Carrera de San Jerónimo

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Esta España es diferente, cada vez se parece más a un país latinoamericano, que a uno europeo. Hay una vorágine político-partidista y un debate ideológico alrededor de los grandes temas nacionales que están erosionando la convivencia ciudadana cada vez más harta y ensimismada.

El largo debate de ayer de lo que es ya una investidura fallida por parte de Alberto Núñez Feijóo, el ganador de las elecciones generales del pasado mes de julio,  es la muestra más fehaciente de cómo el populismo ramplón termina fagocitando todo a su alrededor como si fuese un cáncer que va apoderándose poco a poco de un órgano.

Núñez Feijóo que ha ganado no podrá ser presidente porque de esto va la democracia parlamentaria en la que el rey Felipe VI es la cabeza del Estado y encomienda al ganador de las elecciones generales formar gobierno y para hacerlo necesita una mayoría absoluta en el Congreso de los Diputados; esto es 176 escaños/votos por parte de los diputados (de un total de 350 diputados) o bien, intentarlo por la mayoría simple, esta fórmula aritmética solo necesita de más síes que noes.

El ganador abanderado por el centroderechista Partido Popular (PP) no solo no será investido por mayoría absoluta, tampoco lograría sumar votos a favor por mayoría simple, como lo intentará Feijóo el próximo viernes.

Por Carrera de San Jerónimo, Feijóo llegó arropado por sus 136  legisladores, justo antes de entrar el hemiciclo para iniciar el debate de investidura. Llegó con un discurso de  político de Estado para defender la unidad de España y a la Constitución.

Argumentó en la tribuna que si llega a gobernar en España crearía un delito de “deslealtad constitucional”, ello en alusión a lo que el actual presidente en funciones, el socialista Pedro Sánchez, estaría negociando con los grupos nacionalistas e independentistas catalanes en relación con la concesión de la amnistía           tanto a los presos del Procés, como a los políticos fugados por organizar el referendo ilegal independentista, el 1 de octubre de 2017.

Pero además,  está el tema que flota en el aire: que Sánchez estaría negociando con los partidos políticos independentistas catalanes la posibilidad de que sea organizado otro referendo en Cataluña para decidir su autodeterminación. Todo a cambio de que le voten… de que lo hagan  presidente por otros cuatro años más.

A Feijóo que fue el más votado en las elecciones le ha agriado el triunfo que solo tenga a la derecha, para pactar, a la ultra derecha de Vox lo que para un  grupo de españoles es tanto como resucitar a Franco.

Hay ciudadanos que les puede más  el miedo a que Vox entre en el gobierno de España a que un  Sánchez populista sea capaz de pactar una amnistía y hasta una autodeterminación con Cataluña.

Así está la disyuntiva actual para la ciudadanía: un PP que  si en las votaciones no obtiene una mayoría absoluta, solo tiene la posibilidad de pactar con la ultraderecha; y una izquierda populista, mucho más organizada que es capaz de pactar con todos los demás partidos, así estén en las antípodas de la ideología progresista y sean antiespañoles.

Es más, en los años recientes, los únicos partidos que más se han beneficiado de la ruptura del bipartidismo en España son precisamente los partidos nacionalistas e independentistas.  Mientras se erosiona la convivencia política entre el PP y el PSOE, los partidos vascos y catalanes fundamentalmente  hacen corte de caja en el Congreso de los Diputados.

 

A COLACIÓN

Mucho está cambiando: no solo hay una incapacidad política de diálogo entre los dos grandes partidos eje de la democracia española; sino que ahora, los debates en el Parlamento suceden también en lenguas cooficiales: sea el vasco, el gallego o en catalán.

Los legisladores suben a la tribuna para hablar en sus lenguas y hay traductores contratados para traducirlo todo al español; un gasto adicional más  al que se comprometió el mandatario en funciones Sánchez como parte de sus compromisos con los grupos independentistas y nacionalistas. Lo ha intentado también, en el Parlamento Europeo, pidiendo los debates en dichas lenguas y hasta Sánchez ofreció que España pagaría el gasto de los traductores.

Hay un culto a la personalidad en la Moncloa que recuerda a muchos mandatarios latinoamericanos, persisten las mentiras en los discursos; la tergiversación de la realidad y hasta se mete mano a las cifras económicas, se contamina a los organismos e instituciones oficiales; a los órganos de gobierno y no escapa de ese populismo rabioso ni el legislativo, ni tampoco los órganos judiciales.

Si estos últimos cuatro años el pacto del PSOE con la ultraizquierda de Unidas Podemos ha dejado un desastre en leyes, políticas, roces con instituciones y muchos sectores sobre todo una persecución irracional contra los empresarios; otros cuatro años más del autodenominado gobierno progresista esta vez una edición del PSOE con la ultraizquierda de Sumar (un refrito de los  podemitas) solo continuará lubricando el odio, la confrontación ciudadana e ideológica nutriéndose de sacar a la gente a la calle para defender banderas como el feminismo y seguirá imponiendo un marchamo ideológico en una nueva moral que recorre a España en la que se exalta el despertar sexual; la libertad sexual; la temprana iniciación sexual y la exploración de las diversas identidades sexuales. Lo lamentable es que hay un elector de centro  totalmente abandonado porque no hay un partido con el que se identifique… existe un enorme vacío en este espacio ideológico y si no surge uno pronto, España tendrá  muchos largos años de gobiernos nocivamente populistas, lamentablemente.

@claudialunapale