva años militando en el PAN. No es opción, ya que le sabemos un cúmulo solo de disparates. No está mentalizada para el cargo que busca, se comporta con una ligereza propia de improvisados. Desde luego que popular no lo es. Algunos opositores sostienen que no está llamada a ganar, pero que servirá para retacar las Cámaras de opositores a Morena. No hay que ir tan rápido. Los electores al centro, no votarán lo que sea y solo por odio a López Obrador. Son más los que no lo harían. Olvidan que igual, tampoco implica arrastre de votos para imponer un legislativo antimorenista. Xóchitl es mala candidata hasta para eso.