Una marcha sin la acción efectiva de los votos, no sirve

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*.-La actual oposición, culpable de la llegada de AMLO

*.-El activismo de Lorenzo, da la razón a López Obrador.

 

La ciudadanía mexicana inconforme, descontenta, con el presidente Andrés Manuel López Obrador nuevamente mostró músculo en la marcha-concentración de la Ciudad de México, replicada en distintos lugares del interior del país.

Que llevada a cabo en la víspera del inicio de las campañas electorales y a tres meses de la jornada electoral del próximo 2 de junio, tiene cierto matiz de proselitismo en contra de la continuidad de la llamada “Cuarta Transformación” del país que inició con AMLO.

Un proselitismo basado en ‘pegarle’ al presidente López Obrador, independientemente de la creencia democrática de ciudadanas, de ciudadanos de buena fe que participaron en la marcha-concentración en la capital del país y en otros lugares.

Pegarle a AMLO es pegarle a las candidaturas de la “Cuarta Transformación”, especialmente a la presidenciable de la coalición “Sigamos haciendo historia”, Claudia Sheinbaum, con el propósito de influir en el ánimo del electorado y provocar el voto en su contra.

Ir en contra del presidente López Obrador es ir en contra de las amenazas que él representa: Un Congreso de la Unión controlado por Morena, la continuidad de su gobierno en la persona de Claudia, y una herencia de reformas para dominar al Poder Judicial, los órganos electorales y hasta a los partidos políticos minoritarios.

Eso según parece.

El último paquete de iniciativas de reformas constitucionales y la acusación de que en el 2018 su campaña presidencial fue financiada por el narcotráfico, han sido la puntilla del descontento hacia el presidente López Obrador. O el pretexto, como quiere verse, para intentar cerrarle el paso a la “regresión autoritaria”, como han calificado a este sexenio.

En fin, la catarsis cívica ya se llevó a cabo, hayan o no influido los partidos de oposición y poderes fácticos. En todo caso la injerencia de la oposición es válida en la búsqueda del poder.

Como sea, aquí hay dos condiciones importantes para “no destruir la democracia”, demanda de la marcha:

Una: Que la ciudadanía inconforme, descontenta, la que participó en la marcha y más, abarrote las urnas electorales el próximo dos de junio. Porque una marcha sin la acción efectiva de los votos, no sirve.

Dos: Que esa misma ciudadanía exija a los partidos políticos de oposición cumplir a cabalidad su papel de contrapeso, porque a éstos se les olvida cuando hacen sus acuerdos per se o vía sus legisladores. Ahí está el PRI que respaldó alargar las labores del Ejército en materia de seguridad hasta 2028.

Y que los partidos de oposición cumplan con la democracia interna, en la elección de sus dirigencias en todos los órdenes y de sus candidaturas a cargos de elección popular. La falta de democracia interna ha alentado los cacicazgos autoritarios en las dirigencias partidistas; el PRI, el PAN y el PRD son muestra de ello.

Cacicazgos que imponen candidaturas para integrar el Congreso de la Unión, que ya en el cargo obedecen a quien los puso y terminan respaldando iniciativas presidenciales.

Pregunta: ¿Quién tiene la culpa de que AMLO haya llegado a la Presidencia de la República? La actual oposición, principalmente el PRI y el PAN por su incapacidad de retener el poder expresada en sus pésimos ejercicios de gobierno, en sus polémicas candidaturas.

Lo peor de eso a lo que llaman “regresión autoritaria” (AMLO, Morena y demás) es que está permitiendo engrosar sus filas con lo peor del priismo y del panismo. Ahí están los ejemplos de Yucatán y de Alejandro Murat, ex gobernador de Oaxaca.

Vaya, la construcción o destrucción de la democracia no depende de un solo partido político, de una sola persona, de un solo poder.

En fin.

LORENZO CÓRDOVA

 

Ya lo dijo el también ex consejero presidente del INE, Luis Carlos Ugalde: “Una cosa es defender al @INEMexico, otra volverse activista y opositor…”

Y aunque lo dijo en el contexto de la elección de las nuevas consejerías del Instituto Nacional Electoral, le sigue quedando a su homólogo Lorenzo Córdova Vianello.

Está bien que defienda la democracia, las instituciones garantes del voto libre, pero ya no está nada bien ese activismo, incluso con matiz proselitista.

Porque en vez de abonar, da elementos al llamado oficialismo para decir que el Instituto estuvo plagado de consejerías afines al PRI, al PAN, al PRD; y por eso debe cambiarse la forma de elección.

El activismo de Lorenzo le da la razón a AMLO.

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