Viajé 21 días por el sureste de Asia. Tailandia, Camboya, Laos, Vietnam. Quiero narrar algunas de mis impresiones.
Encuentro una gran similitud con México, desde la estructura de los mercados, la amabilidad de la gente, la predisposición a regatear, la precariedad en las zonas rurales y hasta algún chamán en Laos que podría encontrarse en Catemaco.
Posiblemente la ubicación de ambos mundos en el mismo paralelo explica según Enrique Bautista la influencia de esa ubicación geográfica ciertos rasgos del desarrollo cultural.
Estas zonas vieron el surgimiento de grandes civilizaciones alrededor del siglo XI tema que podrá ser de interés para arqueólogos y antropólogos. Pero en Asia surgió el animismo, el budismo en varias versiones, y se vio inmersa en guerras entre los reinos, tal vez similar a las de México, lo que parece sugerir que la historia de la humanidad es la historia de las guerras. Hipotéticamente podríamos sugerir que si los españoles no hubieran destruido los templos originarios se hubieran desarrollado más sus religiones.
Asia fue invadido y colonizado, de especial atención es la invasión francesa del siglo XIX cuyo desenlace fue la guerra de Viet Nam y el bombardeo masivo por parte de Estados Unidos del que siguen sufriendo tres generaciones después, ya sea por el impacto ambiental del agente naranja o las bombas no explotadas o las minas plantadas para destruir o producir invalidez. Hay gente que no puede trabajar su tierra por temor a que le explote una bomba.
China logró derrotar a los invasores de su patio trasero y hoy dos países comunistas (Laos, Viet Nam) parecen seguir el modelo chino de poder comunista con apertura capitalista, aunque Laos va más lento. El tipo de construcción que se ve en Ho Chih Min muestra una ciudad desigual con vivienda de súper lujo frente a zonas de ingreso muy modesto. China invierte como en muchas partes del mundo en infraestructura, como el tren rápido en Laos donde el 80% es inversión china y el 20% de inversión laosiana es con un préstamo de China. Estados Unidos intenta volver a la zona (Biden acaba de visitar Viet Nam) pero los chinos parecen estar consolidados.
Camboya y Tailandia son repúblicas monárquicas que parecen descansar sobre estructuras de poder estables de fuerte inspiración religiosa, especialmente budista. Camboya tuvo el mismo primer ministro desde 1985 que renunció en 2023 para que su hijo asumiera el puesto. En ese país un monje budista y maestro se unió al partido comunista y al llegar al poder llevó a cabo un genocidio que provocó que todos los camboyanos tengan algún pariente asesinado o desaparecido bajo la gestión de Pol Pot, perdieron más de 2 millones de personas. La tortura y eliminación sistemática es horrorosa.
Aunque al parecer el número de monjes declina, sus escuelas son cruciales para la educación porque muchas familias envían a sus hijos ya sea por cuestión económica o religiosa a los monasterios, que son sostenidos por la comunidad; todas las mañana los monjes caminan por las comunidades para recibir el desayuno que consiste de arroz, más tarde algunas familias les llevan comida.
Aunque mi contacto social fue limitado, escuche quejas sobre libertad de expresión, de hecho antes de viajar me alertaron que no me atreviera a criticar al rey en Tailandia.
A reserva de estudiar a detalle a los sistemas políticos, parece existir una fuerte conexión y comunicación entre el budismo y la política. El primer presidente de Laos comunista era budista y miembro de la familia real. Una combinación que cuestiona ciertos principios teóricos marxistas.
En Viet Nam me llamó la atención de que se culpara a los comunistas por el desastre y hambruna causado por la guerra con Estados Unidos, quien arrasó los arrozales con napalm; aún teniendo enfrente los más de 3 millones de muertos ahora se le ve como un aliado. En Laos con gusto me llevaron al restaurante donde Obama se tomó el jugo de un coco y ofreció una decenas de millones de dólares para aliviar el enorme daño causado. Ahora Biden continúa la postura de seguir metiéndose al patio trasero de China al ofrecer migajas en lugar de asumir la reparación de los países que destruyeron.
Los cientos de millones de toneladas que arrojaron sobre Laos, Camboya y Viet Nam opacan con mucho a la barbarie de Guernica, necesitan los asiáticos un Picaso que universalice la masacre.
El sureste asiático se abrió al turismo, la visas se consiguen en línea y los procesos de entrada y salida son sencillos. Saben que necesitan dinero de afuera y te sonríen al llegar.
No fui a playas porque el viaje era para recorrer templos e historia, pero la zona invita a regresar.