“…No queremos reconciliarnos con la corrupción y los privilegios. Regresar al pasado no es opción. La grandeza de México está en nuestro pueblo, cultura e historia. Estoy orgullosa de ser parte de la transformación…”
El PRI y el PAN, se entiende, representan ese pasado.
Entonces, ¿por qué ella ‘suma’ a ex priistas y a ex panistas a su equipo de precampaña? ¿Por qué Morena está ‘sumando’ desprendimientos de tales partidos políticos tanto en el ámbito nacional como en las entidades federativas?
¿No es incongruente?
¿Qué caso tiene que gane Morena si personajes del ‘pasado’ formarán parte del próximo gobierno guinda? Porque Claudia Sheinbaum los va a incorporar en su gabinete legal o ampliado. Ni modo que tan pronto gane, los bote.
Parece que Morena y su precandidata presidencial aplican a la letra la frase “en la guerra y en el amor todo se vale”. Entonces para la cúpula morenista se vale ‘sumar’ a todo desprendimiento de la oposición en el actual proceso electoral para las elecciones del 2024, sobre todo a ex priistas y ex panistas.
‘Suma’ que se ve como una estrategia para terminar de desarticular al PRI y al PAN con el propósito de ganar todo: Presidencia de la República, la mayoría calificada en las cámaras del Congreso de la Unión, las ocho gubernaturas, la jefatura de gobierno de la Ciudad de México, la mayoría de los congresos locales, presidencias municipales y alcaldías.
Pero en primerísimo lugar la presidencia y la mayoría calificada legislativa federal. Ésta es vital para concretar los proyectos de la “Cuarta Transformación”.
Una desarticulación llevada al grado de la desaparición del PRI y del PAN, y del paso al PRD, con la pérdida del registro como partidos políticos nacionales. O mínimamente provocar la estrepitosa derrota de esta oposición de modo tal que obtenga el menor número de diputaciones y senadurías que no representen riesgo legislativo para Morena.
En fin, Morena está en su papel de partido en el poder buscando el ‘carro completo’ o ‘cuasi completo. Allá los ex priistas y ex panistas que se suman a cambio de impunidad o por convicción. Al fin que como toda la ciudadanía mexicana tienen el legítimo derecho de participar en política, y, además, el derecho a la libre afiliación.
El problema es el mensaje que Morena y Claudia Sheinbaum mandan a la ciudadanía con la suma de ex priistas y ex panistas, sobre todo de cuestionable trayectoria política.
No hay congruencia entre lo que dicen y hacen, entre lo que ofrecen y lo que ya perfilan.
¿SUMAN O RESTAN?
Morena y su precandidata presidencial Claudia Sheinbaum van en una desenfrenada “suma” de ex priistas y ex panistas, sin aplicar derecho de admisión y sin detenerse a valorar si las adhesiones suman o restan.
Porque hay ‘sumas’ que restan. Por ejemplo, ex gobernadores. Que si se ‘suman’ es porque algo deben o algo temen en torno a la administración pública que encabezaron, con sus honrosas excepciones. Representan la “corrupción y los privilegios”, vicios con los cuales Claudia sugiere la no reconciliación.
Entonces, ¿por qué ella sí se reconcilia?
Y miren, esas ‘sumas’ son irreales.
Primero porque es incierto si los personajes provenientes del PRI y del PAN en verdad se suman a Claudia Sheinbaum y a Morena, o es un paso momentáneo mientras obtienen impunidad o un cargo y después se irán con mejor postor.
Segundo, porque es incierto que la ‘suma’ de un personaje, provoque la suma de la militancia opositora en cascada.
La suma de ex priistas y ex panistas (con sus salvedades) es para tener presente el pensamiento de Simón Bolívar: “El traidor no es confiable en ninguno de los bandos, la lealtad es admirada hasta por el enemigo.”
¿Y QUÉ DICE LA IZQUIERDA, IZQUIERDA?
Sí, ¿qué dice la militancia de izquierda pura de la incorporación de ex priistas y ex panistas a la precandidatura de Claudia Sheinbaum y a Morena?
Tantos años, tanta sangre derramada, para llegar al poder. Y ahora, abren la puerta para que entren aquellos a quienes quitaron
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