El reparto es ya un modus operandi del PAN, y de otros partidos…

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El reparto de demarcaciones electorales, candidaturas y dependencias de gobierno no es práctica nueva en el PAN, ni exclusiva de su actual dirigente nacional Marko Cortés Mendoza. Algo similar al acuerdo de Coahuila, ocurrió en Oaxaca cuando en el 2010 llegó a la gubernatura Gabino Cué Monteagudo, quien rompió la hegemonía priista en este estado.

Cué se vio obligado a repartir las secretarías de su gabinete entre los partidos políticos que en coalición lo postularon a la gubernatura: PAN, PRD, PT y el entonces Convergencia.

Por ejemplo, al PAN le dio las secretarías de la Contraloría, de Turismo y de Transporte, más algunas subsecretarías y direcciones; al PRD, le dio las secretaría de Desarrollo Agropecuario y Desarrollo Social, y la Subsecretaría de Gobierno y Desarrollo Político; a Convergencia la Secretaría de Seguridad Pública, y para el PT creó la Secretaría del Trabajo y le concedió la Oficina de la Gubernatura.

Hasta al Panal le tocó, y una muy buena posición porque la candidata panalista declinó a favor de Cué previo a la jornada electoral. El gobernador electo le dio nada menos y nada más que la Secretaría General de Gobierno.

Incluso tocó ‘rebanada’ de gabinete a priistas que contribuyeron a la derrota de su partido, el Revolucionario Institucional, y al triunfo de la coalición opositora encabezada por Cué.

Gabino fue muy espléndido porque repartió casi todo el gabinete legal y el ampliado, incluyendo dependencias descentralizadas, colegios, comisiones y fideicomisos; él se quedó solamente con las secretarías de Finanzas, Infraestructuras, Salud y Administración, así como con el Instituto de Educación Pública, entre las más representativas.

Pero el haber repartido y compartido el poder, le costó caro porque terminó con el prestigio por los suelos, pues su gobierno se convirtió prácticamente en una Torre de Babel donde la mayoría de sus colaboradores poco entendían al gobernador, quien por lo mismo no pudo responder a las expectativas de la ciudadanía.

El gran bono ciudadano con el cual llegó al gobierno se redujo a la nada.

Entonces el reparto de dependencias de gobierno es ya un modus operandi del PAN, pero también de diversos partidos políticos cuando van en coalición electoral, que confunden el reparto con el gobierno de coalición. Chequen los gabinetes de los gobernadores, de las gobernadoras, que han llegado postulados por una coalición de partidos políticos.

En Oaxaca se dio. En el gabinete del gobernador Salomón Jara Cruz tienen una posición los partidos políticos que junto con Morena integraron la coalición que lo postuló: PT-PVEM-PUP; al menos los dos primeros: La Secretaría del Trabajo y la Secretaría del Medio Ambiente, respectivamente. Pero quien manda es el gobernador, no al contrario como ocurrió en el gobierno de Cué.

La cuota en el gabinete es el costo por haber figurado en la coalición, aunque hayan aportado poco: De los 696,488 votos obtenidos por la coalición “Juntos Hagamos Historia”, el PT aportó 54,931, el PVEM 21,033, y el partido local Unidad Popular (PUP) 26,494.

Es hasta cierto punto entendible que algo les toque por haberse coaligado para llevar al triunfo a un candidato. Pero de eso, al reparto brutal del gabinete legal y ampliado que se dio en el gobierno de Gabino Cué y el reparto descarado en Coahuila en el gobierno del priista Manolo Jiménez, es demasiada la diferencia.

Imagínense, el presidente nacional del PAN, Marko Cortés exigió al gobernador Manolo Jiménez cumplir el acuerdo firmado con el PRI para ceder a Acción Nacional las secretarías de Infraestructura y Obras Públicas, Medio Ambiente, Turismo, Economía o Cultura; 20 por ciento de las subsecretarías; 20 por ciento de las direcciones de planteles educativos y universidades y seis notarías; además de poner candidaturas a presidencias municipales y dos diputaciones federales para las elecciones del 2024.

Y todavía Marko Cortés, quien tuvo la osadía de publicar el acuerdo en redes sociales, se ufana de tratarse de un acuerdo transparente; el cual, por cierto, ha llenado de vergüenza y enojo a diversos panistas, así como a la candidata presidencial del PAN-PRI-PRD, Xóchitl Gálvez Ruiz, a quien afecta el escándalo por el acuerdito.

La verdad pide mucho el PAN para los votos que aportó en la elección de la gubernatura de Coahuila que ganó Manolo Jiménez, quien obtuvo 741,731 votos, de los cuales 616,466 aportó el PRI; 89,473 el PAN y el PRD 35,792.

REPARTO DE CANDIDATURAS 

En cuanto al reparto de demarcaciones electorales y candidaturas, pues es una praxis de los partidos políticos por la propia naturaleza de la coalición. O sea, compiten juntos para ganar cargos populares en los cuales postulan candidaturas de los partidos coaligados según el grado de competitividad de los partidos o de las y los candidatos.

Lo malo es que los partidos encarecen mucho su participación en la coalición, pidiendo más posiciones de las correspondientes en proporción al tamaño de su fuerza electoral medible en los votos obtenidos en la última elección.

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