El ex gobernador de Oaxaca y líder de la corriente priista “Democracia Interna”, Ulises Ruiz Ortiz, impugnó las listas de candidaturas plurinominales de su partido, el Revolucionario Institucional (PRI), a las diputaciones federales.
Ayer por la tarde presumió en redes sociales el escrito presentado ante instancia interna para ser resuelto por la Comisión Nacional de Justicia Partidaria, la cual seguramente le negará la razón, y no porque no la tenga, sino porque generalmente este tipo de órganos caminan de la mano con la dirigencia.
Así suele ocurrir en partidos disciplinados como el PRI, no así en otros institutos políticos donde la instancia de justicia intrapartidaria actúa con independencia. Incluso, hay partidos cuyos militantes abusan de la instancia jurisdiccional como son los casos del PRD y Morena, por ejemplo.
Para que la Comisión Nacional de Justicia Partidaria dé la razón a Ulises Ruiz o a cualquier militante que haya impugnado las listas plurinominales, es necesario probar jurídicamente la existencia de violaciones a principios constitucionales, legales, estatutarios; al procedimiento de designación, a los derechos de la militancia, a los estatutos, etc.
O sea, no basta con decir que las hubo.
Habría que ver qué impugnó y como lo impugnó. De entrada, revisar si presentó su recurso interno en tiempo y forma; él dice que sí.
El camino no es corto.
Seguramente le espera un recorrido por toda la cadena impugnativa hasta recurrir ante la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), donde puede que le den la razón, aunque depende de su impugnación.
Mmm…¿impugnaría listas completas? ¿Las candidaturas en paquete o una por una?
Independientemente de las razones jurídicas que pueda tener, Ulises Ruiz en parte tiene razón política, al igual que la militancia disgustada con las listas de candidaturas pluris a las diputaciones federales, con sus excepciones.
Listas donde seguramente molestan menos las candidaturas externas, que las candidaturas asignadas a júniors, cuyo único mérito es ser descendiente de cuadros priistas que por años se han beneficiado del PRI. Por ejemplo, Emilio Gamboa.
O las candidaturas seguras asignadas a medio Comité Ejecutivo Nacional, empezando por Alejandro Moreno Cárdenas (“Alito”), quien además colocó a su sucesor en la gubernatura de Campeche cuando él se separo del cargo para buscar la dirigencia del partido.
Bien ha dicho la ex diputada Lorena Beau Regard: “No se puede utilizar un cargo para beneficiarse uno mismo; son decisiones que lastiman al priismo. Como es posible que la dirigencia en pleno está en los primeros lugares, esa es una inmoralidad…”
En fin, cabría preguntar si Ulises Ruiz Ortiz no hubiera hecho lo mismo de haber llegado a la dirigencia nacional del PRI. Porque una cosa es prometer, y la otra es cumplir; “Alito” también prometió democracia interna, y ya ven.
POR LA DEMOCRATIZACIÓN DEL PRI
Si el longevo Revolucionario Institucional consigue mantener el registro como partido político nacional, una de las tareas de la militancia será ir en serio por la democratización interna, salvo que deseen ser marginados en otra elección o ver como el PRI se reduce a la nada política.
Quizá el priismo necesita una rebelión interna urgente.
¿Qué más pueden perder los priistas? Nada. Lo que no tiene la cúpula, lo acaparó Morena. Entonces, tras la elección de junio próximo, llegó la hora de tomar decisiones.
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