Ha empezado la fiesta de Pesaj, traducida por algunos como Pascua, aunque no es similar a la pascua cristiana hay quien sugiere que la última cena de Cristo, fue la noche del seder. Durante el seder, la cena ritual, se recuerda la liberación de los hebreos de la esclavitud en Egipto.
La ocasión también se conoce como fiesta de la primavera, de la cosecha y de la libertad. El énfasis sin duda está en el relato de la liberación.
El significado filosófico profundo es que el dios monoteísta de los hebreos se enfrentó y venció al dios egipcio. Este es un adelanto al proceso analizado por Kirsch cuando el dios único mata a todos los dioses en Roma y el cristianismo se convierte en religión oficial.
El relato que se repite cada año en el seder muestra el papel predominante de dios, que derrota al faraón que era un dios viviente y que es castigado por no dejar salir a los hijos del pueblo elegido. Ambos dioses controlan la naturaleza, pero el dios (Yaveh) lanza plagas para convencer al faraón de dejar salir a su pueblo, inclusive hasta llega a matar a los primogénitos, situación ante la cual el faraón se rinde; posteriormente parte las aguas del mar para que pasen los hebreos y se ahoguen los egipcios. De ese episodio viene el nombre hebreo, que quiere decir el que viene del otro lado del mar, ese mismo pueblo cambiará de nombre, cuando asentados en la tierra de Canaán, la tribu de Juda se impone sobre las demás tribus y crea el reino de Juda, de ahí la palabra judío.
En el centro de la narración está la esclavitud, el haberse liberado y cumplir con la obligación de recordarlo, porque todavía hoy existe la esclavitud. En nuestros días se sigue esclavizando y vendiendo gente, ya sea los secuestros masivos en África, la trata de personas, o como el 7 de octubre cuando gazatíes atraparon judíos en Israel para vendérselos a los grupos terroristas en Gaza.
La ortodoxia judía establece reglas dietéticas para la fiesta que dura siete días. Por un lado se come solamente pan ácimo, que es una suerte de galleta sin levadura, que es lo que comieron los hebreos en el desierto. Este pan no se descompone, lo que era necesario si se atravesaría el desierto, y al acabarse el dios proveyó.
La travesía del desierto duró cuarenta años, y sobre esto hay muchos chistes, como por ejemplo, que como los hombres no piden direcciones, Moisés estuvo dando vueltas 40 años. Una explicación más formal, considera que la voluntad de dios era que no entrara a la tierra prometida nadie que hubiera conocido la esclavitud y ni siquiera Moisés entró.
El nuevo renacer debía construirse con seres libres. Nadie que hubiera vivido la experiencia esclavizadora y conocido otros dioses podía entrar, pero al mismo tiempo en nuestros días, todos deben recordar que algún día fuimos esclavos y logramos la libertad gracias a dios. Para marcar la diferencia ahora comemos una cena opípara, lo que refuerza el contraste entre lo magro de la existencia como esclavos y la bonanza que se logra en libertad.
Durante la cena se lee la hagada donde se relata la epopeya que libera a los hebreos, pero también algunas de las discusiones rabínicas sobre los muchos símbolos presentes; en un mismo espacio se lee partes dramáticas y se canta, de tal manera que se rompa el sufrimiento, porque debes pensar como si tu mismo hubieras sufrido la esclavitud y hubieras salido de Egipto, así vives la dicotomía de pensar como esclavo y libre a la vez, porque toda libertad tiene algún limite. Aún en los campos de concentración nazis se celebraba el Pesaj.
Cada año se deja una copa de vino llena para el profeta Elías quien pasará a beber un sorbo, el culminó la obra de derrotar al dios Baal y el vino metafóricamente consiste en la unión del pueblo con dios.
Pesaj reafirma la centralidad de Jerusalén para los judíos, ya que para terminar la ceremonia se canta que el año entrante celebraremos el Pesaj allá.
Este año las familias judías dejarán una silla vacía en la mesa, para recordar la tristeza de los rehenes atrapados por Hamas que sufren una suerte de esclavitud.