Realmente es un gran reto para la oposición a este gobierno que tenemos el administrar la gran fuerza que representa la participación de la ciudadanía que no pertenece en su inmensa mayoría a los partidos políticos que integrarán una opción de coalición de gobierno.
Anteriormente, los partidos políticos que usaban sus bastas o estrechas militancias hacían campañas y los ciudadanos acudían el día de la jornada electoral a emitir su voto.
Pero ahora, nos enfrentamos a un nuevo paradigma político; la ciudadanía forma parte protagónica de la campaña en sí, junto con los partidos políticos. Esta situación, nunca vista, hace que la organización de esta campaña venidera se enfrente con situaciones inéditas.
El ser humano, y más cuando se encuentra inmerso en un escenario especial no explorado, tiende a acomodarse de conformidad con sus intereses, posibilidades, pasiones e instintos, en un sinnúmero de opciones de participación. El distingo entre “políticos” y “ciudadanos” se vuelve difícil de definir, por lo que muchos ciudadanos que tienen toda la vida dedicados a la política ahora se autodenominan como “ciudadanos”, y algunos ciudadanos que nunca han realizado actividades “políticas”, y ahora todo el día las realizan, también se nombran como “ciudadanos”. Como si hacer política fuera algo malo en sí mismo, todo mundo se quiere alejar de que se le endigle el adjetivo de “político”.
En el Frente Amplio por México, los tres partidos que lo integran, PAN, PRI y PRD, voluntariamente agregaron a la sociedad civil, representada por Unid@s, con la conducción de la persona elegida al efecto, la Senadora Xóchitl Gálvez, a la coordinación de la futura campaña a partir del 20 de noviembre, cuando el FAM desaparezca y se convierta en una coalición electoral conformada por los partidos citados.
Así, en los estados y en la Ciudad de México, se conformarán consejos integrados por los partidos de oposición y los ciudadanos que apoyan a Xóchitl, siendo la parte ciudadana de dichos consejos.
De esta manera, los partidos llevarán a cabo sus actividades tradicionales de campaña y la ciudadanía apartidista las suyas, alineados a una estrategia que se adecuará a la campaña nacional pero se ajustará a los circunstancias locales, siendo que cada consejo estatal fijará las líneas generales de campaña y los partidos la ejecutarán dentro de su particular visión y los ciudadanos que apoyan a Xóchitl bajo las metodologías que desarrollen.
Sí, esto es un gran reto, pero creemos que se desarrollarán sinergias novedosas que pueden detonar una fuerte participación ciudadana que convertirá a los electores en participes de las campañas y no en simples observadores, como tradicionalmente lo han sido.
Ya no podemos en México concebir a la política como algo de los “políticos”. Ahora debemos visualizar a la política como lo que realmente es: la conducción de los ciudadanos a realizar acciones que impulsen al gobierno hacia la generación de políticas públicas dirigidas a la obtención del bien común.
Así, el nuevo gobierno que tendremos en México ya no será coto de poder de los políticos tradicionales, sino será el poder de los ciudadanos para su propio beneficio en donde la rendición de cuentas de los servidores públicos será la norma, existiendo una constante vinculación con la ciudadanía, a través de sistemas de Gobierno Abierto, utilizando los múltiples recursos que nos da la tecnología de la información.
Con ello, nunca más tendremos un gobierno de un solo hombre, que se dedica a destruir las instituciones que nos hemos dado para controlar los abusos de poder, que desea desaparecer al Poder Judicial como lo ha concebido la constitución de 1917, reformada para darle aún mayor independencia del Poder Ejecutivo, y en donde las futuras selecciones de candidaturas al Poder Legislativo participen los ciudadanos directamente en los partidos políticos de su elección, sin que sean militantes de ellos, a través del sistema de elecciones primarias, existiendo segunda vuelta en la elección presidencial para evitar a los partidos esquiroles.