Para los que suponían que la política es un escenario inamovible y que sus objetivos finales se sostienen si las demás variables permanecen constantes, la oposición entró en una zona de crisis: el Plan A de la senadora Xóchitl Gálvez Ruiz se está desmoronando por contradicciones de la precandidata y está mostrando que no existe un Plan B.
Una variable que hay que atender con mucho cuidado es la que representa el bloque ideológico de los intelectuales en modo opositor, los mismos que en el 2020 propusieron una coalición opositora entre todos los partidos para enfrentar el avance de Morena y que fueron los encargados de construir la imagen personal de la senadora Gálvez como la Santa Evita mexicana que iba a salvar al país de otro sexenio lopezobradorista.
El único escenario viable que tenía la senadora Gálvez para dar la pelea el lectoral contra el aparato de Morena estaba dependiendo de la existencia de una candidatura opositora única para evitar el debilitamiento por la fragmentación político-partidista. Sin embargo, puede haber cuando menos tres candidatos opositores que dividirán el mercado de votos: Movimiento Ciudadano, el ultraderechista Eduardo Verástegui y el exgobernador oaxaqueño Ulises Ruiz Ortiz, cuando menos hasta ahora, y a la espera de que Ebrard abra su juego 2024.
El papel de Marcelo Ebrard Casaubón en este escenario electoral sigue siendo un enigma porque su resentimiento sólo dependerá de que reviente en tribunales electorales la candidatura de Claudia Sheinbaum Pardo, pero a costa de una ruptura brutal con Andrés Manuel López Obrador, a quien “quiero muchísimo”, aunque en política los sentimientos son tan circunstanciales como demagógicos. Hasta ahora, Ebrard no ha tomado una verdadera decisión estratégica respecto a López Obrador y se la pasa cuchileando al presidente de Morena, Mario Delgado.
Las tendencias electorales de las encuestas tuvieron una oscilación pequeña en las últimas semanas, sobre todo por el activismo y el apoyo a la senadora Gálvez, pero al cerrar la semana volvieron al registro de cifras que le dan, de manera desproporcionada, más de 20 puntos porcentuales de ventaja a la coalición Morena-PT-PVEM, en tanto que la alianza PAN-PRI-PRD pareció alejarse de la senadora Gálvez y concentrarse en la disputa interna en cada una de las formaciones partidistas por las dos batallas burocráticas que se avecinan: el reparto de las nueve gubernaturas entre los partidos de la coalición y las listas de candidatos distritales y plurinominales para las senadurías y diputaciones federales en disputa.
En las últimas dos semanas, la senadora Gálvez se ha estado moviendo sin ninguna estrategia ni ningún plan político-electoral, los responsables de redactar su propuesta de plan de gobierno ni siquiera le consultan alguna frase y hasta su promotor Claudio X. González pareció haber llegado ya a su punto máximo de movilidad porque el perfil de la candidata pasó a los partidos promotores.
La soledad política de la senadora Gálvez se vio en las últimas horas en la falta de gestión de crisis por el problema de su tesis de licenciatura y las revelaciones de plagio y sobre todo de un proceso de titulación formal que no la convertía en la gran ingeniera que decían que representaba su profesionalización como símbolo de la cultura del esfuerzo personal y ya hasta dudan de que haya vendido gelatinas para financiar sus estudios. La senadora Gálvez encaró las primeras horas del conflicto con su ya menguada capacidad retórica de desdeñar todo tipo de señalamientos, pero con el dato importante de que no salió en su defensa ninguno de los tres partidos opositores, ni la Coparmex, ni el Señor X., ni los intelectuales opositores, ni las decenas de membretes de la pomposa sociedad civil.
La aceptación de que la había “pendejeado” en incorporar citas sin acreditar origen y por lo tanto caer en el territorio sensible del plagio quiso desdeñar el conflicto, pero la rectoría de la UNAM intervino para anunciar una investigación que sólo podría llevar al retiro de la cédula de titulación de la senadora Gálvez, un hecho que pudiera ser irrelevante en cualquier otro profesional, pero que va a golpear de manera muy severa la credibilidad y la imagen de Santa Evita de la candidata opositora.
Sin un Plan B para la oposición, la falta de cohesión de grupo en la promoción de la candidatura de la senadora Gálvez ha disminuido sus expectativas presidenciales.
Política para dummies: La política, pese a Hobbes, es la guerra de todos contra todos.
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