SAMUEL, EL BORBÓN

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La Inteligencia Artificial tiene todas las respuestas y nos otorga alternativas
concretas para el análisis de la historia y del presente: “La dinastía Borbón es
una rama de la familia de los Capetos, que se originó en Francia en el siglo
XIII. Los Borbones han reinado en varios países de Europa, como Francia,
España, Navarra, Sicilia, Nápoles y Luxemburgo. La rama española de los
Borbones se inició con Felipe V, que fue proclamado rey de España en 1700
tras la muerte sin descendencia de Carlos II, el último rey de la Casa de
Austria. La llegada de los Borbones a España supuso el inicio de la guerra de
sucesión española, que enfrentó a los partidarios de Felipe V con los del
archiduque Carlos de Austria, otro pretendiente al trono español. La guerra
terminó con el Tratado de Utrech.”
Los Borbones actuales son consecuencia de relaciones incestuosas basadas
en el interés último de mantener el poder para ellos mismos. Esto es causa de
deformaciones físicas, como el prognatismo y de una serie de incapacidades
intelectuales y taras que se desarrollan a raíz de estas conductas.

El nuevo Nuevo León tiene hoy cuatro gobernadores: uno el secretario general
de Gobierno, nombrado por el Rey Samuel, segundo el designado por la
Cámara de Diputados hace unas semanas, el tercero el actual gobernador
según nombramiento del Congreso en su última sesión, realizada ante una
turba de amigos del gobernador, que intentó bloquear el evento y
aparentemente, hoy les ha nacido de nuevo Samuel García, quien renunció a la
candidatura presidencial y se convierte en gobernador sustituto de él mismo.
Extraña figura jurídica.

Esta situación, descompone, desde luego, un gobierno de esperanzas,
presumido bajo el lema “El Nuevo Nuevo León”. El gobernador entrante y el
saliente, que son el mismo, se ridiculiza ante un espejo, genera un conflicto que
será difícil de sanar, saca de la jugada al partido de Dante Delgado -aquel

chalán del asesino Gutiérrez Barrios y ex presidiario en Veracruz cuando
gobernó su entidad-.

Hoy Samuel no es candidatos, sus votos (según decía iba en segundo lugar) se
irán a la basura, y tampoco es ya gobernador, porque su imagen y actuación lo
alejan de la vida pública. Tiró al basurero de la historia su vida política como
gobernador de su estado, donde El Bronco gobernador también había
renunciado para hacer otro ridículo como aspirante a la Primera Magistratura
de la nación.

El Nuevo Nuevo León es un gran estado que pareciera un país completo: por
su potencialidad, su gente trabajadora, por la defensa que han hecho a la
imposición Samuelista. Para ellos nuestro respeto, pero no podemos callar el
hecho de que equivocaron su voto. A don Manuel López Obrador, mi amigo
presidente, no le conviene meterse en este escándalo que demerita su
investidura. Debería, más bien, estar ahorrando y acumulando imagen para su
pronto retiro del gobierno. ¿Para qué llenarse de lodo cuando la Patria necesita
símbolos y él puede ser uno de ellos?

Esta crisis política ya no es sólo del Nuevo Nuevo León. Es nacional, y define
en los estados que quien mandata es el congreso local, no el ejecutivo federal,
ni gobernadores de plastilina como es el caso de Samuel García cuyo
prognatismo y actitudes de reyezuelo, nos hacen recordar a los Borbones.

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